En este trabajo presentaremos una propuesta de pensamiento teológico y práctica pastoral sobre las devociones marianas para este siglo XXI en nuestra América Latina. Tomaremos como referente fundamental la doctrina social de la Iglesia, y así  partimos de ella para abrazar una devoción liberadora de la santísima Virgen María. Hablaremos de la presencia urgente de la imagen de María como inspiración y referente para la iglesia sinodal y, sobre todo, para la promoción del diálogo social sobre temas como la defensa de los ecosistemas del planeta, la dignidad de la persona humana, el trabajo, los derechos de la mujer, y, los asuntos del género.

MARÍA, PARA EL SIGLO XXI, y propuesta de la experiencia sobre la advocación de Nuestra Señora del Alba (cuya imagen original se encuentra en Manresa-España y  la pintura actualizada fue entregada a Papa Francisco) a nuestra América Latina y a nuestro Caribe.  

El documento completo formará parte de la memoria de este Congreso. En esta presentación tocaré algunos puntos, pero no haré ahora un resumen sino una experiencia de poesía, música e imagen. 

MARIA, es la MUJER DEL DIALOGO PARA LA CONVIVENCIA Ética en NUESTRO CONTINENTE FRENTE A LA PRINCIPAL ENFERMEDAD SOCIAL QUE VIVIMOS, EL NEO COLONIALISMO, y proponerle la experiencia de la advocación de Nuestra Señora del Alba a nuestra América Latina y el Caribe.  

LA VIRGEN DEL DIÁLOGO EN LA MESA SOCIAL para todos.  

Para nuestra juventud -tan empujada o convocada a cambios revolucionarios- la bravura de María es como una estrella en el mar que ayuda a navegar hacia Jesús en su presencia en el prójimo. 

En conjunto y para muchos millones de “desterrados hijos de Eva”, el continente y las islas están convertidos en un inmenso “valle de lágrimas”, marcado por los “poderosos” que serán “derribados de sus tronos”, como reza el magnificat como de nuestro proyecto.  

No es momento de resignarse ante el abuso y la destrucción que pretenden imponer los que “tienen soberbia en su corazón” y ponen su confianza en hartarse de los bienes que le saquean a los pobres. No es momento de una pastoral del “acomodo y la sumisión”.

En nuestra gran Latinoamérica, vivimos tiempos de marginalidades y reclamos. Hay lugares donde se margina a los que forman parte de pueblos originarios, donde se margina a los que no son blancos, se discrimina por origen nacional, sexo y creencias religiosas. 

Las marginalidades representan retos, a los que se suman los reclamos; algunos de justicia, otros de gritería sin sentido.  Hay quienes luchan porque todos tengan acceso a la mesa social, otros para sacar seres humanos de la comunidad universal.  

Así se produce el fenómeno de la "sociedad de las etiquetas"

Por ejemplo, si a la hora de esforzarse por el bien de la familia, la comunidad y la historia, hicieron falta las mentes y los brazos de los varones y las mujeres; dejar a la mujer fuera del reparto justo de los bienes huele a pecado social.  

"La obra que verán se basa en el trabajo del poeta nacional Juan Antonio Corretjer y la obra de la pintora Nora Rodríguez Vallés, que musicalizó el poema para poder pintarlo. Todo inspirado en las distintas advocaciones. El proceso para ella fue tan intenso que poco después, con apoyo del curador Ernesto Pujol, recorrió el país con su obra Tierra Libre, que he llamado 'un grito en el silencio'"

La obra que verán se basa en el trabajo del poeta nacional Juan Antonio Corretjer y la obra de la pintora Nora Rodríguez Vallés, que musicalizó el poema para poder pintarlo. Todo inspirado en las distintas advocaciones. El proceso para ella fue tan intenso que poco después, con apoyo del curador Ernesto Pujol, recorrió el país con su obra Tierra Libre, que he llamado “un grito en el silencio”. 

La pastoral Mariana de nuestra propuestase fundamenta en la “ética para la convivencia social”, que hemos trabajado durante años a través de las universidades del país creando un “prontuario” para nuestros estudiantes y que luego, este servidor realizó una edición pata aplicar a la pastoral parroquial. 

