"Se creyó lo de los pobres y su Reino", afirma José Luis Ferrando "El día del Juicio Final, muchos se levantarán para dar testimonio de la obra realizada por Nicolás Castellanos"
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Hablaba con tal entusiasmo que resultaba absolutamente convincente, ya que denotaba que estaba convencido de todo lo que hacía y proponía. Comentaba hasta los mínimos detalles de cada proyecto, se notaba que los llevaba en la cabeza, porque antes los había pasado por su corazón
Nicolás defendía con toda libertad sus propuestas, porque tenía bien claro que era la causa de los más pobres lo que estaba en juego, y a los que quería devolverles la dignidad
Nicolás era un gran conversador. Compartir la mesa con el era pasar no sólo un momento muy agradable, sino aprender de la Historia de la Iglesia Española, en la que había tenido distintas responsabilidades y de la actualidad de Bolivia, en don se encontraba muy incardinado a todos los niveles.
Su obra, sin duda, continuará, ya que sus raíces son auténticamente evangélicas. El día del Juicio Final, como nos recuerda el evangelio de Mateo 25, muchos se levantarán para dar testimonio de la obra realizada por Nicolás Castellanos
Nicolás era un gran conversador. Compartir la mesa con el era pasar no sólo un momento muy agradable, sino aprender de la Historia de la Iglesia Española, en la que había tenido distintas responsabilidades y de la actualidad de Bolivia, en don se encontraba muy incardinado a todos los niveles.
Su obra, sin duda, continuará, ya que sus raíces son auténticamente evangélicas. El día del Juicio Final, como nos recuerda el evangelio de Mateo 25, muchos se levantarán para dar testimonio de la obra realizada por Nicolás Castellanos
| José Luis Ferrando Lada
Hace unos 25 años conocí a Nicolás Castellanos. En aquellos momentos, un servidor, tenía unas ciertas responsabilidades en el área de cooperación internacional. Me lo presentaron las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada (Clara, María Luisa y Angela), que gestionaban dos ONGD (Petjades y Ecosol). Evidentemente, Nicolás andaba buscando financiación para sus proyectos en Bolivia, en donde se instaló en 1992 en la Archidiócesis de Santa Cruz.
Allí puso en marcha el Plan Tres Mil y donde funda el proyecto Hombres Nuevos. Empezó Nicolás a contar todo lo que hacía e intentaba hacer en aquel proyecto. Hablaba con tal entusiasmo que resultaba absolutamente convincente, ya que denotaba que estaba convencido de todo lo que hacía y proponía. Comentaba hasta los mínimos detalles de cada proyecto, se notaba que los llevaba en la cabeza, porque antes los había pasado por su corazón.
Nicolás defendía con toda libertad sus propuestas, porque tenía bien claro que era la causa de los más pobres lo que estaba en juego, y a los que quería devolverles la dignidad. Todavía me recordaban las Hermanas Franciscanas un viaje que hicieron en Bolivia con Nicolás, en un pequeño hidroavión, para visitar unas tribus en la selva profunda, e intentar buscar humanizar la vida de aquellas tribus indígenas. El miedo que pasaron durante el viaje y a la búsqueda da de lo desconocido, pero la serenidad de Nicolás les consolaba.
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Después de trece años de obispo de Palencia realizó el gesto profético de marchar como misionero para dedicarse por entero a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad. Un gesto profético evangélico que era el mejor aval de sus proyectos. Libremente había renunciado a los oropeles episcopales para volver empezar de nuevo en su vida desde la sencillez y la pobreza. Este gesto coherente fue muy apreciado por la Iglesia y sociedad españolas. Por eso fue merecedor de numerosos premios, que el los miraba en función de sus pobres.
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Nicolás era un gran conversador. Compartir la mesa con el era pasar no sólo un momento muy agradable, sino aprender de la Historia de la Iglesia Española, en la que había tenido distintas responsabilidades y de la actualidad de Bolivia, en don se encontraba muy incardinado a todos los niveles. Hicimos una buena amistad, y periódicamente durante años, me comentaba cómo iban las cosas en sus proyectos. Por eso me atreví a pedirle que hiera el prólogo de mi libro “Crónicas de la solidaridad”. Aceptó gustosamente.
Su obra, sin duda, continuará, ya que sus raíces son auténticamente evangélicas. El día del Juicio Final, como nos recuerda el evangelio de Mateo 25, muchos se levantarán para dar testimonio de la obra realizada por Nicolás Castellanos. Descanse en paz este buen servidor del Reino de Dios, reino de los más pobres y desfavorecidos.
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