¿La libertad de pensamiento es un cáncer mortal fruto del racionalismo?

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Esta frase del doctor Raimon Pannikkar, que se encuentra en su libro La Tradició Cristiana, Fragmenta Editorial, Barcelona 2018, página 71, nos choca a los que estamos inmersos en un universo cultural de liberalismo y de cientifismo, y que cada vez estamos más fragmentados, carecemos del sentido de la vida y hemos desechado la síntesis humana o el idealismo, nos interesa escuchar lo que nos dice el profesor Pannikkar, pensamiento del cual participo: «El mito surge de la necesidad que tiene el ser humano de poseer una síntesis, y, por esto, el mito va perdiendo terreno en la medida en que las ciencias ensanchan y profundizan una serie de correlaciones analíticas. Pero, con todo, el mito tiene una misión propia: mythos y logos son los dos necesarios para comprender el universo» (pág. 35). Y más adelante afirma: «Si el sentimiento produce el arte y la razón la ciencia, la voluntad humana, por el hecho de ser libre, es capaz de tender a más de un objeto. Si la belleza y la verdad son los polos del arte y de la ciencia, el bien, el poder y el placer son las metas de la voluntad… Si a la síntesis de la razón la llamamos sistema, la síntesis de la voluntad se la puede llamar ideal» (pág. 42). Y más adelante Pannikkar constata que «cuando la teología deja de contar en la cultura occidental, con lo que se escinde la unidad del ser humano, la razón pasa a ocupar el primado en la vida del hombre, que se las ha de apañar como pueda para descubrir la verdad…Mirazón será la verdad suprema» (pág. 65). Y por tanto, «la razón será el único criterio de verdad; pero no la razón individual, sino el pensamiento objetivo-divinizado- del que los hombres participan según una mayor o menor iluminación… Quien conozca la manera de proceder de la Razón en el mundo será el que lo dominará» (pág. 66). Y el teólogo da la réplica: «La razón no es omniciente ni omnipotente en el hombre. No es el único medio de conocer la verdad y, en referencia a las verdades religiosas, ni siquiera el principal, de tal manera que la razón se ha de someter a la Verdad increada, porque no es absolutamente independiente» (pág. 67). Pannikkar justifica esto diciendo que «el pensar humano, por el hecho de estar inscrito en un orden cósmico natural y sobrenatural, es doblemente dependiente de estos dos ordenes» (pág. 70). Y afirma: «» (pág. 71).

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