Nuestra humanidad sólo tiene remedio en una “civilización de la sobriedad compartida” «No apartes tu rostro de ningún pobre» (Domingo 33º TO A 2ª Lect. 19.11.2023)
VII Jornada Mundial de los Pobres: en ellos encontramos el rostro del Señor Jesús
| Rufo González
Comentario: “estemos en vela y vivamos sobriamente” (1Tes 5,1-6)
Continúa la aclaración sobre la suerte de los difuntos iniciada en el capítulo anterior. “En lo referente al tiempo y a las circunstancias” traduce: “perì tôn chrónon kaì tôn kairôn”. En griego se usan dos palabras para distinguir dos tipos de tiempo: “chrónos” (tiempo físico, lineal, cuantitativo, medido por el movimiento, p.e. del reloj) y “kairós” (tiempo cualitativo: cualificado por la ocasión más propicia, la oportunidad... Ambos significados los utiliza Pablo. Sobre ellos, dice: “no necesitáis que os escriba” (v. 1).
Y les dice la razón:“pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar” (v. 2-3). Imágenes de la apocalíptica (ladrón en la noche, dolores de la parturienta), recogidas también en otros textos neotestamentarios. El libro de Hechos de los Apóstoles resume esta enseñanza en boca de Jesús: “Les dijo:«No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos (chrónous è kairoùs) que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra»” (He 1,7-8). Otros textos sobre esta doctrina e imágenes: Lc 12,39-40; Mt 24, 8.36.43; Mc 13,32-33; Rm 8,22; 2Pedro 3,10; Ap 3,3; 12,2).
Aunque no sepamos “el tiempo y las circunstancias” tenemos razones para no temer al fin del mundo: “vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón;porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (v. 4-5). El cristiano ha recibido la luz que ilumina y guía: Jesús y su Espíritu, que nos habita. “Antes sí erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el Señor” (Ef 5,8). Por eso dice Pablo: “estoy convencido de que... ninguna criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús” (Rm 8, 37-39). Jesús lo había asegurado: “Mis ovejas oyen mi voz, yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”(Jn 10,27-28).
Concluye la lectura con esta lógica invitación: “Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente” (v.6). No vivir a lo loco, sin sentido, cegados por el egoísmo, “apartandonuestro rostro del pobre”... “Estar en vela” es mirar y atender a la realidad, para “vivir sobriamente”, con lo necesario, sin excesos. Siguiendo esta invitación, el jesuita y mártir, Ignacio Ellacuría insistía en que nuestra humanidad sólo tiene remedio en una “civilización de la sobriedad compartida”. Es la alternativa a la “civilización de la autodestrucción compartida” vigente.
«No apartes tu rostro del pobre» (Tb 4,7). “Cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús”, nos recuerda el Papa para la VII Jornada Mundial de los Pobres. En su mensaje para esta jornada, nos dice, entre otras cosas: “Lo que de seguro necesitan (los pobres) con mayor urgencia es nuestra humanidad, nuestro corazón abierto al amor. No lo olvidemos: «Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos» (Evangelii gaudium, 198). La fe nos enseña que cada uno de los pobres es hijo de Dios y que en él o en ella está presente Cristo: «Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25,40)” (Mensaje del Papa 19.11.2023).
Oración: “estemos en vela y vivamos sobriamente” (1Tes 5,1-6)
Jesús, luz de nuestra vida:
tu evangelio nos invita a movilizar nuestros talentos,
sin miedo al fracaso,
fiados en tu amor que acompaña y sostiene;
nuestra vida es naturalmente frágil;
hay infinidad de aspectos que no controlamos;
nos tienta la pereza, la rutina, el aturdimiento...;
lo inesperado puede sorprendernos:
éxito, enfermedad, accidente, violencia...;
amor, desamor, tristeza, el paro...;
alegría, pesimismo, oscuridad, incomprensión...