Nuestra Madre María nos acompaña, con la pureza de la Creación, de cada amanecer para ayudarnos a fomentar la amistad social y los lazos de solidaridad.

Es una pastoral que promueve “participar y ser partícipes”. Presenta una respuesta para luchar por el bien y fomentar el diálogo, pues representa “el milagro permanente para el que escucha y el que habla. A todos por igual bendice Nuestra Señora del Alba”.   

Proponemos a María como testigo actual de la presencia y participación de la mujer en la mesa social que nutre la vida, abrazando a los empobrecidos de nuestra tierra. 

Así, nos acercamos a una imagen de María vibrante, brava, luchadora, una virgen anticolonial y por la independencia de nuestras naciones por ser la “mujer de nuestra raza”. En resumen, para la libertad latinoamericana y caribeña.

No nos enfocaremos en la imagen apocada y sumisa que tantas veces ha marcado referencias a la Virgen. Por tanto, no es sumisión al varón o marido, si fuere el caso.  Es la sumisión al Dios liberador del magnificat.  Debe quedar dicho, sin embargo, que nuestra propuesta no debe entenderse como rechazo o confrontación con diversas visiones de la Virgen María que tanto han aportado al devenir de la Iglesia y que, sin duda alguna, todavía pueden tener mucho que enseñar. Pero esta propuesta tiene propósitos específicos. Queremos promover una noción de María como inspiración para la juventud, como acompañamiento del compromiso con la justicia y con la transformación de nuestro mundo.

"No se debe ni siquiera atisbar alguna falta de respeto a la sabiduría de los ancestros, de las visiones de los pueblos originarios y mucho menos de las enseñanzas del Evangelio y del magisterio de la Iglesia. Queremos sencillamente hacer nuestro aporte a la rica tradición de las devociones marianas"

Puede parecer contraria a las enseñanzas y conocimientos acumulados desde los tiempos evangélicos, atesorados desde hace poco más de dos mil años. Todavía puede aparentar más un extravío si tomamos en cuenta que desde tiempos inmemoriales la humanidad ha presentido, se ha acercado a las imágenes maternales en sus reflexiones e invocaciones sobre la divinidad. No buscamos echar al olvido nada de eso. No se debe ni siquiera atisbar alguna falta de respeto a la sabiduría de los ancestros, de las visiones de los pueblos originarios y mucho menos de las enseñanzas del Evangelio y del magisterio de la Iglesia. Queremos sencillamente hacer nuestro aporte a la rica tradición de las devociones marianas. En particular, enmarcada en la fértil y frondosa tradición de religiosidad popular latinoamericana, presentamos una propuesta desde el archipiélago caribeño que es Puerto Rico.

Método

La exposición que queremos hacer no será para ser leída. Será para ser vista. No presentaremos un texto para estudio y reflexión ilustrado con alguna que otra imagen. Privilegiaremos la imagen y la palabra poética cantada. No será tanto lo que vamos a decir, sino lo que vamos a presentar. Aún conscientes de las dificultades que ese método de exposición puede tener para su reproducción en textos a difundirse, nos parece que esa limitación estaría más que superada por lo que pueden comunicar las imágenes. En todo caso, las imágenes también pueden ser copiadas, difundidas y ser objeto de estudio. La imagen nos habla.  De hecho, vivimos en la era de la imagen; por qué no privilegiarla en tiempos tan difíciles y a la vista una “sociedad líquida”.  

La primera consideración que nos mueve a ello es que, junto con la intención de “hablar para nuestro tiempo”, queremos aprovechar la “fuerza cultural” que ha tomado la imagen. Ese potencial de la imagen puede ser de gran ayuda, en especial si el objetivo, como en este caso, es que nuestra propuesta sirva de instrumento, de herramienta, en el trabajo pastoral, como base inspiradora para el diálogo compartido en voz alta en nuestras comunidades.

La segunda consideración para elegir este método es que nos parece que siempre que se busca “sembrar algo nuevo es conveniente remontarnos a lo más antiguo”, hasta donde podamos. Eso que podemos denominar como pensamiento religioso tiene un origen mucho más antiguo que la escritura. Dios nos ha amado desde siempre, desde mucho antes que se inventara la escritura. La presencia del amor divino se ha sentido desde el origen y su contemplación, a través de imágenes, la podemos remontar a la pintura de las cavernas y los faraones. Es tan antiguo que podemos hablar de la imagen incluso antes de su desarrollo en los mitos. A tono con esas épocas originarias de la humanidad, si algo en la religión es susceptible de transmitirse a través de imágenes es precisamente la Virgen María.

