No serán felices los que se consuelan con su egoísmo, se sienten satisfechos en medio del hambre, ríen ante el llanto ajeno Sólo si reina el amor, “los pobres serán bienaventurados” (D. 6º C TO (13.02.2022)

“Cuando eres generoso, toda tu persona está luminosa”

Comentario: “Bienaventurados y ¡ay de vosotros...!” (Lc 6,17.20-26)

Las Bienaventuranzas (Mt 5,3-12; Lc 6,20-26) y el Padrenuestro (Mt 6,7-13; Lc 11,2b-4) son el centro espiritual del Evangelio. Proceden de la fuente “Q”: escrito de los primeros años de cristianismo, cuyo contenido eran dichos de Jesús, que se creen recopilados en el sur de Galilea. Q es una fuente (primera letra de “quelle”: “fuente” en alemán), a parte del evangelio de Marcos, que utilizaron Mateo y Lucas. De ella proceden sus materiales comunes que no están en Marcos. Como dice la constitución dogmática sobre la Divina Revelación: “los autores sagrados escribieron los cuatro evangelios escogiendo algunos datos de entre los muchos transmitidos de forma oral o escrita, reduciéndolos a síntesis, explicándolos atendiendo a la situación de las iglesias, reteniendo la forma de pregón, para que así siempre comunicasen cosas verdaderas y sinceras sobre Jesús” (DV 19).

Cada evangelista ha actualizado el mensaje de las bienaventuranzas. Lucas, incluso, ha añadido las malaventuranzas, que sólo él narra. Jesús proclama las bienaventuranzas tras elegir a los Doce (vv. 12-16), representantes del Israel mesiánico. “Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran multitud del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón”(6,17).  Jesús actúa de profeta (Lc 4,16ss) y médico (Lc 4,23): “Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades...Salía de él una fuerza que los curaba a todos” (vv. 18-19).

Las bienaventuranzasde Lucas son parte del “sermón de la llanura” (Lc 6,12-49). Más breve que el “sermón de la montaña” de Mateo (5,1-7,28). Su sentido escatológico forma parte de la esperanza del Reino. El “makarismo” (“makarios”: feliz), como género literario, es muy común en la antigüedad: en la Biblia, Egipto, Grecia... Prometen futuro feliz desde una realidad penosa o declara dichoso a quien vive de un modo modélico. Jesús las centra en las personas más débiles: pobres, enfermos, marginados y sumidos en diversas calamidades. Les ofrece la felicidad a partir del Reinado de Dios: si amamos como Dios nos ama, toda realidad negativa será vencida por la fuerza del Dios-Bien.

Lucas expone cuatro bienaventuranzas y cuatro advertencias de maldición. Cuando amemos como Dios ama, los más débiles (pobres, hambrientos, dolientes y perseguidos) sentirán que el Amor (Dios) reina, saciarán su hambre, no tendrán que llorar. El profeta verdadero dice la voluntad de Dios: justicia (realización derechos y deberes humanos), fraternidad, compasión, libertad, amor, igual dignidad... Quien no comparte estos ideales persigue a quienes los viven y proclaman. Pero Dios los consuela, fortalece y alegra.

Las maldiciones son contrapartidasa las bienaventuranzas. Similar al “magníficat” (Lc 1,46-55): Dios mira la humildad, su misericordia hace grandes cosas, enaltece a los humildes, colma a los hambrientos... dispersa a los soberbios, derriba a los poderosos, despide vacíos a los ricos... Este espíritu de María sobreabunda en Jesús. No serán felices los que se consuelan con su egoísmo, se sienten satisfechos en medio del hambre, ríen ante el llanto ajeno, creen más valioso el honor y el prestigio social que la  fraternidad. Negándose al Reino del Amor no hay futuro verdaderamente humano. Sólo compartir y servirse mutuamente traerá la dicha de los hijos del Dios-Amor. Los falsos profetas son quienes ponen otros fundamentos: riqueza, desigualdad, dominio despótico, honores...

Oración: “Bienaventurados...y ¡ay de vosotros...!” (Lc 6, 17.20-26)

Bienaventurado Jesús de Nazaret:

Tú tienes claro: “no podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16,13);

sirve a Dios” quien ama, comparte, es generoso como él;

sirve al dinero” “si uno tiene bienes de este mundo,

y viendo a su hermano en necesidad,

le cierra sus entrañas” (1Jn 3,17).

