En María brilla “la gracia en la cual nos encontramos” (Rm 5,2) Llena de gracia = llena de Amor (Inmaculada Concepción de María (2ª lect. 08.12.2023)

Hágase en nosotros tu Amor, Señor

Comentario: “nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo” (Ef 1,3-6.11-12)

Leemos dos fragmentos del canto de bendición entre el saludo y el cuerpo de la carta (1, 3-14). Himno litúrgico, que los primeros cristianos cantaban en sus celebraciones. Aún hoy en las Vísperas comunes de María Virgen, apóstoles, vírgenes, doctores..., lo recitamos. Aparece la obra trinitaria: el Padre concibe y planea, el Hijo realiza, el Espíritu consuma.

El primer fragmento leído (1, 3-6) se inicia deseando que “benditosea  (“se diga bien”) Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo” (v. 3a). Bendición ascendente a Dios, a quien identifica con el “Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Bendición motivada por la previa bendición descendente: “nos ha bendecidoen Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos” (v. 3b). “En Cristo” es una fórmula que expresa lo que significa ser cristiano: estar vitalmente vinculados con Cristo. En él “Dios Padre nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales”. 

Los versículos siguientes concretan los hechos que incluye esa bendición: a) “Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor” (v. 4).; b) “Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos” (v. 5); c) “para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado” (v. 6). Es una síntesis del ser cristiano: el Padre de Jesús nos ha elegido desde siempre a ser como él de buenos, a vivir su amor; nos ha hecho sus hijos, dándonos el mismo Espíritu de Jesús, que vivió de su amor como himno de su gloria.

Conviene leer los versículos 7-10, la obra del Hijo, que nos afecta: “En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados, conforme a la riqueza de la gracia que en su sabiduría y prudencia ha derrochado sobre nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad: el plan que había proyectado realizar por Cristo, en la plenitud de los tiempos: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra” (Ef 1,7-10).

La obra del Hijo es nuestra herencia: “En él hemos heredado también los que ya estábamos destinados por decisión del que lo hace todo según su voluntad” (v. 11). “Hemos heredado” (eklerózemen) puede traducirse por “hemos sido hechos clero”, suerte, pueblo, de Dios. En esta época todo cristiano se sentía “clero”,  pueblo de Dios. Con el tiempo, el pueblo queda marginado. Los ministerios se hacen “clero”, se han reservado lo que era común, hasta el sacerdocio único de Jesús lo han hecho propio. Hay que volver a la verdad primigenia: los bautizados somos el Pueblo, su clero, sacerdocio “para alabanza de su gloria con quienes esperábamos en el Mesías” (v. 12).

El pensamiento de Pablo referido aquí a los judíosllamados a ser cristianos, en los versículos siguientes, no leídos hoy, se dirige a los no judíos, convertidos a la fe de Jesús: “En él también vosotros, después de haber escuchado la palabra de la verdad -el evangelio de vuestra salvación-, creyendo en él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido. Él es la prenda de nuestra herencia, mientras llega la redención del pueblo de su propiedad, para alabanza de su gloria” (Ef 1,13-14). El Espíritu nos libera de esclavitudes, nos habita, ora en nosotros, nos asegura que somos hijos y herederos, nos llena de su Amor... (Rm 8,14-18; Gál 5,1-24).

El dogma de la Inmaculada Concepción de María ha surgido del evangelio de Lucas (1,26-38): “alégrate, llena de gracia”, llena del Amor. Ella creyó en el Amor divino y se confió plenamente a él. María, “por singular gracia y privilegio de Dios” desde siempre tuvo el amor que responde al Amor. Por ello se puso incondicionalmente a disposición de Dios: “hágase en mí según su palabra”. Así se convierte en icono de la Iglesia: creer en el Amor y actuar como el mismo amor con que ha sido amada. María “fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano” (Pío IX. 1854; Denzinger-Hünermann 2803).

