“La dignidad humana, la unión fraterna y la libertad, frutos de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y trasfigurados” Queremos ser fieles al ser humano (Domingo 27º TO A 2ª Lect. 08.10.2023)

Los cristianos aman, cultivan, potencian, purifican..., los valores humanos 

Comentario: “vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4,6-9)

Los versículos, leídos hoy (6-9), pueden agruparse en dos apartados (vv. 6-7 y 8-9), cerrados ambos con la misma promesa: “la paz de Dios... custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” y “el Dios de la paz estará con vosotros”.

La primera promesa está ligada a la entrega confiada al reino de Dios:

- “Nada os preocupe”. Es eco del evangelio: “No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir... Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura” (Mt 6, 31ss). El reinado de Dios, del Bien, de la Vida, de la Verdad, del Amor... os realizará a todos.

- “En toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios”. Presentar a Dios nuestros deseos es reconocer su Amor, situación de gracia en que nos encontramos (Rm 5,2), y nuestra responsabilidad. 

- “Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. La paz divina viene sobre quien se siente amado y ama con el mismo Amor. “Custodiar en Cristo Jesús” es guardar y conservar su Amor.

La segunda promesa está ligada a la entrega a los valores humanos, vividos por Pablo siguiendo el Espíritu de Jesús:

Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta”. La propuesta paulina es discernir los valores éticos desde el evangelio. Se usa el término estoico “virtud” (areté), no usado nunca en los evangelios, propio de la cultura helénica. Demuestra la apertura cultural de la comunidad evangélica a todo lo humanamente bueno, de valor en sí mismo. Eso entra en el proyecto de amor del Padre creador.

Desde el amor, manifestado en la vida de Jesús, hay que discernir lo humano. Mirando al que “se despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2,7-8), reconocemos que todo lo humanamente bueno es condición previa para vivir el Amor sin medida de Jesús (1Cor 13,4-7; Mt 5,45ss, y par.). El Vaticano II nos advierte: “los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad; en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y trasfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal: `reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia; reino de justicia, de amor y de paz´” (GS 39).

Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra”. En dos ocasiones más, Pablo pide a los cristianos que le imiten como él imita Cristo. “Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo” (1Cor 11,1). “Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros” (Flp 317). También Jesús utilizaba esta pedagogía: “os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis” (Jn 13, 15).

-“Y el Dios de la paz estará con vosotros”. La paz, fruto del Amor, habitará en nosotros.

Oración: “nada os preocupe: vuestras peticiones sean presentadas a Dios” (Flp 4,6-9)

Jesús, buscador del Reino de Dios y su justicia:

a través de Pablo percibimos tus sentimientos;

somos tus “hermanos queridos y añorados, tu alegría y corona”;

nos invitas a “mantenernos así, en ti, Señor, queridos” (Flp 4,1);

también las mujeres, que tienen la misma dignidad:

Ruego a Evodia y también a Síntique

que piensen lo mismo en el Señor...” (Flp 4, 2).

Nos parece estar escuchándote a ti, Jesús de todos:

- “sabed que yo estoy con vosotros todos los días...” (Mt 28, 20);

- “como el Padre me ha amado, así os he amado yo;

permaneced en mi amor” (Jn 15, 9);

- “no andéis agobiados pensando qué vais a comer,

o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir...

Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia;

y todo esto se os dará por añadidura” (Mt 6, 31ss).

- “pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá” (Lc 11,9);

- “la paz os dejo, mi paz os doy...

Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde...

Me voy y vuelvo a vuestro lado” (Jn 14,27-28).

Desde esta sintonía contigo, Jesús de nuestra vida:

creemos tu palabra eficaz:

mi Padre sigue actuando,

y yo también actúo” (Jn 5, 17).

Gracias, Jesús, por darnos el Amor del Padre:

nos sentimos amados por Él de modo incondicional;

como un padre-madre ama a hijos de sus entrañas;

nada podrásepararnos del amor de Dios” (Rm 8,39);

por eso “en toda ocasión, en la oración y en la súplica,

con acción de gracias,

presentamos a Dios nuestras peticiones”;

supaz, que supera todo juicio, custodiará

nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús”.

Desde tu amor queremos organizar la vida:

tenemos en cuentatodo lo que es verdadero,

noble, justo, puro, amable, laudable,

todo lo que es virtud o mérito”;

creemos en “la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad;

frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo”;

queremos “propagarlos por la tierra en tu Espíritu, Señor,

y de acuerdo con tu mandato”;

esperamos “volverlos a encontrar limpios de toda mancha,

iluminados y trasfigurados,

cuando tú, Cristo, entregues al Padre el reino eterno y universal:

`reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia;

reino de justicia, de amor y de paz´” (GS 39).

Ayúdanos, Cristo Jesús, a “poner por obra loaprendido,

recibido, oído, visto en tus imitadores, como Pablo”;

ellos cuidaron tu viña, “la viña de Dios”;

ellos no rechazaron ni mataron a los hijos de Dios;

al contrario dieron su vida porque todos pudiéramos vivir;

por eso pueden decir tus mismas palabras: “os he dado ejemplo

 para que lo que yo he hecho con vosotros,

vosotros también lo hagáis” (Jn 13, 15).

Preces de los Fieles (D. 27º TOA 2ª L. 08.10.2023)

La fe cristiana no desprecia los valores humanos. Al revés: los ama, los cultiva, los potencia, los purifica de posibles egoísmos. Pidamos ser muy humanos diciendo: “queremos ser fieles al ser humano”.

Por la Iglesia:

- que promueva “la dignidad humana, la unión fraterna, la libertad”;

- que sus comunidades sea ejemplo de convivencia en libertad y amor.

Roguemos al Señor: “queremos ser fieles al ser humano”.

Por las intenciones del Papa (octubre 2023):

- que el Sínodo “adopte la escucha y el diálogo como estilo de vida eclesial”;

- que “la Iglesia se deje guiar por el Espíritu Santo hacia las periferias del mundo”.

Roguemos al Señor: “queremos ser fieles al ser humano”.

Por los políticos:

- que no mientan, sean honrados, promuevan el bien común;

- que escuchen a los ciudadanos, cuiden a los más pobres.

Roguemos al Señor: “queremos ser fieles al ser humano”.

Por los agricultores:

- que cultiven la tierra y cuiden la naturaleza, hermana de todos;

- que puedan vivir dignamente de su trabajo.

Roguemos al Señor: “queremos ser fieles al ser humano”.

Por el cese de la violencia inhumana:

- que todos nos consideremos hermanos, hijos de mismo Padre;

- que nos hagamos cargo unos de otros en toda ocasión.

Roguemos al Señor: “queremos ser fieles al ser humano”.

Por esta celebración:

- que sintamos el Espíritu-amor de Jesús;

- que nos haga crecer en “dignidad, fraternidad, libertad”.

Roguemos al Señor: “queremos ser fieles al ser humano”.

Bendícenos, Señor, para tener en cuentatodo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito” (Flp 4, 8). Queremos seguir tu camino de amor, de atención a los más débiles, como tú, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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