Encendido discurso del presidente de los obispos italianos en la Semana Social de Trieste Zuppi: “Los católicos miramos con preocupación el populismo, puede privarnos de la democracia”
No al “populismo”, a la apatía y a la resignación, pero un sí rotundo a la "solidaridad hacia todos, que no mira el pasaporte", y a una participación en la vida política para ayudar a “la construcción de una democracia inclusiva, donde nadie sea descartado ni dejado atrás”. Encendido discurso el del cardenal Matteo Zuppi en su intervención en la nueva edición de la emblemática Semana Social de los Católicos Italianos, organizada por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que preside el también arzobispo de Bolonia
“Desde 1907 hasta hoy, el catolicismo italiano no se ha quedado quieto, no se ha encerrado en la sacristía, no ha pensado y trabajado para sí mismo, sino para el bien común del pueblo italiano”, prosiguió quien es uno de los hombres de confianza del papa Francisco
“La democracia sufre porque las sociedades están cada vez más polarizadas, es decir, atravesadas por tensiones cada vez más amargas entre grupos antagónicos, dominados por la oposición amigo-enemigo”
“No queremos conformarnos con quejas fáciles sobre la crisis de la democracia y la baja participación en las elecciones”. Frente a ellos, “apostamos por respuestas positivas, conscientes, compartidas y posibles
“La democracia sufre porque las sociedades están cada vez más polarizadas, es decir, atravesadas por tensiones cada vez más amargas entre grupos antagónicos, dominados por la oposición amigo-enemigo”
“No queremos conformarnos con quejas fáciles sobre la crisis de la democracia y la baja participación en las elecciones”. Frente a ellos, “apostamos por respuestas positivas, conscientes, compartidas y posibles
No al “populismo”, a la apatía y a la resignación, pero un sí rotundo a la "solidaridad hacia todos, que no mira el pasaporte", y a una participación en la vida política para ayudar a “la construcción de una democracia inclusiva, donde nadie sea descartado ni dejado atrás”. Encendido discurso el del cardenal Matteo Zuppi en su intervención en la nueva edición de la emblemática Semana Social de los Católicos Italianos, organizada por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), que preside el también arzobispo de Bolonia.
Zuppi esbozó un retrato de los católicos italiano como miembros de “un solo pueblo” que mira “con preocupación el peligro del populismo que, si no tenemos memoria del pasado, puede privarnos de la democracia o debilitarla”, según recoge en su crónica la agencia Sir, peligro ante el que demandó “una profunda renovación social y política”, porque “la paz y el desarrollo no son bienes conseguidos de una vez por todas”.
“Desde 1907 hasta hoy, el catolicismo italiano no se ha quedado quieto, no se ha encerrado en la sacristía, no ha pensado y trabajado para sí mismo, sino para el bien común del pueblo italiano”, prosiguió quien es uno de los hombres de confianza del papa Francisco.
“La Iglesia no reclama privilegios"
“La Iglesia no reclama privilegios, no los busca”, insistió el purpurado, en alusión al papel que “en este período histórico” la institución eclesial puede ofrecer, porque “nos sentimos parte de un país que se enfrenta a transiciones difíciles y a crisis de época”, añadió, para, acto seguido, comenzar a enumerarlas:
“Basta pensar en el invierno demográfico, el aumento de las desigualdades, los porcentajes de abandono escolar, el abstencionismo y el cada vez más numeroso descontento con la participación democrática, la vida descartada que se torna insignificante por la omnipotencia que se transforma en nihilismo autodestructivo. Sentimos el desafío de la acogida de los inmigrantes, de la transición ecológica, de la soledad que envuelve a muchas personas, de la dificultad de los espacios para los jóvenes, del aumento de los conflictos en las relaciones sociales y entre los pueblos, finalmente de la guerra que domina la escena internacional. escenario y arroja sus sombras sobre todo esto”.
Y en medio de esta situación, añadió, “la democracia sufre porque las sociedades están cada vez más polarizadas, es decir, atravesadas por tensiones cada vez más amargas entre grupos antagónicos, dominados por la oposición amigo-enemigo”.
Sin embargo, añadió, “no queremos conformarnos con quejas fáciles sobre la crisis de la democracia y la baja participación en las elecciones”. Frente a ellos, “apostamos por respuestas positivas, conscientes, compartidas y posibles. No, entonces, a la apatía o a la resignación. Nuestra democracia puede y debe ser mejor y más inclusiva”.
En todo caso, Zuppi quiso dejar constancia durante su intervención de que no hay democracia “sin un nosotros”, y sin la defensa de la dignidad humana, que es “donde más se viola”, porque democracia “significa contrastar la cultura del despilfarro, de las adicciones, de las condiciones indignas en las cárceles, de muchos heridos por enfermedades psiquiátricas”. Por ello, aseveró que “la democracia, como reza el tema de la Semana Social de Trieste, es participación”.
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