Al parecer fue todo un invento de la agencia de noticias Reuters, o más bien un malentendido. El caso es que semejante falso comentario del Papa encendió aún mas algunas hogueras de algunos católicos contra el matrimonio gay y se propusieron defenderlo de los ataques por unas palabras que en realidad dicen que no había dicho.
El ridículo es monumental, y ahora tras dar al Papa la razón en algo tan grave que no ha dicho, van a por el periodista al que tildan de manipulador y mentiroso. Si fue efectivamente un invento del periodista, cabe preguntarse quien ha sido el peor de todos: si el periodista mentiroso que inventó la noticia o el fanático que decidió justificar las palabras del Papa a pesar de la gravedad de las mismas. Pienso yo que el primero obró con malicia a sabiendas que estaba mal lo que decía. Pero el segundo no obró con malicia, sino desde la perversión y el relativismo moral de acatar las cosas sin pensar, y esto último me parece más grave porque esa gente reduce los principios morales a cuatro palabras en la prensa supuestamente dichas por el Papa.