La sacramentalidad del amor Que la enseñanza 'perenne' de la Iglesia sobre la homosexualidad se analice a la luz de la teología de la 'gracia'

La sacramentalidad del amor
La sacramentalidad del amor

"La teología de la gracia es uno de los tópicos más fascinantes del cristianismo. Básicamente la gracia es 'una participación en la vida de Dios [que] nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria' (CEC §1997)"

"Si es verdad que la gracia es una participación de la vida trinitaria en la vida de cada creyente, y si la vida trinitaria no es otra cosa que el misterio más puro del amor, resulta insostenible restringir el acceso a los sacramentos a quienes vivimos ese amor dentro de matrimonios del mismo sexo o en una segunda unión"

"En varias ocasiones Fiducia supplicans recalca que no pretende cambiar la 'perenne' doctrina católica sobre el matrimonio. Perenne es un adjetivo que no tiene cabida en la enseñanza de la Iglesia cuando se trata de sostener doctrinas inmorales"

"Roguemos a Dios que la enseñanza “perenne” de la Iglesia sobre la homosexualidad se analice a la luz de la teología de la gracia: sólo así podrá reconocerse el inmenso don que supone la diversidad étnica, cultural, lingüística y sexual en una Iglesia de veras católica, es decir, universal"

El magisterio de la Iglesia afirma que, cuando se imparte una bendición a parejas del mismo sexo, se ruega a Dios “que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo”, de modo que puedan “madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino”. Se trata de “una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu” (Fiducia supplicans, 31).

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A esas “ayudas” de las que habla el magisterio la tradición cristiana las denomina “gracias actuales”, es decir, intervenciones divinas muy puntuales en la vida de cada creyente, movidas por el Espíritu Santo, que redundan en el bien de la Iglesia (cfr. CEC, §2000).

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La teología de la gracia es uno de los tópicos más fascinantes del cristianismo. Podemos entenderla como sigue: en lo más íntimo de la vida trinitaria, la relación que guardan entre sí las Divinas Personas es el misterio más puro del amor. La teología cristiana ha llamado “gracia” a la participación de ese Misterio en nuestras vidas, y la tradición más clásica distingue en ella la gracia santificante, la gracia habitual y las gracias sacramentales. No entremos en minucias conceptuales, quedémonos con lo básico: la gracia es “una participación en la vida de Dios [que] nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria” (CEC §1997). 

Fiducia supplicans es un documento magisterial que desarrolla en un tono más compasivo la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad, al reconocer que en las parejas “en situaciones irregulares” hay algo de “verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones” (§31). En esto hay una perspectiva más objetiva. Son innumerables los casos de personas heterosexuales que, en una segunda unión, se reencontraron con su fe: personas para las cuales continuar con un matrimonio fallido no era en absoluto un signo de la gracia, sino un motivo de escándalo; innumerables también los casos de parejas homosexuales para las cuales la fe es más que una herencia familiar de antaño: es aliciente y fundamento de nuestra vida. Parejas para las cuales no tendría sentido nuestro matrimonio sin referencia a las muchas gracias que la Providencia nos dispensa día con día, y a las que tratamos de responder con la reciprocidad que alcanza la naturaleza humana.

Resulta infundado calificar de “situaciones irregulares” aquellos casos de parejas homosexuales o en una segunda unión que, por el contrario, nos esforzamos por vivir bajo la regla del amor. Parejas para las cuales coincidir en un proyecto de vida, sostenerse en la adversidad, ayudarse en el reconocimiento de las mutuas debilidades y de los logros compartidos o coadyuvar en la construcción del Reino a partir del ejercicio profesional es parte constitutiva de una vida de fe.

Si es verdad que la gracia es una participación de la vida trinitaria en la vida de cada creyente, y si la vida trinitaria no es otra cosa que el misterio más puro del amor, resulta insostenible restringir el acceso a los sacramentos a quienes vivimos ese amor dentro de matrimonios del mismo sexo o en una segunda unión. Hay algo sacramental en la relación de dos personas adultas que se aman porque el amor es gracia, es una participación de la vida divina. La misma Escritura afirma que no puede haber amor fuera de Dios: “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él” (I Jn IV, 16).

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"Si es verdad que la gracia es una participación de la vida trinitaria en la vida de cada creyente, y si la vida trinitaria no es otra cosa que el misterio más puro del amor, resulta insostenible restringir el acceso a los sacramentos a quienes vivimos ese amor dentro de matrimonios del mismo sexo o en una segunda unión"

En varias ocasiones Fiducia supplicans recalca que no pretende cambiar la “perenne” doctrina católica sobre el matrimonio. Perenne es un adjetivo que no tiene cabida en la enseñanza de la Iglesia cuando se trata de sostener doctrinas inmorales: “perenne” fue la enseñanza de la Iglesia sobre la esclavitud hasta el siglo XIX —para citar sólo un ejemplo, pensemos en el famoso responsum del Santo Oficio en tiempos del beato Pío IX (1866), que juzgaba la esclavitud como compatible con la ley natural…—; “perenne” fue la enseñanza de la Iglesia sobre la condena al pueblo judío hasta el Vaticano II; “perenne” fue la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte hasta 2018.

Roguemos a Dios que la enseñanza “perenne” de la Iglesia sobre la homosexualidad se analice a la luz de la teología de la gracia: sólo así podrá reconocerse el inmenso don que supone la diversidad étnica, cultural, lingüística y sexual en una Iglesia de veras católica, es decir, universal.

El poder de la gracia y la des-gracia del abuso de poder | Teología y  espiritualidad de la Iglesia

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