Aunque no espero que lo entienda la caverna y su cavernícola líder.
Un profesor debe mantener siempre su intimidad guardada de los alumnos y de los padres de los alumnos. Rumores podrán haber muchos, pero solo serán rumores, y todos los profesores tienen rumores muchos falsos y verdaderos. A un profesor en ocasiones le toca llevar a sus hijos a centros educativos donde no entren en contacto con sus alumnos, pues son temerosos de problemas que puedan sufrir sus retoños.
Un colegio católico puede estar presidido y bien gestionado por un divorciado. Los problemas de alcoba de un señor director o señora directora son suyos y no del colegio. Y estoy seguro que un señor divorciado o una divorciada tiene una experiencia personal que más valdría escuchar, valorar y aprender. En otras puede que no merezca la pena ni escuchar o valorar, porque el personaje sea un impresentable. Pero estoy seguro que una experiencia de vida es muy rica en moralejas.
Lo mismo como cuando un divorciado preside una cofradía o da clases de religión. Son personas de carne y hueso, a los que en la vida algo no les fue bien y no merecen que alguien tan ruin como usted, tan falto de misericordia en su corazón, y con una peligrosa propensión a denunciar para hundir a los demás, venga a destrozarles más su vida.
Estoy seguro que si su mujer se fuese mañana de casa a acostarse con sus amigos y compañeros del trabajo, pediría usted hasta el divorcio para apartarla todo lo posible de usted y de sus hijos tal y como le pasó a un vecino que tuvo que poner hasta un océano de por medio.
PD: Lo de adultero lo será usted, porque faltar al respeto a las personas divorciadas revela en usted un síntoma de putrefacción moral. Mucho ver pajas en ojo ajeno y poco ver la viga del suyo. ¿Acaso llamar adúlteros a otros le sirve a usted para creerse mejor marido y mejor católico? Que asco da. Como cuando llamó amancebado a un pobre jugador de fútbol fallecido trágicamente con un niño en camino y sin estar casado.