Otro aspecto del método es el uso del ejemplo. Nuestra propuesta concentrará en el uso de un cuadro que comisionamos para dar imagen visual al poema Nuestra Señora del Alba, del poeta puertorriqueño Juan Antonio Corretjer. Esa anécdota nos servirá para plantear la posibilidad de renovar la práctica pastoral mariana de manera que se actualice acorde con estos nuevos tiempos. 

Esa particularidad del método de exposición amerita aclararse bien, pues no queremos que de forma alguna se sustituya o se desplace la veneración que tenemos por la patrona de Puerto Rico, Nuestra Señora de la Providencia. De igual forma, tampoco buscamos menoscabar la devoción hemisférica por la Emperatriz de América, Nuestra Señora de la Guadalupe, ni la gran importancia que tiene en Argentina la devoción a La Generala.

Esa tríada devocional, esas tres advocaciones, pueden ser miradas como un conjunto. Nuestra Señora de la Guadalupe pasó de ser la imagen que se le presentó al indio humilde Juan Diego a ser la enseña que enarboló el pueblo alzado por la libertad de México junto al Padre Hidalgo. Entretanto, en Argentina, las madres ponían a sus hijos que eran reclutados para la lucha por la independencia argentina el escapulario de la Virgen de las Mercedes para que los protegiera. El general José de San Martín, al ver a sus soldados siguiendo con fe aquella devoción, efectuó una ceremonia castrense en la que ascendió al rango de Generala del Ejército Argentino la imagen de la Virgen y la atavió con la banda correspondiente bastón de mando. 

La virgen de Puerto Rico, representa la confianza, el cariño y el cuidado con el que nuestra madre celestial nos cuida. Originada en una pintura italiana del siglo XIII, era una imagen venerada por los Siervos de María, que dejaron para la posteridad el relato de cómo en una ocasión en que los frailes no tenían qué comer, uno de ellos se encomendó a la Virgen y al otro día aparecieron milagrosamente dos cestos de comida frente a la puerta del claustro. Si algún pueblo latinoamericano ha sentido la necesidad de confiarse a la divina providencia es el de mi pequeña nación antillana que un amigo la ha descrito como la pequeña cenicienta del Caribe.

Hoy en día, su imagen, con la bandera de la patria, se venera en un altar en la catedral de la arquidiócesis de San Juan. Para una América Latina que se debate entre la angustia y la esperanza, Nuestra Señora de la Divina Providencia, la patrona de la pequeña patria puertorriqueña, tiene mucho que enseñar para bien de todo el continente.

De hecho, América Latina es prolija en tener la bendición de muchas imágenes veneradas de la Virgen. Sin mucho esfuerzo podemos referirnos, tan sólo en el Caribe hispánico a la Virgen de la Caridad del Cobre en Cuba y Nuestra Señora de la Altagracia en República Dominicana.

Por eso, el uso que daremos a la experiencia pastoral con el trabajo sobre Nuestra Señora del Alba, repetimos, es sencillamente un ejemplo de lo que queremos plantear sobre la idea de producir una nueva propuesta mariana para el siglo XXI. Consideramos que dicha propuesta puede servir para una mejor sintonía entre la doctrina social de la Iglesia y las devociones marianas. 

"¿Podremos mostrar a las nuevas generaciones imágenes marianas que recojan las expió signos de los tiempos?"

Tomemos esta exposición, por lo tanto, como un ejemplo de lo que se puede hacer en el marco del llamado a una iglesia sinodal y el compromiso de que nuestra reflexión teológica y nuestra práctica pastoral atiendan las urgencias de la sociedad actual. ¿Podremos mostrar a las nuevas generaciones imágenes marianas que recojan las expió signos de los tiempos? Que se presente la imagen en “diálogo con las nuevas sociedades”?  

