"Más allá de ideologías o de acentos, lo que nos une a todos es la voluntad común de seguir a Jesús" Seguimos en camino
"Es un itinerario largo y complejo, pero estoy convencido de que vale la pena. La meta que se perfila en el horizonte es una Iglesia sinodal, que vive la comunión y en la comunión"
"Una Iglesia en la que participan todos y cada uno de los bautizados con sus carismas y ministerios específicos, con el objetivo puesto en la misión, en la evangelización"
Cuando hacemos una excursión o un viaje, a veces, el camino se nos hace largo, pero el destino al que queremos llegar merece la pena. De alguna manera, esto también nos puede pasar con el Sínodo. Hace un tiempo, en octubre de 2021, iniciamos este itinerario. Lo estamos andando todos juntos bajo la guía del Espíritu Santo.
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Hacemos este camino escuchándonos unos a otros y abiertos a la Palabra, para discernir qué está diciendo el Espíritu Santo a la Iglesia en este momento concreto. Es un itinerario largo y complejo, pero estoy convencido de que vale la pena. La meta que se perfila en el horizonte es una Iglesia sinodal, que vive la comunión y en la comunión. Una Iglesia en la que participan todos y cada uno de los bautizados con sus carismas y ministerios específicos, con el objetivo puesto en la misión, en la evangelización.
Dice san Agustín que los que aman, caminan. Entonces deduce que hacia Dios no corremos con pasos, sino con el afecto (cf. Sermón 306 B,1). Ciertamente, si queremos llegar a Dios, lo debemos hacer amándonos y caminando juntos. La vida cristiana es un peregrinaje solidario. Más allá de ideologías o de acentos, lo que nos une a todos es la voluntad común de seguir a Jesús, de edificar su Iglesia.
A lo largo de este proceso, vamos descubriendo que lo que ya estamos experimentando es una llamada del Espíritu a vivirlo en toda la vida y en las circunstancias de cada una de las diócesis, arciprestazgos, comunidades pastorales, parroquias, congregaciones religiosas, movimientos, asociaciones, etc. En primer lugar, nos disponemos a escuchar el Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista del Sínodo y después a la escucha mutua para discernir, en la oración y en el diálogo. Estos son los pasos que el Espíritu nos pide dar para compartir con todos el tesoro más preciado que poseemos: la fe en Jesucristo.
Todo esto no es posible si no es desde la apertura al prójimo. Por eso, la oración que ha acompañado y acompaña todo el proceso en el que estamos inmersos es fundamental. Muchas veces hemos hecho nuestra la oración del Adsumus Sancte Spiritus, «estamos aquí, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre…», al inicio de reuniones, de encuentros y del trabajo personal. Esta es la oración que acompaña cada una de nuestras reuniones en esta segunda sesión del Sínodo y que, tal como ocurrió en la primera, hemos iniciado con unos días de retiro espiritual.
Queridos hermanos y hermanas, os pido que recéis de manera personal y comunitaria por los frutos de este Sínodo, que más que del Sínodo serán frutos del Espíritu Santo, en la medida en que nos abramos a su luz y a aquello que nos hace y nos hará descubrir.
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