es Fiesta de Interés Turístico Nacional La Junta de Extremadura declarará patrimonio inmaterial la Octava de Corpus de Peñalsordo (Badajoz)
Surgida de una leyenda de la Reconquiista , en la fiesta el Santísimo Sacramento representa al pueblo.
El relato etnográfico va a cristalizar en la Cofradía de los Soldados del Santísimo Sacramento, cuyo símbolo central es el Santísimo Sacramento
El Santísimo Sacramento representa al pueblo cuya identidad colectiva se renueva y reafirma con el ritual festivo en el que podemos visualizar una serie de momentos especialmente representativos y de extraordinario valor simbólico
El Santísimo Sacramento representa al pueblo cuya identidad colectiva se renueva y reafirma con el ritual festivo en el que podemos visualizar una serie de momentos especialmente representativos y de extraordinario valor simbólico
La Junta de Extremadura incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor de la «Octava del Corpus» de Peñalsordo (Badajoz), con carácter de patrimonio cultural inmaterial.
La Octava del Corpus que se celebra cada año en Peñalsordo conmemora la recuperación del castillo de Capilla, tomado por rebeldes moriscos. Durante la madrugada del sábado, jinetes ataviados con coloridas vestimentas, recitan versos satíricos o mojigangas. El domingo recrean el asalto y la toma del castillo.
La Octava ya estaba declarada fiesta de Interés Turístico Nacional, se celebra cada año en el municipio pacense de Peñalsordo. Cuenta la leyenda que, para recuperar el castillo, tomado por rebeldes moriscos, el general Cachafre y su lugarteniente Palenque, idearon una estrategia, encomendando su triunfo al Santísimo Sacramento, y prometiendo la fundación de una cofradía, si conseguían tomar la fortaleza.
Para lograr su cometido, reunieron y azuzaron hacia el castillo, a todos los carneros de la zona, a los que colocaron bengalas en las cornamentas. En la oscuridad de la noche, la estampa produjo pavor en quienes ocupaban la fortaleza, que huyeron despavoridos, entregándolo así a los cristianos. Cachafre cumplió su promesa, y fundó una cofradía, que ha perdurado hasta el día de hoy, y que mantiene, por medio de la tradición, el recuerdo de este hecho histórico.
La fiesta comienza la tarde del sábado, víspera de la Octava del Corpus, cuando el capitán, ataviado con el traje típico, recorre las calles de Peñalsordo, llamando al resto de jinetes, que se van incorporando a la comitiva, portando vistosas antorchas. Completa la caballería, marchan todos junto al Bullidor, recitando las mojigangas o versos satíricos relacionados con la vida del pueblo, en plena madrugada.
El domingo, día de la Octava, los jinetes montan sobre burros y recrean el asalto al castillo de Capilla, ataviados con coloridas vestimentas, compuestas por mantones de manila y un gorro de mitra que les cubre la cabeza. Van tocando las castañuelas y otros instrumentos, mostrando la alegría por la victoria.
La fiesta se completa con Las Vaquillas, evento en el que dos vecinos disfrazados simulan que persiguen a los jinetes, y culmina con una misa en la que los jinetes hacen sonar sus cencerros. La Octava del Corpus es el momento ideal para venir a conocer Peñalsordo, además de la oportunidad perfecta para disfrutar de nuestras tradiciones y aprender acerca de la historia de nuestros pueblos.
La leyenda posibilita la construcción de un denso relato etnográfico que se ha ido conformando históricamente hasta llegar a nuestros días, dibujando un ritual festivo central para la comunidad y cuyas resonancias traspasan las fronteras locales. Esa densidad del relato etnográfico va a cristalizar en la Cofradía de los Soldados del Santísimo Sacramento, cuyo símbolo central es el Santísimo Sacramento al que se honra el día del Corpus Christi. Por su nivel de identificación simbólica, esta hermandad integra a todos los miembros de la comunidad local y los presenta como una unidad hacia el exterior.
El Santísimo Sacramento representa al pueblo cuya identidad colectiva se renueva y reafirma con el ritual festivo en el que podemos visualizar una serie de momentos especialmente representativos y de extraordinario valor simbólico. Los actos centrales de la fiesta, desde que se instituyó, lo constituyen una serie de procesiones de carácter cívico religioso que siguen un itinerario ya marcado por la leyenda. En este contexto, esas procesiones, la simulación de la toma del castillo, las mojigangas, o la aparición de hombres disfrazados de vaquillas nos hablan de lo arraigado de una tradición estrechamente vinculada a la historia de la localidad, que ha sabido adaptarse al devenir temporal e indisolublemente unida a la biografía individual de los peñasordeños.
Con todo, la declaración Bien de Interés Cultural de esta manifestación se sustenta en su continuidad y trasmisión generacional, en su capacidad de adaptación a través del tiempo, subrayando el carácter dinámico de este ritual, que en su devenir histórico se ha fusionado de forma indeleble con la biografía individual y colectiva de Peñalsordo enriqueciendo el patrimonio de Extremadura con una muestra más de su vitalidad, riqueza y diversidad cultural.
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