Carta semanal de Juan José Omella La otra lógica de Jesús

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"Jesús nos ama a pesar de nuestros defectos y debilidades. Y lo hace con el corazón abierto; sin condiciones, sin prejuicios. El amor de Dios por nosotros es infinito"

En pleno tiempo de Pascua os quiero hablar del Hijo de Dios. Fijémonos en cinco actitudes de Jesucristo que a los ojos de nuestro mundo serían consideradas como defectos.

El primer defecto de Jesús es que tiene una memoria selectiva. Sí, cuando le pedimos perdón, siempre se olvida de todos nuestros males y pecados pasados. Cuando Él perdona, perdona absolutamente. No tiene memoria del mal, porque solo tiene amor. Jesús es amor y nos lo regala cada mañana cuando ponemos los pies en el suelo. ¡Qué defecto más bonito! ¡Ojalá Dios nos regalara este precioso defecto a todos nosotros! No tener memoria del mal y regalar amor a todos los hermanos que nos rodean.

El segundo defecto de Jesús es que sus cálculos y matemáticas no son como los nuestros. Para Él tan importantes son noventa y nueve como uno. Y, si no, pensemos en la parábola de la oveja perdida (cf. Lc 15,3-7). El Hijo de Dios, cuando te pierdes, lo arriesga todo –las noventa y nueve ovejas– y sale a buscarte. Nos busca y nos ama. A ti y a mí. A todos. Como si no existieran más personas en el mundo.

El tercer defecto de Jesús es que no utiliza la lógica del mundo. Él nos dice, por ejemplo, si una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una, ¿no se esmera en encontrarla y, cuando la encuentra, invita a sus amigas y lo celebra con ellas? Esto no tiene ninguna lógica. ¿De verdad que ha hecho todo esto por solo una moneda? ¿Y, además, hará una fiesta que le costará muchas más monedas? (cf. Lc 15,8-10) La alegría de Dios por reencontrar a alguien que se ha perdido es desbordante. El Señor no nos olvida y siempre nos busca. Somos únicos para Él.

La lógica de Jesús

El cuarto defecto de Jesús es que sus finanzas no siguen nuestros criterios. El Hijo de Dios dijo a varios hombres que estaban sentados en la plaza de un pueblo: «Venid conmigo y os daré trabajo». Unas horas después, volvió a hacer lo mismo con otros hombres que no habían encontrado trabajo. Cuando oscureció, al terminar la jornada laboral, pagó a todos lo mismo (cf. Mt 20,1-16). Nadie gana al Señor en generosidad. Siempre da más de lo que le hemos pedido y más de lo que necesitamos. Y a menudo nos desconcierta porque no sigue nuestros criterios económicos.

Finalmente, el quinto defecto de Jesús es que nos ha revelado el contenido del examen final. Si fuera al colegio, ya le habrían expulsado. Nos ha dicho todas las preguntas del examen final porque quiere que aprobemos. Al final de los días se nos valorará por el amor que hayamos regalado. Jesús nos ha dicho: amad, amad, amad. Amad a quienes os han hecho daño, rogad por ellos. Pedid a Dios el don de amar, incluso, a los enemigos.

Jesús nos ama a pesar de nuestros defectos y debilidades. Y lo hace con el corazón abierto; sin condiciones, sin prejuicios. El amor de Dios por nosotros es infinito.

Queridos hermanos, ¡ojalá descubramos en esta otra lógica de Jesús un camino para una vida más gozosa y plena!

Card. Juan José Omella
Arzobispo de Barcelona

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