Tendrá lugar en Málaga, el 20 de octubre Todo listo para la beatificación del jesuita Tiburcio Arnaiz
(Jesuitas).- La Compañía de Jesús, junto a la diócesis de Málaga y las Misioneras de las Doctrinas Rurales, se prepara para acoger la beatificación del jesuita P. Tiburcio Arnaiz. Diezmil personas se han acreditado para acudir a la ceremonia que tendrá lugar el próximo 20 de octubre a las 11 horas en la catedral y alrededores. Será presidida por el cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos y concelebrada por numerosos sacerdotes, entre ellos el Postulador General de la Compañía de Jesús, Pascual Cebollada, el Provincial Antonio España y el vicepostulador de esta causa, P. Vicente Luque. La residencia de los jesuitas acogerá esos días a compañeros llegados de otros puntos de España. La ceremonia será retrasmitida por 13 Tv.
El día previo, a las 21 h., se celebrará una vigilia de oración en el templo de la Compañía, la Iglesia del Sagrado Corazón (Plaza San Ignacio, 2), donde está enterrado el futuro beato. Y el domingo 21, a las 11:30 h. se celebrará una misa de acción de gracias en la catedral.
Durante el pasado mes de septiembre y este mes de octubre se ha abierto una exposición sobre el P. Tiburcio Arnaiz en la residencia de los jesuitas de Málaga (en horario 10 a 1 de la mañana y de 6,30 a 8,30 de la tarde). En la muestra se pueden ver objetos pertenecientes al futuro beato: su sombrero, un maletín de viaje, la almohada donde reposó sus últimos días, cartas... También se pueden ojear recortes de periódicos de la época, que publicaban como noticia sus misiones, o los que informaron de la conmoción que vivió Málaga y otras poblaciones ante su muerte y entierro. La muestra también acoge la obra original del pintor malagueño Raúl Berzosa que reproduce la gigantografía que se descubrirá en la catedral, una vez que el cardenal Becciu lea la carta apostólica que lo declarare beato.
Otros actos se han sucedidos en las últimas semanas como preparación a la beatificación. Por ejemplo, la conferencia del 4 de octubre en el salón de actos de la residencia de los jesuitas, a cargo del director del archivo de la Compañía de Jesús en España, el hermano Wenceslao Soto SJ sobre "La Compañía de Jesús en Málaga en tiempos del P. Arnaiz". O la presentación de la biografía del P. Arnaiz (día 10, Salón de Actos de la Casa Hermandad de Estudiantes), escrita por Alberto José González Chaves, así como la exposición del santísimo estos días en el templo jesuita para poder orar junto al sepulcro del futuro beato.
Biografía
El P. Tiburcio Arnaiz Muñoz nació en Valladolid el 11 de agosto de 1865. Se ordenó sacerdote de esa diócesis el 20 de abril de 1.890. Durante tres años desempeñó el cargo de párroco en el pueblo de Villanueva de Duero y más tarde en la parroquia de Poyales del Hoyo de Ávila. Se doctoró en Teología en la diócesis de Toledo en 1896.
La muerte de su madre le llevó a plantearse la opción de hacerse jesuita. Su hermana Gregoria ingresó en el Convento de las Dominicas, mientras él lo hacía en el noviciado de Granada de la Compañía de Jesús el 30 de marzo de 1.902, con 37 años.
Después de los dos años de noviciado perfeccionó sus estudios de Filosofía y Teología, asimiló admirablemente la espiritualidad ignaciana y comenzó a dirigir tandas de Ejercicios Espirituales; además, se inició en el difícil ministerio de las Misiones Populares.
Antes de marchar a Loyola en 1911, donde hizo lo que se llama la "Tercera Probación" (experiencia con la que los jesuitas culminan su formación), fue destinado a Murcia. Allí descubrió la necesidad de acoger a las jóvenes de los campos y pueblecitos inmediatos que venían a servir en las casas y que estaban expuestas a mil peligros. Tras unos breves ministerios durante la cuaresma en Canarias y Cádiz, marchó a Málaga donde tuvo lugar su incorporación definitiva a la Compañía de Jesús, pronunciando sus últimos votos el 15 de agosto de 1912, en la capilla del colegio de San Estanislao del Palo.
Su incansable apostolado como misionero popular, director de Ejercicios Espirituales, confesor y director de almas, aunque se extendió por varios puntos de España, se multiplicó en Andalucía: Cádiz, Córdoba, Sevilla, Granada... y principalmente por toda la diócesis de Málaga. En esta ciudad estaría destinado 14 años consecutivos (con la excepción del año 1916-1917 que residió en Cádiz). Allí fue muy conocido por su sólida dirección espiritual y por el fomento de la devoción al Corazón de Jesús. Pero sus dos trabajos apostólicos más conocidos fueron los "corralones" y las "doctrinas rurales".
Los corralones eran casas de vecinos de peculiar estructura, habitadas por gente muy pobre y situadas en los suburbios de la cuidad. Allí establecía una pequeña escuela, llamada miga, dirigida por una maestra que enseñaba las primeras nociones de lectoescritura y matemáticas junto con el catecismo. Así, organizó eficazmente para quienes allí malvivían, un sistema de promoción cultural y de catequesis. Pero el P. Arnaiz quería llegar también a las aldeas y cortijos rurales adonde no llegaba nadie y donde había muchas carencias culturales. En 1921 conoció a una joven, María Isabel González del Valle Sarandeses (1889-1937), que estaba decidida a marchar como misionera a alguna región lejana. Arnaiz le propone permanecer en el sur de España, y un año más tarde funda con ella una asociación de seglares consagradas dedicadas a la evangelización de las zonas pobres del campo, la "Obra de las Misioneras de las Doctrinas Rurales". Este grupo de consagradas sigue siendo hoy un testimonio vivo, por medio de las llamadas "doctrinas", por las que se hacen presentes en pueblos necesitados, en los que ofrecen formación cultural y conocimiento de la fe cristiana, siempre acompañadas de colaboradores y voluntarios.
El P. Arnaiz falleció en Málaga el 18 de julio de 1926. La ciudad, donde todavía sigue siendo muy venerado, se volcó en el entierro.
El Padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, escribía recientemente sobre su figura y su actualidad: "En nuestros días es mucho lo que podemos aprender de lo que él hacía en su tiempo, dando así pleno sentido al quehacer de operario, que tantos jesuitas ostentan con orgullo. En modos adaptados a los contextos actuales, pueden ser puestas en práctica varias de las ricas cualidades del P. Arnaiz: su prontitud para detectar y atender urgencias estructurales, su enérgica determinación para emprender nuevas obras y perseverar en ellas, su hábil capacidad de atraer y juntar a personas de distinto origen social para socorrer a los pobres, su admirable fortaleza a la hora de afrontar las contrariedades, su valiente afán evangelizador incluso en épocas y circunstancias difíciles, su convencida confianza en la providencia, su firme amor personal a Jesucristo, o su amistad, generosidad y afabilidad con toda clase de gente"