Séptimo dia de la Novena de Navidad El Fuego del Mesías disminuye el calentamiento global
"Muchos místicos se han referido a esa experiencia maravillosa del Nacimiento del Verbo de Dios en el alma, como una experiencia de fuego"
"En Cristo han sido creadas todas las cosas, las de cielo y las de la tierra, por eso a los creyentes les corresponde meditar y actuar sobre el cuidado de esta creación"
"Impulsados a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan"
"Impulsados a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan"
“He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!” (Lc 12, 49) (Cfr. LS 23-25; QA 48-49)
Muchos místicos se han referido a esa experiencia maravillosa del Nacimiento del Verbo de Dios en el alma, como una experiencia de fuego, que hace arder la existencia del contemplativo en un calor que todo lo abrasa amorosamente. Es la experiencia del Espíritu, que vino en forma de lenguas de fuego sobre los Apóstoles y la Virgen María en Pentecostés; es el Fuego del Evangelio que se nos anuncia en esta Navidad, es el calor fraterno que el papa Francisco nos invita a compartir con la encíclica Fratelli Tutti.
Mientras tanto, el calor que invade la atmósfera planetaria, a causa del calentamiento global, se da por la falta de ese amor, de esa fraternidad de esa solidaridad que nos trae el Mesías. El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático.
En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos. La mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero emitidos sobre todo a causa de la actividad humana.
Al concentrarse en la atmósfera, impiden que el calor producido por los rayos solares sobre la superficie de la tierra se disperse en el espacio, a causa del patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles. También ha incidido el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo, principalmente la deforestación para agricultura.
Una celebración de la Navidad que no considere estas cosas, no es una preparación auténtica al nacimiento del Salvador en la vida de la humanidad. Porque el calentamiento tiene efectos sobre el ciclo del carbono. Crea un círculo vicioso que agrava aún más la situación, y que afectará la disponibilidad de recursos imprescindibles como el agua potable, la energía y la producción agrícola de las zonas más cálidas, y provocará la extinción de parte de la biodiversidad del planeta, este planeta que Él mismo nos ha regalado.
En Cristo han sido creadas todas las cosas, las de cielo y las de la tierra, por eso a los creyentes les corresponde meditar y actuar sobre el cuidado de esta creación. La pérdida de selvas tropicales empeora las cosas, ya que ayudan a mitigar el cambio climático. La contaminación que produce el dióxido de carbono aumenta la acidez de los océanos y compromete la cadena alimentaria marina.
El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad. Los peores impactos probablemente recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo. Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento, y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales.
Podemos entonar muchos cánticos de Navidad, pero, lamentablemente, hay una general indiferencia ante estas tragedias, que suceden ahora mismo en distintas partes del mundo. La falta de reacciones ante estos dramas de nuestros hermanos y hermanas es un signo de la pérdida de aquel sentido de responsabilidad por nuestros semejantes.
El equilibrio planetario depende también de la salud de la Amazonia. Junto con el bioma del Congo y del Borneo, deslumbra por la diversidad de sus bosques, de los cuales también dependen los ciclos de las lluvias, el equilibrio del clima y una gran variedad de seres vivos. Funciona como un gran filtro del dióxido de carbono, que ayuda a evitar el calentamiento de la tierra. Es crucial tener en cuenta que en «el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos.
La humanidad, al celebrar la Navidad, principalmente el pueblo cristiano disperso por el mundo entero, y todos aquellos que estamos llamados a la contemplación del Señor en la creación, somos impulsados a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan. Será un signo verdadero, que nos permitirá decir ¡Feliz Navidad! ¡El Fuego del Mesías ha disminuido el calentamiento global!