El sacramento salesiano de 'ser presencia' Cuando un educador llega al corazón de sus muchachos o el arte de ser como Don Bosco

Monseñor Artime en Lubumbashi. RD de Congo
Monseñor Artime en Lubumbashi. RD de Congo

"He llegado recientemente a Lubumbashi. En el vuelo que nos trajo, cuando saludé al comandante ya en el avión me manifestó que él había estudiado formación profesional en nuestra escuela aquí en Goma"

"Me comentó que habían sido años que le habían cambiado la vida, pero añadió algo más, diciéndome y diciéndonos: y aquí está quien ha sido para nosotros un 'papá'"

"¿A quién se estaba refiriendo el comandante, un hombre de unos 45 años, con su hijo ya joven piloto que lo acompañaba en el vuelo…?"

Mis queridos amigos y amigas lectores del Boletín Salesiano y amigos del carisma de Don Bosco. Os estoy escribiendo este saludo, yo diría casi que con una transmisión en directo, antes de que vaya a la tipografía. Lo digo porque la escena que os voy a contar la he vivido hace tan sólo cuatro horas.

El viaje de tus sueños, con RD

He llegado recientemente a Lubumbashi. Ya durante 10 días he recorrido presencias salesianas muy significativas como la población de desplazados y refugiados de Palabek –hoy en condiciones mucho más humanas que cuando llegaron a nosotros, gracias a Dios–, y de Uganda, he llegado a la República Democrática del Congo en la difícil situación de la región de Goma. Allí las presencias salesianas están llenas de vida.

He expresado en momentos diversos que tenía el corazón ‘tocado’ (touché), es decir, tocado de emoción al ver el bien que se hace, al ver que existe tanta presencia de Dios aún en la más grande de las pobrezas. Pero el corazón tocado de dolor y de tristeza al encontrarme con parte de las 32.000 personas (mayoritariamente ancianas, mujeres y niños) que están acogidas en los terrenos de la presencia salesiana de Don Bosco–Gangi. Pero de esto os hablaré la próxima vez, porque necesito dejar que repose en mi corazón.

Eres mi 'papá'

Ahora quiero referirme solamente a una escena preciosaque contemplé en el vuelo que nos trajo a Lubumbashi. Era un vuelo extra comercial en un avión mediano en tamaño. Pero el comandante era alguien conocido, no para mí, sino para los salesianos del lugar. Cuando saludé al comandante ya en el avión me manifestó que él había estudiado formación profesional en nuestra escuela aquí en Goma. Me comentó que habían sido años que le habían cambiado la vida, pero añadió algo más, diciéndome y diciéndonos: y aquí está quien ha sido para nosotros un ‘papá’. En la cultura africana cuando se dice de alguien que es un ‘papá’ se está diciendo lo máximo. Y no pocas veces el ‘papá’ no es la persona que ha engendrado a ese hijo o hija, sino quien realmente lo ha cuidado, sostenido y acompañado.

¿A quién se estaba refiriendo el comandante, un hombre de unos 45 años, con su hijo ya joven piloto que lo acompañaba en el vuelo…? Se estaba refiriendo a nuestro hermano salesiano coadjutor (es decir no sacerdote, sino consagrado laico, como nos ha pensado también Don Bosco). Tal hermano salesiano, misionero español, Honorato, es misionero en la región de Goma desde hace más de 40 años; él ha hecho lo posible para que existiera tal escuela de formación profesional y otras muchas cosas, ciertamente junto a otros salesianos. Él conoció al comandante y a otros de sus amigos cuando eran sencillamente unos muchachos del barrio (es decir entre cientos y cientos de muchachos). De hecho, el comandante me dijo que cuatro de los compañeros suyos, que prácticamente en aquellos años estaban como en la calle, consiguieron estudiar mecánica en la casa de Don Bosco y hoy son ingenieros y llevan la manutención mecánica y técnica de los pequeños aviones de su compañía.

Ser presencia

Pues bien, al escuchar yo al comandante, antiguo alumno salesiano, decir que Honorato había sido su ‘papá’, el ‘papá’ de todos ellos, me emocionó profundamente y me hizo pensar en Don Bosco, a quien sus muchachos sentían y consideraban su ‘papá’.

Y pensé cómo es verdad que la educación es cosa del corazón. Y confirmé entre mis convicciones que la presencia entre los muchachos, muchachas y jóvenes es para nosotros casi como un ‘sacramento’ a través del cual llegamos también a Dios. Por eso, he hablado con tanta pasión y convicción en estos años a mis hermanos salesianos y a la Familia Salesiana, del “sacramento” salesiano de la presencia.

Y sé que en el mundo salesiano, en nuestra familia a lo largo del mundo, entre nuestros hermanos y hermanas, hay muchos ‘papás’ y muchas ‘mamás’ que con su presencia y cariño, con su saber educar, llegan al corazón de los jóvenes, que tanto necesitan hoy, diría que cada vez más, estas presencias que pueden cambiar para bien una vida.

Saludos desde África y toda la bendición del Señor para los amigos y amigas del carisma salesiano. Bendiciones.

Monseñor Artime en Lubumbashi
Monseñor Artime en Lubumbashi

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