Navidad subversiva, peregrinos orientales

Acostumbrados a contar la “Adoración de los Magos” infantilizando el relato en nuestras homilías, se nos escapa su fuerza revulsiva para estimular la fe adulta, actualizada y liberadora. Los peregrinos de Oriente (ni tres, ni reyes, ni magos) simbolizan una Navidad subversiva y una Epifanía crítica.

Reto 1:¿Dónde y a quiénes se manifiesta Jesús? En Belén, no en Jerusalén. A los de fuera, antes que a los de dentro. Hallan al Salvador unos peregrinos extranjeros, antes que y en vez de Herodes y los pontífices, representantes del poder político y religioso.

Reto 2: Contraste con los pastores. No tienen que moverse mucho los pastores para encontrar a Jesús, que se manifiesta donde está el pueblo sencillo. Si Herodes y los pontífices quisieran encontrarlo, tendrían que salir de sus palacios y capital, viajar y abajarse hasta la aldea. ¿Dónde estamos nosotros? ¿Está nuestra iglesia con los pastores o con los pontífices?


Reto 3:
Ofrenda de oro e incienso. El evangelista pone del revés un himno nacional. Se decía (en tono de “nacional-religionismo”): “Vendrán de todas partes a Jerusalén trayendo oro e incienso”. Mateo da la vuelta a ese exclusivismo centralista: en vez de acudir de todas partes a la capital, hay que salir de ella y de cuanto ella representa. En vez de ofrecer oro e incienso en palacios reales, será en una casa sencilla de aldea, donde un joven matrimonio corriente acuna al bebé recién engendrado por ellos como su primogénito.


Reto 4:
La estrella. Se decía: “La estrella vendrá a Jerusalén”. Según Mateo, al llegar a Jerusalén se oculta. Luces de consumo en la capital encandilan, no se ve cielo estrellado. La Palabra nos saca de los centros del poder, el dinero, la propaganda y la evasión. No es Jerusalén, sino la aldea, el centro de la historia, al que apunta una estrella (hacen falta ojos de honradez y poesía para percibirla). No brilla en la Casa Blanca o Bruselas, en Moncloa o en San Pedro, en los Campos Elíseos o en la Almudena... sino en medio del Atlántico sobre unos cayucos...


Reto 5:
Encuentran al niño con María, su madre. En una época y sociedad en que la mujer no contaba, donde todo lo era el padre, al que se solía mencionar primero, Mateo pone a María por delante. Sin comentarios...


Reto 6:
Preguntan por el rey de los judíos. Irónica y paradójicamente, un rey sin poder real. Predicará un reino sin fronteras. Su reino no será de este mundo, pero sí para liberar a este mundo y construirse en este mundo. Jesús romperá el muro entre los de dentro y los de fuera, rechazará el exclusivismo de pueblo escogido. ¿Por qué ha de preocuparle hoy a su iglesia de tener peso e influjo social o ser poder fáctico en la sociedad? Más vale trabajar por construir en este mundo (pero no al estilo de este mundo) el reinado sin fronteras, las “redes cristianas” de Jesús, para pescar vivas a las personas para la Vida...


Reto 7: Volved por otro sendero
, se dice a los peregrinos. Para que no crean ingenuamente que se construye el Reino de los cielos haciendo compromisos político-diplomáticos (acuerdos o concordatos para asegurar financiación que ata) con Herodoes y los pontífices. Que no negocie la iglesia con los poderes como si fuera uno de ellos. Que seamos minoría humilde, voz de los sin voz, liberada y liberadora con la fuerza del Evangelio. Y retornar a casa por otro camino, sin entrar al trapo en el juego de Herodes, ni para negociar con él, ni para atacarle... Por el camino encontraremos acompañantes de la “cuarta vía”, venidos de Oriente y Occidente, ecumenismo sin fronteras en la era de las espiritualidades unidas.
Tales son los siete retos de ese pasaje, que no es cuento y leche para la infantilidad, sino manjar fuerte para la adultez creyente. Que nos ayude Mateo a redescubrir lo subversivo de la Navidad, lo crítico de la Epifanía, la fuerza liberadora de los peregrinos de Oriente.
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