"La pederastia en general es un mal terrible, pero la eclesial es mortal" ¿Está reñida la aparente santidad con la pederastia?
"La Iglesia lamentablemente a lo largo de la historia, ha gestionado mal y sigue haciéndolo el tema de la sexualidad"
"La lista de personajes eclesiásticos pederastas no pensemos que son demonios con cuernos. Estoy convencido que la mayoría de ellos son personajes de reconocido prestigio en muchos campos, pero que malviven ese oscuro mundo de la pederastia"
"Si no se aborda a fondo la formación en los Seminarios sobre estas cuestiones de la sexualidad, seguiremos encontrándonos con personajes siniestros que encuentran en la Iglesia un camino para desarrollar esa maldita perversión"
"Si no se aborda a fondo la formación en los Seminarios sobre estas cuestiones de la sexualidad, seguiremos encontrándonos con personajes siniestros que encuentran en la Iglesia un camino para desarrollar esa maldita perversión"
La Iglesia lamentablemente a lo largo de la historia, ha gestionado mal y sigue haciéndolo el tema de la sexualidad. La posible coherencia moral ha sido nefasta desde el punto de vista pastoral y personal. Y no se escarmienta, mientras tanto los pastores sensatos y prudentes tienen que relativizar y paliar la importancia de esta cuestión para la vida cristiana.
Es evidente que la mayoría de los cristianos pasan olímpicamente de las propuesta de la moral sexual de la Iglesia. Y los jóvenes ni las reconocen. El adónde iremos a parar de hace unos años, que clamaban ciertas voces, es ya una realidad. Tan sólo asomándose a la ventana de las familias seriamente se puede percibir. No estamos en Sodoma y Gomorra, que vaticinaban algunas voces eclesiales. Estamos donde estamos y la valoración de esta situación en el mundo de la sexualidad, ya no es única y monolítica, sino plural incluida en el ámbito eclesial.
Hace unos días estallaba de nuevo el caso del Abbé Pierre, personaje muy conocida y admirado en su tiempo en Francia y en todo el mundo por su compromiso con los pobres. La lista de personajes eclesiásticos pederastas no pensemos que son demonios con cuernos. Estoy convencido que la mayoría de ellos son personajes de reconocido prestigio en muchos campos, pero que malviven ese oscuro mundo de la pederastia. Incluso me atrevería a decir que, como el Abbé Pierre, están revestidos aparentemente de una santidad reconocida. Nos remitimos a tantos casos conocidos.
Sin duda son víctimas de sí mismos y también del ambiente educativo eclesial, lo que evidentemente no les exime de una responsabilidad personal clara a todos los niveles. Ninguna víctima podrá olvidar nunca sus tropelías, cometidas sin duda aprovechándose de su reconocida personalidad en cualquier ámbito. La pederastia en general es un mal terrible, pero la eclesial es mortal, ya que bajo capa del “hombre de Dios” se aprovecha de la inocencia de unos seres absolutamente indefensos.
Pero tampoco podemos olvidar que el pederasta, justamente por ser víctima de sí mismo ha aprendido a convivir, probablemente de manera conflictiva, con su sexualidad. Y que la educación recibida absolutamente represiva y represora no le ha exonerado de sus tendencias, sino que las ha potenciado. Seguramente ha integrado esa perversión en el bucle del sacramento de la penitencia, devaluándolo lamentablemente. Y le ha llevado a vivir una amargura profunda, que no ha sabido gestionarla desde la transparencia y la sinceridad, sino desde el oscurantismo y la esclavitud.
La Iglesia tiene una doble culpa en este campo de la pederastia. Por un lado, la Iglesia sigue manteniendo unos postulados en el área de la sexualidad, al margen de la antropología y psicología actuales. Y no digamos hace setenta años. Y por otro lado, haber ignorado este problema durante muchos años, olvidándose de muchas víctimas de personajes de su plantilla. Individuos, no aparentemente malvados, sino llenos de reconocimientos por todas partes.
A pesar de que el Papa Francisco está trabajando mucho en este tema, si no se aborda a fondo la formación en los Seminarios sobre estas cuestiones de la sexualidad, seguiremos encontrándonos con personajes siniestros que encuentran en la Iglesia un camino para desarrollar esa maldita perversión y dobles vidas truncadas, que al final se convierten en infelicidad profunda. Lamentablemente la santidad de muchos eclesiásticos convive con excesivas incoherencias en el ámbito, más o menos aceptado o integrado del celibato.
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