Cuadro de Steve Cutts
Recientemente el catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona Norbert Bilbeny señalaba en su artículo Las dos inteligencias, en el diario La Vanguardia, que “dos revoluciones están ligadas a dos nuevas ideas sobre la inteligencia. De un lado, el nuevo mundo digital avanza al mismo tiempo que el modelo de inteligencia artificial (apóstol: Marvin Minsky). De otro, la transformación feminista lo hace ligada al patrón de la inteligencia emocional (Daniel Goleman). Si antes se habló de “dos culturas”, Ciencia y Humanidades (C.P. Snow), hoy se impone la dicotomía de estas “dos inteligencias, cada una con su propia esfera de valores o competencias. Para la inteligencia artificial: talento, innovación, emprendimiento, liderazgo, competitividad, autodependencia. Para la emocional: creatividad, cuidado, solidaridad, compasión, empatía, resiliencia. Aunque ambas comparten competencias blandas: motivación, asertividad, mindfulness, autoestima, colaboración… Las dos inteligencias están, sin embargo, desacopladas. Cuanta más inteligencia artificial, más inteligencia emocional. A veces se llevan bien, pero otras mal. Unos quieren cooperantes, pero otros prefieren robots” Ante estas dos revoluciones que están cambiando nuestras vidas, la revolución digital, que “está cambiando, en lo social, la concepción del trabajo y del ocio; en lo interpersonal, las relaciones entre las personas; y en lo personal, los hábitos y las creencias morales”, y la revolución feminista que “está transformando lo individual con nuevas identidades; lo interpersonal con nuevos roles, y lo social con nuevos derechos y responsabilidades”. Ambas revoluciones impulsan y ejercen nuevas formas de lo político: “La revolución digital refuerza la visión individualista y tecnocrática de lo público; la feminista, lo comunitario y compasivo de lo mismo”. Y en conclusión tenemos el liberalismo por un lado y el populismo de izquierdas. Y las derechas unen a las dos: “neo¬liberalismo tecnocrático y comunitarismo nacionalista de una sola vez”.(Cfr.https://www.lavanguardia.com/opinion/20190616/462895833634/las-dos-inteligencias.html)
Ante este panorama urge una revolución espiritual que oriente y de sentido a estas dos revoluciones, siendo un elemento crítico ante el individualismo y la falta de respeto por los derechos humanos, aportando esperanza y solidaridad humana. Esta es la función de la tercera inteligencia, la Inteligencia Espiritual , que el profesor Bilbeny no menciona. Para esto se necesitan personas que desarrollen su capacidad espiritual y mística, gracias al silencio y la aventura interior, para llegara ser luz crítica frente al pensamiento único.