El presidente del Pontificio Consejo para la Cultura Gianfranco Ravasi ha anunciado recientemente en Barcelona la presencia del artista Bill Viola en el pabellón que el Vaticano mostrará en la Bienal de Venecia. El motivo serán los once primeros capítulos del Génesis y el compendio de temas que allí se abordan como creación, vida, pecado, muerte o opresión.

Bill Viola nacido en 1951 en Nueva York nos ofrece a través del videoarte una propuesta de encuentro de la pintura y el cine con la búsqueda espiritual. Influido por la espiritualidad budista, también se inspira en místicos como San Juan de la Cruz o el Maestro Eckhart para la realización de sus famosas video-instalaciones.

Profundamente marcado por la iconografía cristiana, trata de representar las emociones de la vida como misterio trascendente. La composición que presentamos, “El saludo”(1995), se inspira en La Visitación (1528-1529) de Jacopo Pontormo y nos muestra a tamaño real y en movimiento lento, un abrazo marcado por la alegría en medio de una brisa que mueve los vestidos formando una composición de tres mujeres que se encuentran.

Esta revisión de los temas tradicionales desde una nueva perspectiva antropológica y espiritual se puede observar en la serie “Las Pasiones” que se inspira en “La Anunciación” (1445) de Dirk Bouts y en “La adoración de los Magos” (1460) de Andrea Mantegna. La obra de Viola nunca es imitación o copia sino transformación. Así “El quinteto de los atónitos” tiene su punto de partida en “El Cristo burlado” de El Bosco, “Hombre de dolores” se inspira en los escritos medievales de Thomas de Kempis y en las imágenes de Dirk Bouts y Antonello de Mesina, “La habitación de Catalina” en la predela que sobre la vida de Santa Catalina de Siena realiza el pintor Andrea di Bartolo en la cual nos presenta en cinco escenas momentos de la vida de la santa. “Observance” está inspirada en dos paneles de un altar que realiza Alberto Durero en 1526 y que lleva por título 'Cuatro Apóstoles'. “Emergence” se refiere a “Pietà” de Tommaso Masolino da Panicale donde María y Juan Evangelista introducen a Cristo en la sepulcro abrazándole y besando su mano.

La complejidad del proceso creador de Viola le hace trabajar con otros artistas que controlan elementos como la luz y la composición o la dirección de los actores. La puesta en escena de sus obras es sumamente cuidada y los referentes simbólicos trasparentan las grandes emociones como la impotencia, el dolor o la tristeza pero también la sorpresa, la espera o la alegría. Todo ello envuelto de una atmósfera contemplativa que a la vez que adentra al espectador en sí mismo le invita a trascenderse o mirar más allá.