Una reflexión con motivo del Día Internacional para la erradicación de la pobreza que se celebra el 17 de octubre Nuevas pobrezas… y viejas miserias
"Analizando la actual situación económica, los datos más impresionantes son los relativos a la población 'casi pobre', es decir, 'relativamente pobre'… ¿Pero quiénes son los nuevos pobres?"
"Son las personas que trabajan, empleadas pero con ingresos insuficientes … Hemos pasado de los 'desocupados' a los 'descartados', de la 'clase trabajadora' a la 'subclase'"
"La 'subclase' es la clase 'anti-social' de aquellos que solamente pueden acceder a sobre-vivir, aunque sea mal viviendo, a los servicios de la asistencia pública o privada"
"Y uno hasta está tentado de llegar a creer al final que la pobreza es casi semejante a un 'crimen' porque la sociedad que crea los 'des-cartes' o residuos humanos’ provee también a su 'des-hecho'"
"La 'subclase' es la clase 'anti-social' de aquellos que solamente pueden acceder a sobre-vivir, aunque sea mal viviendo, a los servicios de la asistencia pública o privada"
"Y uno hasta está tentado de llegar a creer al final que la pobreza es casi semejante a un 'crimen' porque la sociedad que crea los 'des-cartes' o residuos humanos’ provee también a su 'des-hecho'"
Sí, nueva pobreza es la expresión se refiere a personas que se encuentran en una condición de vulnerabilidad, es decir que tienen una trayectoria profesional precaria e inestable o que experimentan una sensación de inseguridad y fragilidad a nivel de las relaciones sociales. Analizando la actual situación económica, los datos más impresionantes son los relativos a la población "casi pobre", es decir, "relativamente pobre". Es amargo el panorama que ofrecen los datos después de que las personas están cada vez más expuestas al desempleo y a la crisis económica.
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Como escribió Zygmunt Bauman en su "Trabajo, consumismo y nuevos pobres" (2015), si alguna vez la pobreza estuvo vinculada principalmente al desempleo, hoy está vinculada sobre todo a los niveles de consumo. Y ser pobre en una sociedad consumista, que considera que las elecciones de los consumidores son mucho más cruciales que las habilidades profesionales, significa tener que enfrentar desafíos sociales renovados con una nueva perspectiva ética: bienestar, empleo y marginalidad. Además, el Covid acentuó sin duda la desigualdad económica y social. Y la pobreza se ha convertido en un hecho habitual incluso entre la clase media. Se trata de personas que hasta hace poco tenían una vida profesional estable y estaban insertadas en un contexto social normal.
¿Pero quiénes son los nuevos pobres? ¿Cuántos son los que hoy se enfrentan a situaciones de desempleo y precariedad y tienen una trayectoria profesional defectuosa? ¿Qué desafíos tienen que enfrentar?
La población sin ingresos laborales, de la que forman parte las personas mayores y la población marginada en general, se encuadra dentro de los perfiles tradicionales de pobreza. Pero hoy, tras la contracción del consumo y la precariedad de las situaciones laborales, la pandemia ha sacado a relucir una nueva categoría de pobres: son las personas que trabajan, empleadas pero con ingresos insuficientes. Parejas jóvenes con hijos que de repente han visto empeorar sus condiciones de vida. Por un lado, por tanto, los perfiles clásicos de la pobreza: la población vulnerable, marginada y sin ingresos laborales, en su mayoría ancianos; por el otro, un perfil emergente que incluye a los "nuevos pobres": jóvenes con empleo y con una edad promedio en torno a los 40 años.
"No aparecen en las noticias. Por ejemplo, y a pesar de la publicación de tantos periódicos, un tanto por ciento ínfimo de noticias se refiere a la realidad de la pobreza en nuestra sociedad. Animo al lector de estas líneas a hacer la prueba de ello"
La pobreza llama a la puerta. La lucha contra la pobreza parece cada vez más difícil: el número de pobres y las formas de pobreza aumentan cada vez más en lugar de disminuir como podía dar esperanzas el desarrollo económico y tecnológico. Y se hace necesario pensar en todas las diversas expresiones de la pobreza como las distintas caras de un mismo poliedro. Los pobres, además, no tienen voz, no aparecen en las noticias. Por ejemplo, y a pesar de la publicación de tantos periódicos, un tanto por ciento ínfimo de noticias se refiere a la realidad de la pobreza en nuestra sociedad. Animo al lector de estas líneas a hacer la prueba de ello.
Todo esto también hace reflexionar sobre la propia definición de pobreza. ¿Quién es pobre? El concepto de pobreza - tal como lo informa la Comisión Europea, aunque existen varias definiciones utilizadas a nivel internacional, basadas esencialmente en los ingresos - es mucho más amplio que la mera incapacidad de "satisfacer las necesidades humanas fundamentales", para incluir más bien la incapacidad de pagar alquiler o factura de servicios públicos o no tener un sistema de calefacción o teléfono adecuado. Pobre es, pues, alguien que vive en condiciones de penuria que pueden manifestarse de muchas formas, pesadas y humillantes (dramáticamente "cercanas" a nosotros, hasta el punto de que es muy fácil caer en ellas, basta simplemente con perder el trabajo), que determinan exclusión social. Tomar conciencia de esto puede ayudarnos a mejorar nuestra propia capacidad de comprensión, solidaridad y colaboración activa.
