"200 años después…" Sueños que se siguen haciendo realidad
"Os estoy escribiendo ahora mismo desde Santo Domingo en República Dominicana. Me muestran otra casita pequeña salesiana en la que acogemos a niños que están por la calle, sin nadie, y mayoritariamente son haitianos"
"Saber que esos muchachos, menores de edad que llegaron hasta aquí no se sabe cómo, no tienen dónde estar y son acogidos en nuestra casa (un total de 20 en este momento), para pasar después a otros hogares, una vez que se han estabilizado, con otros objetivos educativos, me hacía sentir muy lleno el corazón"
"¿Cómo no ver ‘la mano de Dios en todo ello’? ¿Cómo no percibir que todo este hacer responde a mucho más que una estrategia humana?"
"Es muy cierto amigos y amigas, el Sueño de Don Bosco se sigue haciendo realidad hoy, 200 años después"
"¿Cómo no ver ‘la mano de Dios en todo ello’? ¿Cómo no percibir que todo este hacer responde a mucho más que una estrategia humana?"
"Es muy cierto amigos y amigas, el Sueño de Don Bosco se sigue haciendo realidad hoy, 200 años después"
Amigos lectores del Boletín Salesiano: os hago llegar como cada mes un saludo personal, salido del corazón y de mi reflexión motivado por lo que voy viviendo, pues creo que la vida nos llega a todos y lo que compartimos, si es bueno, nos hace bien.
Os estoy escribiendo ahora mismo desde Santo Domingo en República Dominicana. He hecho anteriormente una preciosa visita, muy significativa en Juazeiro do Norte (en el nordeste brasileño de Recife), y los últimos días han sido Dominicanos. En unas pocas horas he de seguir para Vietnam, y en medio de este ‘ajetreo’ que se puede vivir con mucha Paz, he ido nutriendo mi corazón salesiano con hermosas vivencias.
Os las cuento, porque hablan de misión salesiana, pero permitidme que inicie con una anécdota que ayer me contaba un salesiano y que me hizo reír, me conmovió, y me habló de ‘corazones salesianos’.
Me contaba ayer un hermano que, en una ocasión, viajando por una de las rutas del interior de este país, pasó por un lugar donde algunos niños se habían acostumbrado a tirar piedras a los coches para provocar algún pequeño incidente –como romper un vidrio– y en el desconcierto robar alguna cosa al viajero.
Historias que tocan el corazón
Pues bien, así le ocurrió a él. Pasaba por el pueblo y un niño tiró una piedra para romperle un cristal y lo consiguió. Él se bajó del coche, llegó a retener al muchachito y lo obligó a llevarlo ante sus padres. La escena fue que en esa familia no había un padre –pues les había abandonado–, sino solo una sufrida madre que se había quedado con este hijo y con una hijita. Cuando el salesiano le dijo a la madre que su hijo le había roto el cristal (cosa que el muchacho reconocía), y que costaba mucho dinero, y que cómo hacía él para pagarlo, la madre se disculpaba pidiendo perdón pero haciéndole ver que no tenía modo alguno de pagarle, que era pobre, que reprendería a su hijo, etc, etc… Así iba el diálogo cuando la niñita, la hermanita del ‘pequeño Magone de Don Bosco’, que tenía su mano cerrada, la abre y le da la única moneda, casi sin valor, que ella tenía. Era todo su tesoro y le dice: “Tome señor, para ayudar a pagar el cristal”. Este mi hermano salesiano me contó que se conmovió tanto que ya no pudo hablar más y terminó dándole algo de dinero a la señora para ayudar a su familia.
Yo no sabía cómo interpretar la historia, pero tiene tanto de vida, de dolor, de necesidad, y de humanidad que me prometí que la compartiría con vosotros. Y pocas horas después, muy cerquita del lugar donde estaba alojado en la casa salesiana, me muestran otra casita pequeña salesiana en la que acogemos a niños que están por la calle, sin nadie, y mayoritariamente son haitianos. Bien sabemos la tragedia que se está viviendo en Haití, donde no hay orden, gobierno y ley… Sólo las mafias dominan todo. Pues bien, saber que esos muchachos, menores de edad que llegaron hasta aquí no se sabe cómo, no tienen dónde estar y son acogidos en nuestra casa (un total de 20 en este momento), para pasar después a otros hogares, una vez que se han estabilizado, con otros objetivos educativos (donde tenemos, entre varias casas y siempre con salesianos y educadores laicos a otros 90 menores), me hacía sentir muy lleno el corazón y pensar que Valdocco en Turín, con Don Bosco, nació así, y así nacimos nosotros los salesianos, y un grupito de esos muchachos de Valdocco, junto con Don Bosco, dio origen ‘de facto’ a la congregación salesiana en aquel 18 de diciembre de 1859.
La mano de Dios
¿Cómo no ver ‘la mano de Dios en todo ello’? ¿Cómo no percibir que todo este hacer responde a mucho más que una estrategia humana? ¿Cómo no percibir que aquí y en otros miles de lugares salesianos en el mundo se sigue haciendo el bien (siempre con la ayuda de tantas personas generosas y otras muchas que comparten pasión educativa?).
Este año, en Madrid y en otros lugares (también de América) se presentó el magnífico cortometraje titulado ‘Canillitas’ que recoge la vida de tantos de estos muchachos. Me alegró tocar de cerca con mis ojos y mis manos esta realidad. Y es muy cierto amigos y amigas, el Sueño de Don Bosco se sigue haciendo realidad hoy, 200 años después.
Y por si me faltaba algo, ayer pasé toda la jornada con jóvenes del mundo salesiano que se hacen llamar y se sienten líderes en toda la América Latina Salesiana, de un movimiento que intenta conseguir que, al menos, el mundo educativo salesiano se tome muy en serio el cuidado de la creación, la ecología misma con la sensibilidad del papa Francisco recogido en la ‘Laudato Si’. Estaban presentes (en persona o en línea) jóvenes de 12 naciones de América Latina en su movimiento ‘América Latina Sostenible’. Y me pareció hermoso que los jóvenes sueñen y se comprometan con algo que es bueno para ellos, para el mundo y para todos nosotros.
Me siento, ante todo esto, con un poco de autoridad como para decir: Amado Don Bosco, tu Sueño sigue muy vivo. Seguid bien y sed felices.
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