La conjura de los agraviados


Confieso que me produjo sentimientos encontrados la noticia de que en la India se había fundado la "Iglesia Abierta", por la cual, según reza la noticia publicada en Religión Digital hace unos días, a través de internet se "alquilan curas" para la celebración de sacramentos y demás oficios religiosos de forma libre y paralela al proceso "oficial".

Confieso que no sé por dónde tirar en mi entendimiento de esta noticia: ¿Es una corriente de aire fresco? ¿Es el humo del infierno que contraataca? ¿Es un signo de los tiempos que nos anuncia el futuro que está por venir...?

Es científicamente constatable que de forma espontánea no se puede dar el vacío en la naturaleza, ni por analogía en la sociedad, ni en los grupos humanos. Los vacíos se tienden a llenar espontáneamente. Y podemos decir que aquí, en el ámbito de la religión y de las prácticas religiosas, se ha producido un "vacío" entre dos colectivos, que muy bien pudieran considerarse "agraviados" del sistema (sistema gestado, por cierto, durante siglos...), vacío que se puede estar colmando de forma "espontánea" con esta novedosa iniciativa...

Por un lado están los aproximadamente 100,000 sacerdotes (cifra de escándalo, ante la que parece que nadie se inmuta) que desde los años 70 hasta el presente no han podido, o no han querido continuar el ejercicio del ministerio sacerdotal tal y como está planteado en el actual "modelo" pastoral de sacramentalismo sociológico y parroquialismo. Muchos de estos cien mil sacerdotes ---sacerdotes "para siempre"---, quieren, claro está, seguir ejerciendo su ministerio de forma normal, libre, tranquila, natural y sobrenatural. Y muchos de ellos, además, no se quieren casar, no se sienten llamados al matrimonio, ni mucho menos a conciliar el ministerio sacerdotal con la vocación matrimonial. Simplemente quieren desarrollar su ministerio de forma libre y personal, auténtica, en buena conciencia con Dios, sirviendo a los hombres.

Por otro lado, están los que no pueden, o no quieren, o se les complica mucho la situación para recibir los sacramentos por los cauces "oficiales". Pueden ser complicaciones administrativas, o de conciencia, o complicaciones de cualquier tipo, lo cierto es que se les hace muchísimo "más sencillo", acudir a la "Iglesia Abierta", buscar un sacerdote disponible y recibir los sacramentos "en conciencia". Al fin y al cabo, Dios, que ve en lo escondido, nos recompensará a cada uno según su merecido ante el mismo Señor, y que cada palo aguante su vela…

Y yo me pregunto: ¿Será este nuevo esquema un signo de los tiempos venideros? ¿Será el vivir "la religión que yo quiero" el futuro de la praxis religiosa? ¿Será el vivir "el sacerdocio que yo quiero" el futuro del ministerio sacerdotal, sobre todo en lo que respecta al pequeño sacerdote? (ya hace años un clérigo de los que afectan la vida de los pequeños sacerdotes me dijo que ahora se estilaba que los pequeños sacerdotes "se buscaran la vida"; o sea, que no estamos descubriendo nada nuevo, es una práctica ya conocida por las estructuras eclesiásticas desde hace tiempo...).

Hace unos días hablábamos de las "iglesias orgánicas", pequeñas agrupaciones de fieles que se reúnen para vivir la fe "a su manera", sin protocolos ni "complicaciones". Las iglesias orgánicas parece que son el futuro próximo (ya presente) de la práctica religiosa. ¿Se conjuntará esta nueva forma de religiosidad con la nueva praxis sacerdotal de la "Iglesia Abierta", esto es, sacerdotes que están disponibles y que pueden desarrollar su ministerio al servicio de estas comunidades, en libertad (¿o será libertinaje?)?

Es interesante observar el desarrollo de los acontecimientos y la evolución de las prácticas religiosas, y sobre todo, estar preparados para el futuro… El vacío espontáneamente se tiende a llenar. Y cuando además de vacío existen agravios, el movimiento es mucho más rápido y extensible...

"Vivir la religión que yo quiero".
"Vivir el sacerdocio que yo quiero".

Dos fuerzas convergentes que se atraen con fuerza mutuamente.
Vacío entre ellas.
¿Serán los muros de contención canónico-punitivos lo suficientemente fuertes como para resistir el desbordamiento por ambos lados?
¿No será que los hados se han confabulado para preparar la conjura de los agraviados?

Ver veremos, dijo un ciego...
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