Se trataba de una cajita con bolitas con números que insaculaban los deotos Un “juego místico” del Convento del Carmelo Calzado sirvió de inspiración a la Real Lotería de España en el siglo XVIII

Iglesia del Convento del Carmen
Iglesia del Convento del Carmen

La Loteria Nacional se hizo a la manera de la de Roma y la trajo Carlos III.

Un fraile inventó un juego prara rezar por la salvación de las almas del Purgatorio.

El organismo estatal de la Lotería Nacional de España copió del Convento del Carmelo Calzado de Valencia, en pleno barrio del Carmen, un juego ideado por el fraile carmelita lego Vicente Monfort, quien lo exponía públicamente –cuenta Marcos Antonio de Orellana- en la puerta de la Iglesia del Carmen, hoy denominada oficialmente de la Santa Cruz, y que era publicitado como “un Juego de segura ganancia, un Juego místico”.

La primera idea de crear la Real Lotería de España nació en 1762 a imitación de la Lotería de Roma y se fijó en el ingenio del fraile valenciano para crear otro juego, de los muchos que en el futuro iría inventando y haciendo funcionar para engrosar las arcas del Reino,  a partir de lo que era una argucia con fines espirituales y devocionales un rentable juego de azar que giraba en torno a una serie de números que llegaban hasta el 90.

Billete de lotería
Billete de lotería

El religioso carmelita tenía colgada en la pared una cajita con bolitas numeradas del 1 al 90 y quien insaculaba una bola podía leer la equivalencia de la cifra que portaba en una tabla donde se referenciaba un rezo o acto devocional a cumplimentar, entre ellos el orar por el alma de alguna persona fallecida. Aquello era llamado “Sorteo espiritual para el alivio de las benditas almas del Purgatorio”.

Las instrucciones para quienes querían jugar indicaban que tenían que poner “la mano en la caxilla, y sacando un cartoncito, o bolita, note el numero que lleva, y recorriendo la vista por la Tabla expuesta repare en la Alma que dicho numero señala, y reze por ella lo que le dictare la Devocion”. Había concedidos 40 días de indulgencia “por cada vez que se sacasen suerte”.

Orellana es taxativo al afirmar que del juego místico de los 90 números urdido por el fraile carmelita calzado, la Real Lotería de España sacó “otro juego semejante”,  que no repartía bienes espirituales, liberaciones de las almas del Purgatorio por ejemplo, sino dinero, bienes materiales. Este juego económico y de suerte está en los preliminares o antecedentes de la Lotería Nacional.

Como referencia y recuerdo de aquellas bolitas de la cajita mística hoy tenemos las bolas de los bombos de los sorteos, tanto de premios como de números. Son de madera de boj, con los números y letras grabados. Solían ser grabadas primero tallando el número en la propia bola, pero eso modificaba el peso de las bolas en cuestión, por lo que se pasó a utilizar el fuego para grabarlas. Actualmente, se utilizan láseres para marcar el número sin modificar el peso de la bola.

El origen de la Lotería Nacional en España se remonta al 10 de diciembre de 1763, fecha en la que se hizo el primer sorteo bajo el mandato de Carlos III, quien trajo el juego de Nápoles (Italia) en pleno siglo XVIII. Sin embargo, la lotería moderna, tal y como la conocemos hoy en día, nació en 1811 en Cádiz, para recaudar dinero para las arcas del Estado, vacías tras la Guerra de la Independencia.

 El primer sorteo extraordinario de Navidad se celebró en 1818, aunque no fue hasta 1839 que se hizo tan popular como para celebrarlo anualmente. En esta misma década nació el sorteo de El Niño, que se celebra el 6 de enero.

Primero, Religión Digital
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