¿Ratio Fundamentalis?


La última ¨Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis¨ data de 1970. Pues bien, desde 1970 unos 100,000 sacerdotes han abandonado el ministerio. A tenor de los números, podemos considerar la situación de los sacerdotes como manifiestamente mejorable, por decirlo finamente...

En esta nueva ¨Ratio fundamentalis¨:

¿Se analizan las causas reales que han llevado a estos 100,000 sacerdotes a dejar el ministerio sacerdotal?

¿Se analiza verdaderamente la situación en que vive y trabaja el sacerdote, en especial el pequeño sacerdote? ¿Se conocen y se analizan las posibles situaciones concretas frustrantes (¨mobbing¨) en que el sacerdote, en especial el pequeño sacerdote, vive, que hacen que se sienta en muchos casos traicionado, violentado (e impotente), muy lejos de lo que él siente que es verdaderamente la llamada recibida del Señor, y tenga, por tanto, que dejar el ministerio sacerdotal tal y como está actualmente concebido, y dedicarse a actividades que le reporten más realización personal?

¿Se apuesta realmente por un ¨ministerio de realización¨, como el Señor quiere y al que el Señor les ha llamado, y no por un ¨ministerio de frustración¨?

¿Vamos más allá de amonestaciones moralistas y espiritualistas dirigidas al pequeño sacerdote, y concretamos medidas institucionales que protejan, defiendan y promuevan un ministerio sacerdotal de realización y no de frustración?

Mientras todas las exigencias caigan sobre los hombros del sacerdote, en especial del pequeño sacerdote, no daremos ningún paso adelante, ni hacia lo que Dios desea para los sacerdotes, ni por supuesto para un aumento del número de vocaciones al sacerdocio. El Señor no manda ni mandará más vocaciones, mientras la situación siga igual y no haya una revalorización en todos los órdenes de la figura y del ministerio del sacerdote.

Si se quiere candidatos totalmente entregados, que además se autoimpongan todo tipo de exigencias, como el celibato o la pobreza y demás exigencias eclesiásticas, mientras que "la otra parte" del "contrato vocacional", no se autoimpone ninguna, cuando se dan estas "circunstancias contractuales" tenemos lo que comúnmente se llama un "contrato leonino". Mientras no haya exigencias por ambas partes, el "pacto" no es completo, y el sacerdote que se siente traicionado en el ejercicio del ministerio sacerdotal tiene el perfecto derecho, humano y divino, a escoger otro camino de realización personal (derecho, hasta ahora, no suficientemente reconocido; ya sabemos la situación de "linchamiento moral" que sufren los sacerdotes que abandonan el ministerio sacerdotal activo, a los que hasta hace relativamente poco tiempo se les negaba incluso los años cotizados a la Seguridad Social por los años trabajados como sacerdotes).

(Nota: No estoy hablando en absoluto de que los sacerdotes secularizados y casados puedan seguir ejerciendo el ministerio sacerdotal. Esa es otra historia en la que no entro ahora, ni en este momento apoyo).

El Señor tiene derecho a "rescatar" a sus sacerdotes de situaciones frustrantes y vitalmente inviables, y colocarlos en otros caminos de mayor realización personal y humana.

La entrega total y completa es al Señor. Gracias a Dios, ni la naturaleza divina de la Iglesia, ni mucho menos la naturaleza divina de la institución eclesiástica es hipostática. Eso es propio de las sectas, no de la Iglesia de Cristo. La nuestra es la obediencia de Cristo, que todos sabemos cómo consideraba las instituciones eclesiásticas de su tiempo...

Está muy bien una nueva "Ratio Fundamentalis" para el ministerio sacerdotal. Pidamos al Señor que dé muchos frutos en favor de los sacerdotes, en especial de los pequeños sacerdotes y de su ministerio, y que traiga además muchas nuevas vocaciones al sacerdocio...

¿Pero no sería bueno también una primera "Ratio Fundamentalis" para la institución eclesiástica?
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