La segunda ciudad de la Comunidad Valenciana en número de habitantes Cáritas inaugura una residencia para menores sin hogar en Torrent
En 2018, la Comunitat Valenciana tuvo a más de 4.000 menores en acogimiento residencial
El centro se denomina Mare de Deu dels desamparats i dels inocents, patrona de la ciudad y reyno de Valencia
El centro está pensado como un hogar para estos menores, que ofrezca acogida y convivencia, alojamiento y manutención, apoyo educativo y atención integral personalizad
El centro está pensado como un hogar para estos menores, que ofrezca acogida y convivencia, alojamiento y manutención, apoyo educativo y atención integral personalizad
| Baltasar Bueno corresponsal en Valencia
Cáritas Diocesana de Valencia ha puesto en marcha una residencia hogar en la populosa ciudad de Torrent, segunda de la Comunidad Valenciana en número de habitantes, en la que ya se hospedan 24 menores de edad para responder a «las nuevas pobrezas emergentes desde nuestro compromiso como Iglesia», tal como anunció el obispo auxiliar de Valencia monseñor Arturo Ros el pasado mes de junio.
El centro se denomina Mare de Deu dels desamparats i dels inocents, patrona de la ciudad y reyno de Valencia, y puede acoger hasta 30 niños, niñas y adolescentes, de entre 12 y 18 años, bajo la tutela o guarda de la Generalitat Valenciana. Los acogidos son distribuidos en pequeñas unidades de convivencia con el objeto de crear un ambiente familiar. Será posible la prolongación de la estancia de quienes, una vez cumplidos los 18 años, se encuentren dentro del Programa de Transición a la vida independiente y la emancipación de la Generalitat Valenciana.
Con este nuevo proyecto, se crea un recurso de acogimiento residencial que posibilita un entorno de convivencia seguro, inclusivo y abierto a la diversidad y en el que se garantice la equidad en el acceso a los derechos, la igualdad de trato y oportunidades, la participación activa en todas las decisiones que afecten a los menores de edad, un abordaje integral de todos los ámbitos vitales y sociales, así como la promoción de oportunidades de emancipación y vida independiente.
Según los datos de la última memoria publicada de Cáritas Valencia, un 36 por ciento de las personas beneficiarias de su atención son menores. Del mismo modo, son las familias jóvenes y las madres con menores a cargo los colectivos que más demandan la ayuda de la institución, y experimentan las consecuencias de una mayor vulnerabilidad. En 2018, la Comunitat Valenciana tuvo a más de 4.000 menores en acogimiento residencial.
Cáritas Diocesana de Valencia, que cuenta con un equipo especializado y comprometido creado específicamente para trabajar en este centro, quiere dar respuesta «a esta necesidad social, urgente y Más información: dolorosa, que es la situación de riesgo y desamparo en la que se encuentra un gran número de menores que por diversas circunstancias no tienen cubiertas sus necesidades más básicas, ni tienen posibilidades de alcanzar un desarrollo personal y social adecuado», según ha explicado el obispo auxiliar de Valencia, Arturo P. Ros, que ha estado en todo momento al frente de la puesta en marcha del centro.
El proyecto consiste en un centro de acogida residencial de menores en la localidad de Torrent, que impulse un modelo humanizador y totalmente innovador, sin dejar de aprovechar las buenas prácticas existentes en este sector y, sobre todo, la experiencia de Cáritas en el ámbito de los servicios sociales.
Se trata de impulsar un modelo que pueda servir de referencia para otros centros en el futuro por su filosofía e impacto. El centro está pensado como un hogar para estos menores, que ofrezca acogida y convivencia, alojamiento y manutención, apoyo educativo y atención integral personalizada, en un ambiente familiar, que sea fuente de oportunidades y esté proyectado a la integración social e incorporación laboral.
El centro se ha organizado en una comunidad de hogares integrados en una misma estructura, que comparten una serie de servicios enfocados a la pedagogía de la vida y a la preparación a la vida adulta e incorporación social y laboral, donde el punto de partida del proyecto global es el respeto a la realidad y singularidad de los menores. Este es un factor clave, innovador e inexistente hasta ahora, centrado en la realidad de cada uno de los menores de edad y que trata de construir un proyecto competencial alcanzable, personal y único, integral, que procure su autonomía y normalización, así como su preparación para una integración y participación digna en la sociedad.