Lo único seguro es elAmor, que no margina a nadie:
“ninguna criatura podrá separarnos del amor de Dios
manifestado en ti, Cristo Jesús, Señornuestro” (Rm 8,39);
Amor que “volverá y nos llevará con él, para que
donde está él estemos también nosotros” (Jn 14,3);
Amor que nos hará “semejantes a él, porque lo veremos tal cual es” (1Jn 3,2).
Mientras llega el día del Amor, Tú nos adviertes:
“estad atentos a que nadie os engañe...” (Mt 24,4);
“en cuanto al día y la hora, nadie lo conoce,
ni los ángeles de los cielos ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mt 24,36);
“estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor” (Mt 24,42);
“tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas” (Lc 12,35);
“estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento” (Mc 13, 33);
Pablo nos recuerda hoy sustancialmente lo mismo:
“vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor
llegará como un ladrón en la noche...;
vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas,
de forma que ese día os sorprenda como un ladrón...;
todos sois hijos de la luz e hijos del día...;
no nos entreguemos al sueño como los demás,
sino estemos en vela y vivamos sobriamente” (1Tes 5,1-6).
Al tomar conciencia de nuestro bautismo:
oímos a tu Espíritu que “da testimonio a nuestro espíritu
de que somos hijos de Dios” (Rm 8,16);
nos percatamos de que somos “hijos de la luz y del día”;
nos capacitamos para vivir “en vela y sobriamente”.
Hoy el Papa Francisco nos invita a mirar al pobre:
“No apartes tu rostro de ningún pobre” (Tob 4,7);
“ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte,
porque eso nos impedirá encontrarnos con tu rostro, Señor Jesús...;
necesitan con mayor urgencia nuestra humanidad,
nuestro corazón abierto al amor.
«Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos,
a prestarles nuestra voz en sus causas,
pero también a ser sus amigos, a escucharlos,
a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría
que Dios quiere comunicarnos a través de ellos» (Evangelii gaudium, 198).
La fe nos enseña que cada uno de los pobres es hijo de Dios
y que en él o en ella está presente Cristo:
«Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
lo hicieron conmigo» (Mt 25,40)” (Mensaje del Papa 19.10.2023).
Preces de los Fieles (D. 33º TO A 2ª Lect. 19.11.2023)
“En esta casa que es el mundo, todos tienen derecho a ser iluminados por la caridad (amor gratuito); nadie puede ser privado de ella”, dice el Papa en la Jornada Mundial de los Pobres. Pidamos que todos encuentren la caridad, diciendo: “Danos tu Amor, Jesús”.
Por la Iglesia:
- que “ viva entregada a los pobres y a los excluidos”;
- que “esté atenta a las necesidades materiales y espirituales”.
Roguemos al Señor: “Danos tu Amor, Jesús”.
Por las intenciones del Papa (noviembre 2023):
- que “el Papa siga ejerciendo su misión de acompañamiento en la fe;
- que sienta y acoja “la ayuda del Espíritu Santo”.
Roguemos al Señor: “Danos tu Amor, Jesús”.
Por nuestra sociedad:
- que sea capaz de eliminar toda clase de violencia;
- que se “detenga, socorra y se haga cargo” de los más necesitados.
Roguemos al Señor: “Danos tu Amor, Jesús”.
Por los jóvenes:
- que sean rebeldes contra la miseria, el hambre, la injusticia;
- que trabajen por un mundo más humano, más fraterno, más justo.
Roguemos al Señor: “Danos tu Amor, Jesús”.
Por los pobres y necesitados:
- que “sean implicados y acompañados” en su pobreza;
- que sean capaces de entrar en “un proceso de cambio y de responsabilidad”.
Roguemos al Señor: “Danos tu Amor, Jesús”.
Por esta celebración:
- que nos ayude a vivir “en vela y sobriamente”;
- que nos “comprometa con quienes viven en marginación y sufrimiento”.
Roguemos al Señor: “Danos tu Amor, Jesús”.
Señor Jesús: que “no apartemos nuestro rostro de ningún pobre, y mantengamos fija nuestra mirada siempre en tu faz humana y divina”. Te lo pedimos a ti, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.