María: Pureza, dolor y esperanza: 

La idolatría demoníaca al dinero, el hedonismo individualista, el afán salvaje por la destrucción y la cultura de la muerte requieren respuestas desde la Iglesia. Esas respuestas no deben ser de tipo supersticioso, que a lo que contribuyen es a la enajenación social. Rechazamos tanto la espiritualidad tomada como arma ideológica para justificar los abusos y los atentados a la dignidad humana, así como las construcciones de mundos fantásticos para el escapismo.

Ante tanto desastre, María es “imagen de la pureza”. Representa desde la pureza del alba de la creación hasta la pureza de cada amanecer que Dios nos regala. Pero es imagen también del dolor de la Santa Madre que tuvo que ser testigo de cómo torturaron y mataron a su Hijo amado. Es finalmente, también la esperanza que entraña desde la devoción de las criaturas y los sudados trabajadores hasta la bendición para el que escucha y el que habla.

Lo que nos planteamos es que profundicemos en las imágenes verdaderas, en la reflexión de las comunidades sobre la Trinidad de Dios, sobre el Cristo vivo que vence la muerte, sobre la resurrección y la construcción del Reino de Dios. La Virgen María, como imagen de la pureza, el dolor y la esperanza, tiene mucho que enseñarnos y mostrarnos a Jesús, fruto bendito de su vientre.

"Rechazamos tanto la espiritualidad tomada como arma ideológica para justificar los abusos y los atentados a la dignidad humana, así como las construcciones de mundos fantásticos para el escapismo"

María y la doctrina social de la Iglesia

El eminente teólogo puertorriqueño Samuel Silva Gotay ha planteado que María, según la retrata el Evangelio, es una “profeta”, como lo fueron los que formaron parte de la tradición de profetas del Antiguo Testamento.

El “Magnificat” puede ser estudiado como un antecedente importante de la Doctrina Social de la Iglesia. San Lucas nos relata que cuando María visitó a su prima Isabel, dijo, entre otras cosas, “desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mí maravillas el poderoso, Santo es si nombre, y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada”.

Cuando miramos la realidad del continuado saqueo de nuestra América Latina y el Caribe, es obvia la pertinencia de la voz profética social de la Madre de Dios.

"La voz brava de María en el Magnificat, nos provee una base sencilla y accesible a gentes de todos los niveles sociales, un recordatorio fundamental de cuál es el compromiso social que debemos asumir si queremos emular la ruta de la pureza. ¿De qué pureza hablamos?, y la contestación es obvia"

En el Concilio Vaticano II, en específico en la Constitución Lumen Gentium, se reconoció la gran función de María para ayudarnos a acercarnos a Dios. María, predestinada desde el principio de los tiempos, llena de gracia y pura, es abogada nuestra porque nos ayuda a encaminarnos hacia Cristo, con la esperanza de que nos muestre el fruto bendito de su vientre. En ese sentido, la voz brava de María en el Magnificat, nos provee una base sencilla y accesible a gentes de todos los niveles sociales, un recordatorio fundamental de cuál es el compromiso social que debemos asumir si queremos emular la ruta de la pureza. ¿De qué pureza hablamos?, y la contestación es obvia.  

Adelanto de la conclusión para presentar el trabajo audiovisual

Rezar hoy “Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre… Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”, es una oración poderosa por reflejo del misterio y porque su sentido presente nos abre el espacio de actualizar el llamado del Magnificat. Está de nosotros, que servimos al pueblo como presbíteros o laicos, reconocerle y predicar su vigencia para las tribulaciones sociales del mundo actual. Para nuestra juventud -tan empujada o convocada a cambios revolucionarios- la bravura de María es como una estrella en el mar que nos ayuda a marcar y corregir el rumbo en la búsqueda de Jesús en su presencia en el prójimo.

En conjunto y para muchos millones de “desterrados hijos de Eva”, el continente y las islas están convertidos en un inmenso “valle de lágrimas”.

"No es momento de una 'pastoral del acomodo y la sumisión'"

No es momento de pedir a la humanidad que acepte resignada el abuso y la destrucción que pretenden imponer los que tienen soberbia en su corazón y ponen su confianza en hartarse de los bienes que le saquean a los pobres. No es momento de una “pastoral del acomodo y la sumisión”.