"Pobre es, pues, alguien que vive en condiciones de penuria que pueden manifestarse de muchas formas pesadas y humillantes que determinan exclusión social"
A mí me ha resultado iluminadora la reflexión de Zygmunt Bauman en su libro "Trabajo, consumismo y nuevos pobres". La producción de ‘residuos humanos’, o más correctamente de ‘seres humanos de desecho’, es el resultado inevitable de la modernización y un aspecto inseparable de la modernidad: es un hecho colateral ineludible de la construcción del orden y del progreso económico. Mejor aún, es resultado del paso de la sociedad de la producción industrial a esta sociedad del consumo.
Hemos pasado de los 'desocupados' a los 'descartados', de la 'clase trabajadora' a la 'subclase'
Hemos pasado de los ‘desocupados’ a los ‘descartados’, de la ‘clase trabajadora’ a la ‘subclase’. Y me explico. La palabra ‘despedidos’ pertenecía a aquella sociedad del progreso industrial en la que se pensaba, de modo optimista, en una plena ocupación. Por lo menos, aquella plena ocupación era el objetivo. Porque a más ocupación, más producción. El desocupado era visto como ‘mano de obra en reserva’, como un recurso a la espera de un empleo más o menos inminente. La normalidad era la ocupación. El desocupado era el que no tenía un trabajo retribuido.
"El 'des-ocupado' se encontraba provisoriamente sin trabajo pero era presumiblemente 're-ocupado'. El 'des-cartado' es superfluo, no es indispensable, es prescindible"
El prefijo “des-ocupado” denotaba una anomalía: un fenómeno extraño, irregular, temporal,… El objetivo del pleno empleo era siempre el horizonte. Con el paso del tiempo, la expectativa de una plena ocupación se ha hecho tan inverosímil, que se ha cambiado de paradigma y se ha introducido un nuevo término: ‘descartado’. El ‘des-ocupado’ se encontraba provisoriamente sin trabajo pero era presumiblemente ‘re-ocupado’. El ‘des-cartado’ es superfluo, no es indispensable, es prescindible. No es ‘recurso en la reserva’ en la sociedad sino directamente un lastre, un peso, una rémora…, que además consume y resta recursos a quien trabaja. Parásitos, en definitiva, sin méritos.
Junto a ello, se ha producido otro paso: el de la ‘clase trabajadora’ a la ‘subclase’. Se hablaba de la ‘clase trabajadora’ cuando todo hombre tenía una colocación precisa y una función en el ámbito del proceso social. El trabajador se encontraba en una clase específica y contribuía a la producción industrial, y posterior consumo, de un determinado bien o producto. No era ni un aristocrático ni un burgués, no tenía sus privilegios, pero sí tenía todo aquello que competía al ‘status’ de su clase que estaba bien definida. A su contribución en términos de producción, y consumo, le correspondía una bien precisa recompensa que ciertamente había ganado con merecimiento.
La ‘subclase’ es, en cambio, un grupo al que le define la negación. Es un grupo compuesto por personas que no pertenecen a ninguna clase o jerarquía, y no tienen ninguna posibilidad de ser admitidos o re-admitidos en ninguna clase porque ya han sido privados de cualquier función o rol útil para los demás. A este grupo pertenecen, por ejemplo, los pobres que no trabajan o que lo hacen en negro o que no llegan ni a mediados de mes, los ancianos con una pensión mínima que no da derecho a calefacción ahora que el invierno ya está a las puertas, los sin techo cobijados bajo mil y un cartones acurrucados en los soportales,…
¿Cuál es el mínimo común denominador de esta ‘subclase’? Siempre, y en una perspectiva por supuesto negativa, es la discriminación por parte de todos aquellos que son los ‘sanos’ de la sociedad, es decir, de aquellos que trabajan, ganan, producen, consumen,… La ‘subclase’ es la clase ‘anti-social’ de aquellos que solamente pueden acceder a sobre-vivir, aunque sea mal viviendo, a los servicios de la asistencia pública o privada.
"La 'subclase' es la clase 'anti-social' de aquellos que solamente pueden acceder a sobre-vivir, aunque sea mal viviendo, a los servicios de la asistencia pública o privada"
Y uno hasta está tentado de llegar a creer al final que la pobreza es casi semejante a un ‘crimen’ porque la sociedad que crea los ‘des-cartes o residuos humanos’ provee también a su ‘des-hecho’. Si a esta sociedad le sirva una política económica más eficaz (por ejemplo aquella que se piensa desde ciertos ‘think thank’) o, sobretodo, una recuperación de aquello que hace ‘humano’ al hombre es un dilema que tal vez, ¿seguramente?, ya ha llegado el momento de comenzar a plantearse en serio e intentar resolver. So pena de que sigamos en el círculo… de las viejas miserias.
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