Oración "litúrgica" a la Virgen de Adviento
Señora nuestra, ahora que llevas a tu Hijo en tus entrañas, no podemos evitar decirte: "ten piedad, ten piedad, ten piedad" de ese chiquitín indefenso. Si no tienes piedad de él, se perjudicará su misión. Cuídale mucho. Toma agua suficiente, aliméntate bien y no hagas ejercicios bruscos.
"Acuérdate" de que es tu hijo y que está llamado a ser nuestro salvador. "No te olvides" de lo importante que es tu embarazo y la buena salud de tu Hijo para nosotros.
"Escúchanos" Madre, presta oído a nuestras súplicas, no te descuides y estate muy atenta a tu estado. Sabes de los peligros que en esas circunstancias puedes correr. Nos sentimos muy preocupados por todo lo que te está ocurriendo. Por eso te pedimos, "escúchanos y ten piedad" de ese precioso Hijo que esperas.
"Recuerda" que tu esposo José puede ayudarte en todo, pues es hombre de buena voluntad. "Recuerda" también a tus padres Joaquín y Ana. Ellos podrán ayudarte mucho y darte buenos consejos para tu embarazo. "Recuerda" la buena educación que recibiste y pon por obra todo lo bueno que heredaste.
"Óyenos Madre, óyenos", te lo pedimos con fervor. "Te rogamos, te rogamos, te rogamos" insistentemente para que nos oigas y nos obtengas lo que te pedimos para el bien de tu Hijo.
"No olvides" rezar por las jerarquías judías para que sean buena gente y no pongan obstáculos al nacimiento ni a la misión de tu Hijo. También por las autoridades civiles y militares para que procuren un buen ambiente social que facilite el desarrollo de tu primogénito.
"Haz memoria" de todos tus antepasados y obtén de tu Hijo su perdón y rescate. Y, por piedad, no abandones la obra de Dios en ti, "no olvides" tu embarazo y la gran misión que le espera al fruto de tus entrañas.
No repitas el "magníficat", ya son historia esas palabras. Ahora hay que aprovechar que tienes cerca al Hijo de Dios para "obtener" todo lo que necesitas para ti y toda tu familia, en la que queremos incluirnos.
Te lo pedimos, Virgen bendita, te lo pedimos con insistencia y mucha fe. "No desoigas" nuestras súplicas y escúchalas con bondad.
Amén
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Esta oración la he escrito dejándome iluminar por las "oraciones litúrgicas" que nos obligan a rezar al Pueblo de Dios, dominado y silente.
Me pregunto, al terminar, cómo le sonará a la Madre María... Pero, sobre todo, me pregunto cómo le sonarán a nuestro Padre-Madre Dios -que nos lleva a cada uno en sus entrañas- las oraciones de la santa Misa, por ejemplo...
Cuando he despertado de las "influencias litúrgicas", he caído en la cuenta de la misericordia y paciencia que nuestro Padre ha de tener con los miserables que nos hacen rezar de esa guisa.
"Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los Jefes" (Sal 117, 8).
"Tu Maestro no se esconderá más, tus ojos lo verán. Si te desvías a la derecha o a la izquierda, tus oídos oirán una palabra a la espalda: Este es el camino, camina por él" (Is 30,20).
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