Un artículo largo y muy bueno sobre la polémica de Educación para la Ciudadanía.

Me han sorprendido recientemente al ser citado varias veces en un extenso artículo publicado en LaExcepcion.com. Me lo comunicaba Guillermo Sánchez Vicente, al que no conozco o eso creo yo. Pues estoy sorprendido, y ante lo publicado voy a puntualizar mi postura sobre la asignatura.

Primero: Soy contrario de agregar nuevas asignaturas al sistema educativo. Solo sirven para crear dispersión y perder fuerzas las materias que son verdaderamente esenciales como las matemáticas, el inglés, la historia, las ciencias, las artes plásticas y la lengua. La educación física no la considero esencial, pero es importante, y la religión sería ideal darle un estatus de evaluable y como complemento de formación, como una actividad extraescolar pero evaluable.

Segundo: Basándome en lo anterior, hacer obligatoria esta asignatura y crearla en nuevos cursos deteriorará la calidad de la enseñanza al forzar a los críos a tanta disparidad de conocimientos tan desrelacionados los unos de los otros.

Tercero: Esa asignatura no confío en que vaya a dar resultados positivos. Tal vez a los católicos concertados les va a ser de gran utilidad. A los públicos lo dudo mucho, salvo si poseen un equipo de profesores de calidad, cosa verdaderamente rara.

Ahora discreparé con Guillermo Sánchez, pero en unas pocas cosas. Su artículo reune parte de la información que yo ya di en mi blog, y parte de otra que desconocía pero la cual confirma lo que ya pensaba. Mi discrepancias:

Primera: Discrepo en que me llame valiente por dar las opiniones que doy sobre los desaciertos episcopales con la asignatura. Si no soporto que llamen valiente a un obispo por criticar a Zapatero, o a la asignatura, o al colectivo gay, etc, menos que me lo llamen a mi por criticar a mis obispos. Ni lo que yo digo ni que lo dicen mis obispos es un acto de valentía. Obispos valientes los de China, que se la juegan todos los días. Cristiano valiente el Padre Masia Clavel o Benjamín Forcano o Xavier Pikaza, que se jugaron sus cátedras por expresar su opinión y una libertad de pensamiento la cual en mi Iglesia algunos nos quieren negar.

Segundo: No es Rouco ya el personaje estrella de los talibanes. Es Cañizares. Rouco desde la llegada de Benedicto XVI ha perdido mucho influjo en Roma, y desde su salida de la presidencia de la Conferencia Episcopal ya no es la estrella del sector integrista, sino el propio Cañizares. Cañizares es ahora el personaje estrella del episcopado, y Antonio María lo sabe y respeta a regañadientes el puesto que se ha ganado Cañizares intrigando contra su persona. Mi arzobispo ha perdido por completo toda esperanza de ambicionar algo que no sea un buen recuerdo de su paso por esta archidiócesis, y a ello parece estarse entregando.

Es tan solo con lo que quiero abiertamente discrepar. Por lo demás ese artículo lo dice todo, aunque en una línea muy en contra de los obispos. Pero la verdad es que si no tuviese eso exactamente, no dirían la verdad. La verdad es que ciertos obispos se han sobrepasado, y las consecuencias son un descrédito para la Iglesia y un distanciamiento social. Quien vientos siembra tempestades recoge.
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