Oración: nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo” (Ef 1, 3-6.11-12)

Hoy, Jesús, celebramos el Amor primero:

- hoy oramos al Padre nuestro:

“Oh Dios, que por la concepción inmaculada

de la Virgen María

preparaste a tu Hijo una digna morada,

y en previsión de la muerte de tu Hijo

la preservaste de todo pecado;

Concédenos, por su intercesión, llegar a ti,

limpios de de todas nuestras culpas”.

- hoy confesamos nuestra fe:

“la Beatísima Virgen María fue preservada inmune

de toda mancha de pecado original

en el primer instante de su concepción

por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente,

en atención a los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano”

(Pío IX. 1854; Denzinger-Hünermann 2803).

Como los primeros cristianos cantamos:

 “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en Cristo

con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.

Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo

para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.

Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,

según el beneplácito de su voluntad,

a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido en el Amado”.

Al celebrar la Concepción inmaculada de María:

celebramos el “adviento de Dios” a la humanidad;

en tu persona viene Dios a nuestro mundo;

así responde a los deseos de libertad y de vida de todo corazón;

la concepción de María es “la aurora de tu día”, de tu navidad.

En tu madre, Jesús, se anticipa la salvación de todos:

ella es redimida de antemano gracias a tu vida;

ella es santa desde el inicio de ser,

plasmada nueva criatura por el Espíritu (LG 53, 56).

En ella vemosla gracia en la cual nos encontramos (Rm 5,2):

María, “la llena de gracia”, anuncia la bondad de Dios,

manifestada en tu vida.

“La cohabitación de Joaquín y Ana

queda integrada en la providencia de Dios,

es un gesto de gracia.

La misma carne, espacio y momento de encuentro sexual

del que surge un niño (María),

aparece así como santa.

Al decir que María es Inmaculada,

se está afirmando que en su nacimiento no hay pecado,

que la unión física y humana de Joaquín y de Ana,

con el nacimiento de María, su hija,

pertenece a la providencia de la gracia de Dios.”

(Blog -23.05.08- de X. Pikaza: Santa María de Mayo)

Como a María, el Padre tuyo y nuestro

nos eligió en ti antes de la fundación del mundo

para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor”.

Hágase en nosotros tu Amor, Señor.

Preces de los Fieles (Inmaculada Concepción (08.12.2023))

Como a María, el Padre de Jesúsnos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado” (Ef 1, 4-6). Pidamos aceptar su llamada a vivir en el Amor, como María, diciendo: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por la Iglesia:

- que respete los derechos humanos y los realice en su interior;

- que promueva la santidad de vida, consistente en vivir en Amor.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por las intenciones del Papa (diciembre 2023):

- que “las personas con discapacidad sean el centro de atención social”;

- que “las instituciones promuevan programas de inclusión y participación activa”.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por la paz en nuestras casas:

- que los esposos se respeten y sean ejemplo para sus hijos;

- que las familias más débiles sean ayudadas.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por la educación de los niños:

- que cuidemos sus valores, les ayudemos a ser responsables;

- que sepan ser amigos y respetar a los compañeros de colegio.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por los enfermos, refugiados, sin techo...:

- que les atendamos con respeto y amor desinteresado;

- que tengan afán de superación, ánimo y fortaleza.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por nuestras comunidades cristianas:

- que sean de verdad comunidades de diálogo y trabajo común;

- que permitan realizar los diversos carismas del Espíritu.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

Por esta celebración:

- que sintamos el amor que del Padre manifestado en Cristo;

- que nos dé fuerza y ánimo para ser testigos del Amor en la vida.

Roguemos al Señor: “Hágase en nosotros tu Amor, Señor”.

“Proclama nuestra alma tu grandeza, Señor, y se alegra nuestro espíritu en Dios nuestro salvador...”. Por que como María “hemos sido elegidos antes de la fundación del mundo para ser santos e irreprochables por el Amor”. Hágase en nosotros tu Amor, Señor, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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