Amor y egoísmo se contraponen:

Dios es Amor, generosidad, solidaridad;

egoísmo es desamor, tacañería, insolidaridad.

Si nuestro espíritu está lleno de amor,

los pobres serán bienaventurados,

los hambrientos quedarán saciados,

los que lloran reirán,

los odiados y perseguidos por haber amado

se alegrarán y saltarán de gozo”.

Lo decías tú con el ojo como metáfora de la persona:

La lámpara del cuerpo es tu ojo.

Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está iluminado,

pero cuando está enfermo, también tu cuerpo está a oscuras” (Lc 11,34).

la mentalidad entonces creía que el ojo tenía luz propia,

iluminaba la realidad;

“ojo sano” es metáfora de la persona sin doblez, generosa;

“ojo enfermo” equivale a persona perversa, envidiosa, tacaña.  

Luego: “la lámpara de la persona es la esplendidez.

Cuando eres generoso, toda tu persona está luminosa;

en cambio si eres tacaño, tu persona está oscura” (Lc 11,34.

Traducción de J. Mateo - L. Alonso Schökel. NT Ed. Cristiandad 1987).

Jesús, pobre, confiado en el amor del Padre:

fortalece nuestro espíritu con tu Espíritu;

reaviva nuestros deseo de seguirte;

agradecemos la vida como don del Padre;

queremos trabajar y multiplicar nuestros bienes,

dones tuyos para la mesa común;

sentimos las carencias ajenas como propias;

no deseamos ser ricos de dinero, poder y honores;

nuestra riqueza es tu reino: amor, verdad, justicia, libertad, paz...

Jesús libre para amar, dedicado a dar vida:

ayuda a tus iglesias a renunciar a la riqueza, al poder, a honores;

hazlas capaces de compartir lo que tienen: arte, joyas...,

remediando el hambre, la incultura, la enfermedad...;

que sean comunidades de escucha a todos;

que respeten la libertad evangélica, 

no imponiendo más que lo indispensable (He 15,28).

Preces de los Fieles (Domingo 6º C TO 13.02.2022)

El Dios de María, la madre de Jesús, “enaltece a los humildes, su misericordia... colma a los hambrientos..., dispersa a los soberbios, derriba a los poderosos, despide vacíos a los ricos...”. María educó a su hijo en este espíritu. Pidamos vivir el mismo espíritu diciendo: “queremos amar como tú, Señor”.

Por la Iglesia:

- que sus comunidades sean transparentes, abiertas;

- que brille en ellas la escucha mutua, la libertad, el amor a los más débiles.

Roguemos al Señor: “queremos amar como tú, Señor”.

Por las intenciones del Papa (febrero 2022):

- que “agradezcamos la misión y valentía de las religiosas y consagradas”;

- que “encuentren nuevas respuestas frente a los desafíos de nuestro tiempo”.

Roguemos al Señor: “queremos amar como tú, Señor”.

Por la paz del mundo:

- que crezca la convicción de que la guerra no es camino humano;

- que seamos capaces de dialogar buscando el bien común.

Roguemos al Señor: “queremos amar como tú, Señor”.

Por la Campaña contra el hambre en el mundo:

- que “nuestra indiferencia no los condene al olvido”;

- que ayudemos, según nuestra posibilidad, a suprimir el hambre.

Roguemos al Señor: “queremos amar como tú, Señor”.

Por los enfermos, sin techo, parados...:

- que seamos como Jesús, cercanos y activos en atenderlos;

- que no pierdan la confianza en ellos y en nosotros.

Roguemos al Señor: “queremos amar como tú, Señor”.

Por esta celebración:

- que la comunión con Jesús sea auténtica, sincera, confiada;

- que nos consuele y anime a seguir los pasos de Jesús.

Roguemos al Señor: “queremos amar como tú, Señor”.

Jesús, pobre, confiado en el amor del Padre:fortalece nuestro espíritu con tu Espíritu.

Reaviva nuestros deseo de seguirte, de amar a todos, de perdonar, de ayudar, de colaborar con nuestra vida y nuestros bienes a la fraternidad universal. Te lo pedimos a ti, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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