Vivimos tiempos de marginalidades y reclamos. Hay lugares donde se margina a los que forman parte de pueblos originarios, donde se margina a los que no son blancos, se discrimina por origen nacional, sexo o creencias en materia de religión. Todas esas marginalidades representan retos y a estas se suman los desafíos, los reclamos. De esos últimos, algunos son de justicia, otros de gritería que pretenden confundir la conciencia personal y colectiva de los pueblos.  Hay quienes luchan porque todos tengan acceso a la mesa social. Otros, para sacar seres humanos de la comunidad humana. Esos choques producen el fenómeno de la “sociedad de las etiquetas”. A modo de ejemplo, me atrevo plantear que si a la hora de esforzarse por el bien de la familia, de la comunidad y de la historia misma, hicieron falta las mentes y los brazos de los varones y de las mujeres, dejar a la mujer fuera del reparto justo de los bienes huele a pecado social y estructural. ¿A quién le importa el tema sexual, racial, religioso o ideológico del médico que salvó al hijo en la sala de urgencias? 

"Hay quienes luchan porque todos tengan acceso a la mesa social. Otros, para sacar seres humanos de la comunidad humana … Si a la hora de esforzarse por el bien de la familia, de la comunidad y de la historia misma, hicieron falta las mentes y los brazos de los varones y de las mujeres, dejar a la mujer fuera del reparto justo de los bienes huele a pecado social y estructural"

Nuestra Señora del Alba ayuda a presentar una respuesta para luchar por el bien y, a la vez, promover el diálogo al ser la Virgen “para el que escucha y el que habla”. A todos por igual bendice Nuestra Señora del Alba”. 

María bien puede ser “abogada nuestra”. Vale mucho desarrollar una pastoral de la esperanza, que de la mano de María nos lleve a luchar por nuestra humanidad para salir de los encierros y caminar con pureza hacia la redención, hacia Jesucristo. “Con los ojos fijos en Jesús…”  

Ejemplo de propuesta pastoral para difundir en nuestras comunidades

Pasemos a ver y participar de la presentación de esta experiencia pastoral. Este ejemplo de trabajo pastoral enmarcado en la advocación de Nuestra Señora del Alba puede usarse en nuestros países, de las más diversas maneras y advocaciones marianas. Pero tiene la importancia de que ocurrió, y este cura acompañó el proceso por pueblos y campos. Es una historia verídica.

Ocurrió en el pequeño archipiélago del caribe, nuestro querido Puerto Rico, donde la poesía de Juan Antonio Corretjer, escrita en los tiempos de la gran depresión económica que siguió a los huracanes San Felipe 1928 y San Ciprián 1932 en el siglo XX, fue primero musicalizada y luego pintada, de nuevo tras el paso de huracanes devastadores -Irma y María- y en medio de otro gran descalabro económico, por Nora Rodríguez Vallés.

Corretjer había dicho que en sus poemas buscaba la palabra “sosegada y peregrina”. Ella, se convirtió en la artista sosegada y peregrina que lanzó un grito en el silencio. Después de pintar el cuadro, Rodríguez Vallés, con la coreografía del curador internacional Ernesto Pujos, recorrió Puerto Rico con un lienzo sobre el que permanecía en silencio luego de escribir hacia los cuatro puntos cardinales “Tierra Libre”.

En ese proceso, me tocó escribir una columna que se publicó internacionalmente en la que imaginé a la pintora puertorriqueña que reclamaba en silencio la libertad, haciéndolo desde el Zócalo de México hasta las alturas de Machu Pichu. Gracias a este congreso, ese sueño puede llegar a todo nuestro hemisferio. Gracias a todos ustedes por haberme permitido compartirlo.

De igual manera, invito a que para mostrar un rostro mariano en la búsqueda de “mejoría social” en el camino de una Iglesia sinodal junto a las nuevas generaciones, privilegiemos la imagen como herramienta pastoral que muestre a las comunidades la imagen como modo de vivir la espiritualidad en inserción y lucha.  Mostrar al mundo, mostrar a cada ser humano toda la fuerza espiritual a través de los cuales los signos hablan de manera saludable y así nos constituimos en mejores seres humanos y cristianos. Que sea.  

He aquí una síntesis audiovisual sobre Nuestra Señora del Alba.

He aquí, Virgen del diálogo, promotora de la convivencia solidaria como acompañó a los discípulos en la comunidad primitiva.