Emmanuel Mounier (Grenoble, 1 de abril de 1905 – París, 22 de marzo de 1950) fue un filósofo francés atento sobre todo a la problemática social y política. Fundador del personalismo comunitario y de la revista Esprit. Autor para el que la persona es esencialmente amor, en el sentido de generosidad y de entrega desinteresada. Pero el personalismo filosófico no pone la meta de la relación personal en el otro humano. En el horizonte abierto por el otro se encuentra el «tú» eterno, inconvertible en «ello», Dios, única garantía de la realización plena de la persona y fundamento primero de la relación yo-tú. Esta concepción de la persona marca el sentido de la historia, que se dirige al logro de una sociedad personalizada en la que cada persona es reconocida y aceptada como única abierta a la trascendencia.

La “revolución personalista” iniciada con Mounier no va dirigida sólo a salvar una situación, una generación, ni siquiera una cultura o unos valores, sino a la persona y al espíritu humano que están por encima de todos los valores, culturas y generaciones, siendo su fundamento. Mounier llama a la revolución personalista «Rehacer el Renacimiento». La crisis del mundo moderno es crisis espiritual, moral y lo demás son crisis derivadas. Dentro de esta situación de crisis espiritual-moral se alude al marxismo como intento de supresión de la conciencia, de la subjetividad antropológica y personal, derivándola hacia la estructura económica: la conciencia-reflejo de las esclavitudes materiales, de intereses de clases, de la dialéctica de la producción. Esto en vez de ser evolución es involución y no-revolución. Para Mounier, por el contrario, el espíritu es la causa de todo lo bueno y lo malo en la historia, según la teoría agustiniana, cambiando así una imagen ontológica por una imagen ética del progreso y de la historicidad. Por ello no hay más que un espíritu, una crisis: la del espíritu, la moral. Igualmente no hay más que una revolución: la moral, la revolución metafísica, frente al desorden también metafísico de los valores. Crisis del ser, del deber ser y para qué ser. El materialismo dialéctico marxista supone una inversión de los valores y necesita de una recreación espiritual consolidada en una metafísica de la persona y de la comunidad. Es por eso que Mounier afirma con toda insistencia: «Y cuando nosotros decimos espíritu, decimos el espíritu: no un reflejo biológico de justificación o una hipótesis de estructura o un algo sin sentido, sino una realidad a la que nosotros damos una adhesión total que nos sobrepasa, nos penetra, nos compromete totalmente y nos trasciende». (Obras completas I-IV, Sígueme, Salamanca 1994, 146). Esta es la única revolución legítima, la del espíritu, la de los valores, la de la conciencia, la interior, la de la verdad, la del absoluto, en definitiva, la revolución metafísica: orden del ser, orden del valer, orden del espíritu.

Tres son las asociaciones que en España celebran el 75 aniversario de su muerte y promueven el Personalismo Comunitario: El Instituto Mounier (España) http://mounier.es/; el Institut Emmanuel Mounier Catalunya https://mouniercatalunya.wordpress.com/ y la Asociación Española de Personalismo https://www.personalismo.org/ 

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