¿Necesitamos ayuda espiritual para recorrer el camino de la vida?
Cada persona es única e irrepetible y el camino que cada una recorrerá a lo largo de la vida, también es único e irrepetible. Cada persona es un todo, una unidad, que se puede dividir para comprenderse mejor, pero es una única realidad interconectada No hay dicotomía entre alma y cuerpo. Somos cuerpo, somos alma: somos persona. En lenguaje antropológico, para comprender a la Inteligencia, la podemos dividir en tres partes: La primera y la más básica es la IE (Inteligencia Emocional) que comprende todo el mundo de los sentimientos, emociones y pulsiones, el mundo del inconsciente personal y colectivo. Siendo conscientes de que la actividad dinámica del inconsciente es la base de nuestra vida psíquica y motivacional. Y como cada uno de nosotros no ha nacido en un país perfecto y una familia perfecta, necesitamos de un experto, psicólogo o psiquiatra que nos ayude a ir iluminando todas las sombras que existen en nuestro interior. La palabra clave de la IE es la “empatía”, así como la palabra clave de la IR (Inteligencia Racional) son las “ideas”, que es la segunda parte de la inteligencia. Esta inteligencia, la racional, se desarrolla gracias a maestros y profesores de las distintas disciplinas, así como gracias a la literatura y las artes. Es el mundo de la técnica y de las ciencias. Se incluye también aquí la Teología y las Ciencias Religiosas. La tercera parte es la Inteligencia Espiritual (IES) que pocas personas desarrollan, ya que esta se alimenta de ‘silencio’, su palabra clave. Es el mundo de la espiritualidad y de la religión. Se trata de entrar en la ‘noche oscura’ donde la persona se va despegando de todo apego paralizador del dinamismo del espíritu y entra en la ‘noche contemplativa’ donde ‘la llama de amor viva’ va haciendo caer los muros que impedían ver y vivir a Dios. Pues bien, para atravesar ‘la noche de la vida’ necesitamos también, como en los distintos ámbitos de la vida, mujeres y hombres acrisolados por el fuego divino, que con su discernimiento nos ayuden a encontrar, en las situaciones concretas que vamos viviendo, el sentido de la Vida y de nuestra vida.