Este lunes 12 de abril es el 350 aniversario de su canonización Arzobispado y Diputación preparan el Año Jubilar y Cultural de san Francisco de Borja

Arzobispado y Diputación preparan el Año Jubilar y Cultural de san Francisco de Borja
Arzobispado y Diputación preparan el Año Jubilar y Cultural de san Francisco de Borja

Su cuerpo resultó carbonizado el 14 de abril de 193 en el incendio de la Iglesia de la Casa Profesa de los Jesuítas en Madrid.

El Arzobispado declarará un Año Jubilar y la Diputación un Año Cultural dedicado al que fuera tercer superior general de la Compañía de Jesús.

El 12 de abril de 1671, el Papa Clemente IV canonizó a Francisco de Borja y Aragón, IV Duque de Gandía. Este lunes se cumple el 350 aniversario de su elevación a los altares, lo que ha movido a un sacerdote de Gandía, Pedro Miret, párroco de san Francisco de Borja de Valencia, a que sea recordada y celebrada su figura y obra, importante en la historia de Valencia. Miret tanteó la idea inicial con parroquia, estamentos y lugares relacionados con el santo (Valencia, Turís, Llombay, Gandía, Compañía de Jesús, Arzobispado) que vieron buena la iniciativa.

Al no ser solamente religiosa, espiritual o eclesial la personalidad de san Francisco de Borja y haber destacado desde el punto de vista histórico, cultural, político y social, se entró en contacto con la Diputación Provincial de Valencia, que también consideró importante y oportuno el sumarse al recordatorio, en su caso desde la vertiente y óptica cultural.

De esta manera, la Iglesia declarará un Año Jubilar de san Francisco de Borja, que se desarrollará desde el mes de octubre próximo hasta octubre de 2022, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares Lloveras, que ha visto con agrado la propuesta, firmará un Decreto estableciendo el año jubilar borgiano, así como establecerá la lista de los templos de peregrinación.

Por su parte, la Diputación Provincial de Valencia organizará y convocará actos culturales, así como elaborará publicaciones, donde se haga memoria no sólo del santo, sino también de la importancia de los Borja en la Safor y de su tiempo, así como de todo lo concerniente a Gandía y su área de influencia. El Palacio Ducal de los Borja en Gandía será el foco y centro de mayor atención en este año cultural, que será casi coincidente con el religioso, pues este año se celebra el 350 aniversario de su canonización, pero el próximo será el 450 de su muerte.

San Francisco de Borja nació en Gandía y murió en Roma. Fue prepósito general de la Compañía de Jesús, el tercer superior general de la Orden desde su fundación. Su biógrafo Tom Rochford, SJ, relata que Francisco Borja (1510-1572) renunció a su inmensa riqueza, a su poder y a los privilegios de noble español, para entrar en la Compañía de Jesús, donde su experiencia lo elevó a la autoridad, hasta ser el tercer general de la joven Compañía.

Hijo mayor del tercer duque de Gandía, Borja había nacido en el palacio que la familia tenía en Valencia. Su bisabuelo por parte de padre era el papa Alejandro VI. Y el abuelo de su madre era el rey Fernando el Católico. Como otros jóvenes de la nobleza había sido preparado para la vida de corte, y en 1522 lo habían nombrado paje de su prima Catalina, hermana del emperador Carlos V, que le volvió a invitar a la corte una vez que terminó tres años de estudios de filosofía. En 1529 se casó con la portuguesa Leonor de Castro, primera dama de compañía de la emperatriz Isabel. Borja, a sus 20 años, recibió el honor de ser nombrado por el emperador marqués de Llombay, y de ser puesto al frente de la casa imperial. En los 10 años que siguieron Francisco y Leonor tuvieron ocho hijos y vivieron en gran cercanía a Carlos e Isabel, hasta que la emperatriz falleció inesperadamente el 1 de mayo de 1539.

Conversión ante el cadáver de la Reina

Su muerte fue decisiva para la conversión de Borja cuando acompañó el cortejo fúnebre hasta el lugar de su enterramiento en la capilla real de Granada. Cuando abrieron el ataúd no se presentó a su vista el bello rostro de la joven reina de 36 años, sino una cara irreconocible. No deseando ya servir a ningún señor que se pudiera morir, comenzó a dedicarse a la oración y la penitencia.

