Del cementerio al nicho...


Seminary/cemetery; seminario/cementerio...

Me llamó la atención esta asociación de ideas que aquel famoso pastor evangélico hizo a los fieles de su iglesia, y transmitido por su poderosa cadena de televisión, refiriéndose a los seminarios de la Iglesia Católica y a la estructura eclesiástica general de nuestra Iglesia...

Seminarios como cementerios. Hombres jóvenes cargados de ilusiones y sueños, que entran en el seminario, pasan en él siete años, y salen totalmente amansados, amaestrados, apagados, encogidos, desnortados, indefensos, incapaces de proclamar nada (porque no les han preparado para ello, sólo para organizar rituales y rogativas, según ellos) y bien dispuestos para ser insertados en el nicho pastoral correspondiente, esto es, la parroquia. Así consumirán sus días, de nicho en nicho, mientras sigue produciéndose inevitablemente la decadencia complacida de la Iglesia en la que nos encontramos, habida cuenta de las acciones eclesiásticas que se toman (ninguna) para intentar al menos revertir en algo esta decadente situación (santidad personal, sí, medidas estructurales eclesiásticas, en especial en favor del pequeño sacerdote, también).

Ésta es la idea de los evangélicos... Y yo me pregunto: ¿No tendrán algo de razón con esta analogía? ¿No se ha convertido el ambiente eclesiástico en una losa que pesa sobre todos, ya desde el mismo seminario, una losa que nos aplasta, especialmente a los pequeños sacerdotes? ¿Tan difícil es crear espacios eclesiales y pastorales estimulantes, ilusiónantes, especialmente en el ministerio pastoral de los pequeños sacerdotes, ---¡ministerio de realización y no de frustración!--- aunque nos dejemos la piel en el empeño? ¿Entenderemos de una vez que no es lo mismo morir crucificado que morir quemado? ¿No alcanzamos a ver que el Señor murió en una Cruz y no en una hoguera?...

Seminario/cementerio; parroquia/nicho pastoral... ¿Tendrán razón estos hermanos esperados?
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