"Aprovechemos estos días de verano para ser servidores creativos" Más que una historia
"No es necesario alejarnos de nuestros hogares para encontrar sosiego, descanso y motivación. Recuerdo muchos momentos entrañables cuando salíamos a disfrutar del fresco en la calle y contábamos historias en una reunión improvisada"
"Un fabricante de lápices cogió un día un lápiz que había fabricado para un dibujante muy especial. Justo antes de meterlo en su estuche, lo miró y le dio unos consejos que no debería olvidar nunca para su misión"
"El fabricante animó al lápiz diciéndole que siempre haría cosas maravillosas, pero solo si se dejaba guiar y sostener por la mano del dibujante, que sentiría dolor cuando le sacaran punta,que fuera precavido y en que cuidara bien de su parte interna"
"Pongámonos cada uno de nosotros en el lugar del lápiz y recordemos siempre que podemos hacer grandes cosas, si nos dejamos sostener por la mano amorosa de Dios y nos dejamos guiar por su Espíritu"
"El fabricante animó al lápiz diciéndole que siempre haría cosas maravillosas, pero solo si se dejaba guiar y sostener por la mano del dibujante, que sentiría dolor cuando le sacaran punta,que fuera precavido y en que cuidara bien de su parte interna"
"Pongámonos cada uno de nosotros en el lugar del lápiz y recordemos siempre que podemos hacer grandes cosas, si nos dejamos sostener por la mano amorosa de Dios y nos dejamos guiar por su Espíritu"
¿Playa o montaña?, una disyuntiva que aparece, a menudo en verano, en la planificación de las vacaciones de las familias que pueden permitírselas. Solemos reducir el universo de posibilidades a dos, cuando, en realidad, tenemos a nuestro alcance un abanico de muchas otras opciones. Seguro que con imaginación y creatividad encontraríamos diversas actividades para refrescar las calurosas horas y también para encender muchos corazones, a veces apagados.
No es necesario alejarnos de nuestros hogares para encontrar sosiego, descanso ymotivación.Recuerdo muchos momentos entrañables cuando salíamos a disfrutar del fresco en la calle y contábamos historias en una reunión improvisada. Eran historias que nos sorprendían, relatos para reír o para no dormir y muchos cuentos que dejaban boquiabiertos a los más chicos. Recuperemos esa refrescante costumbre que nos hace estar atentos y escuchar al otro, y también ser escuchados. Por ello, hoy, recordando esos momentos, os contaré una bella historia.
Un fabricante de lápicescogió un día un lápiz que había fabricado para un dibujante muy especial. Justo antes de meterlo en su estuche, lo miró y le dio unos consejos que no debería olvidar nunca para su misión.
El fabricante animó al lápiz diciéndole que siempre haría cosas maravillosas, pero solo si se dejaba guiar y sostener por la mano del dibujante, como las manos del alfarero que van modelando el barro. Nosotros somos ese barro en las manos de Dios. El fabricante lo alertó de que sentiría dolor cuando le sacaran punta, un sacrificio necesario para que pudiera dibujar mejor. Prosiguió diciéndole que no todo sería fácil y que cometería errores, pero con el aliciente de poder corregirlos, ya que tendría siempre una goma de borrar junto a él.
El lápiz escuchaba atentamente. El fabricante incidió en que fuera precavido y en que cuidara bien de su parte interna. Le aseguró que en cualquier superficie que fuera usado, dejaría su marca. El lápiz, ya dentro de un precioso estuche, prometió que siempre recordaría esos consejos y aseguró que intentaría ser útil.
Podríamos preguntarnos qué puede enseñarnos esta historia. Pongámonos cada uno de nosotros en el lugar del lápiz y recordemos siempre que podemos hacer grandes cosas, si nos dejamos sostener por la mano amorosa de Dios y nos dejamos guiar por su Espíritu.
Cometeremos errores, pero la humildad y la mansedumbre nos ayudarán a corregirlos y a crecer gracias a ellos. Dios nos convoca a darlo todo y Él nos da las fuerzas que necesitamos para seguir adelante. Caminemos y como dice el papa Francisco: «Caminemos cantando» (Laudato si’ 244).
Como el lápiz, que sirve para escribir y dibujar, tenemos el gran privilegio de poder servir a los demás y a Dios. Una de las mejores formas de servir es amar a los hermanos, como hizo Jesús. En el bellísimo episodio del lavatorio de los pies, Jesús nos exhorta a amar y a servir a los demás y nos promete que, si lo hacemos, seremos felices (cf. Jn 13,17).
Queridos hermanos y hermanas, aprovechemos estos días de verano para ser servidores creativos. Como os decía al principio de esta carta, estos días son una buena ocasión para conversar, compartir, contar y escuchar historias, y para reflexionar sobre ellas. Hace más de dos mil años fue de boca en boca una impresionante historia que ha marcado la humanidad. No lo olvidemos, es la preciosa historia de Jesús.
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