A su regreso de Granada recibió en nombramiento de virrey de Cataluña, en junio de 1539, y pasó a ser el cuarto duque de Gandía cuando sui padre falleció cuatro años más tarde. Retornó al palacio familiar para administrar sus estados, pero a la muerte de su esposa Leonor el 27 de marzo de 1546, decidió dedicar el resto de su vida al servicio de Dios. Conocía a los jesuitas, habiendo fundado un colegio de la Compañía en Gandía y siendo amigo personal de Pedro Fabro, al que rogó informase a Ignacio de su decisión. Ignacio le dio la bienvenida a la Compañía, pero le recomendó que no dijese nada a nadie hasta tanto no hubiese arreglado las cosas con sus hijos y hubiese acabado de estudiar teología. Entre tanto el fundador de la Compañía recomendó al duque que siguiera viviendo como un aristócrata. Francisco emitió sus votos como jesuita en día 1 de febrero de 1548 y el 20 de agosto de 1550 obtuvo el doctorado en teología en la universidad fundada por él mismo.

Aprovechando que 1550 era Año Santo, Francisco organizó una peregrinación a Roma para conocer a Ignacio y hacer planes para su entrada pública en la Compañía. Dejó su casa de Gandía para no volverla a ver. Y se alojó en la residencia de los jesuitas en Roma, con Ignacio, en vez de aceptar el ofrecimiento del papa Julio III de quedarse en los “apartamentos Borgia” del Vaticano. Tras haber vivido como un jesuita desde fines de octubre hasta comienzos de febrero de 1551, volvió a España donde renunció a su título a favor de su hijo Carlos. En cuando recibió la carta del emperador que aceptaba su renuncia, Francisco vistió la sotana de jesuita. Fue ordenado sacerdote el 23 de mayo y celebró su primera Misa en la capilla de la casa solariega de Loyola.

Durante algunos años Borja trabajó como un simple cura parroquial. En 1554 recibió el nombramiento de Comisario General para España, con poder sobre las provincias de España y Portugal. Fundó el primer noviciado de España en Simancas, y erigió más de 20 colegios. No asistió a la primera congregación general, convocada casi dos años tras la muerte de Ignacio, pero volvió a Roma en 1561 a petición del papa Pío IV. Fue elegido vicario general cuando Diego Laynez, sucesor de Ignacio en el generalato, tuvo que asistir a la última sesión del Concilio de Trento. A la vuelta de Laynez Borja fue nombrado asistente para España y Portugal, y finalmente elegido para suceder a Laynez cuando éste falleció en 1565.

Borja fue general de la Compañía durante siete años y se dedicó a revisar las reglas de la Compañía, a extender las misiones de la India y las dos Américas y  cuidarse del crecimiento de la joven orden religiosa. Su última misión fue acompañas a España al cardenal Michele Bonelli que hacía un último esfuerzo para asegurar que España ayudaría contra los turcos. Los dos eclesiásticos dejaron Roma el junio de 1571 y llegaron a Barcelona hacia fines de agosto. Borja quedó abrumado por el recibimiento que le hizo el pueblo, que le había conocido como noble y celebraba que hubiera elegido la vida religiosa. Borja abandonó España en diciembre para proseguir en Francia su misión diplomática, pero cayó enfermo con fiebre y pleuresía, a causa de tiempo anormalmente frío. Tuvo que quedarse semanas en Turín en su camino hacia Roma, y luego se quedó con algunos parientes en Ferrara durante el verano. Finalmente se puso en camino hacia Roma el 3 de septiembre de 1572, metiéndose en la cama al llegar. La última enfermedad del P. General duró tres días, falleciendo a los 61 años en la noche del 30 de septiembre.

Enrique García Hernán cuenta que el cadáver de san Francico de Borja fue trasladado a España por disposición del Duque de Lerma y se conserv ó en la Casa Profesa de Madrid hasta que fue carbonizado en el asalto e incendio de la Iglesia de los Jesuítas el 14 de abril de 1931, salvándose sólo algunas reliquias.

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