Tertulia budista.6. Jesús es Cristo
Cuando la parte católica reconoce que Jesús es Cristo y pregunta a la parte budista por el Buda, los budas y lo divino, se llega a uno de los momentos más comprometidos del diálogo.
Masiá. ¿Hay un dios personal en el budismo? ¿Es divino Shakamuni el Buda?
Suzuki. Ha hecho usted la pregunta del millón.
M. Pues vamos con ella sin miedo y sin sentirmos obligados a estar de acuerdo.
S. El cristianismo nos evoca más lo personal. Si no le molesta, me parece demasiado... no sé si el adjetivo es “humano”...
M. Quiere usted decir, seguramente, antropomórfico.
S. Sí, demasiado antropomórfico.
M. A la inversa, cuando hablamos de budismo ante teólogos occidentales les parece impersonal y panteísta. A mí me parece, como formulan el oriental Nishitani y el occidental Gómez Caffarena, que hay un “clima de lo personal” en el budismo. Lo palpamos al oirles hablar de compasión, misericordia, ternura, acogida, vida, etc.
S. La figura de Buda en nuestro templo representa al buda histórico, Shakamuni, y al mismo tiempo está idealizada.
M. ¿Diríamos que es el Buda histórico convertido en el Buda glorificado tras su entrada definitiva en el Nirvana, es como su cuerpo glorioso, hablando con terminología cristiana?
S. Pero una imagen no es más que una imagen y no debemos convertirla en un ídolo. A través de la corporalidad visible del Buda histórico y de la corporalidad sublimada en esa imagen del Buda, se nos sugiere el misterio del Buda eterno, que existe desde siempre y por siempre, sin forma, sin ser visible ni tangible, la gran energía que todo lo vivifica, el hontanar de luz y vida, rostro último de la realidad. Se hace visible en el Buda histórico que nos encamina hacia él y nos hace despertar a la realidad de su presencia en nuestro interior vivificándonos continuamente.
M. No puedo evitar traducir lo que usted dice en términos cristianos de Padre, Hijo y Espíritu Santo, es decir, Hontanar de Vida, Manifestación de la Vida y Fuerza que nos hace vivificarnos mutuamente. Pero me parece que estoy yendo demasiado lejos.
S. Cuando me presentó usted el libro de Teresa Forcades sobre la Trinidad, me emocionó mucho. Me recordaba nuestra enseñanza sobre los tres cuerpos de Buda.
M. Si el cristianismo se hubiese expandido por Extremo Oriente sín el lastre de Nicea y Calcedonia, ahora estaríamos hablando de la Trinidad en otros términos más parecidos a los suyos.
S. Ese es un tema para diálogos más complicados que estas sencillas conversaciones nuestras.
(Del libro en prensa "El Dharma y el Espíritu", PPC, 2008).
Masiá. ¿Hay un dios personal en el budismo? ¿Es divino Shakamuni el Buda?
Suzuki. Ha hecho usted la pregunta del millón.
M. Pues vamos con ella sin miedo y sin sentirmos obligados a estar de acuerdo.
S. El cristianismo nos evoca más lo personal. Si no le molesta, me parece demasiado... no sé si el adjetivo es “humano”...
M. Quiere usted decir, seguramente, antropomórfico.
S. Sí, demasiado antropomórfico.
M. A la inversa, cuando hablamos de budismo ante teólogos occidentales les parece impersonal y panteísta. A mí me parece, como formulan el oriental Nishitani y el occidental Gómez Caffarena, que hay un “clima de lo personal” en el budismo. Lo palpamos al oirles hablar de compasión, misericordia, ternura, acogida, vida, etc.
S. La figura de Buda en nuestro templo representa al buda histórico, Shakamuni, y al mismo tiempo está idealizada.
M. ¿Diríamos que es el Buda histórico convertido en el Buda glorificado tras su entrada definitiva en el Nirvana, es como su cuerpo glorioso, hablando con terminología cristiana?
S. Pero una imagen no es más que una imagen y no debemos convertirla en un ídolo. A través de la corporalidad visible del Buda histórico y de la corporalidad sublimada en esa imagen del Buda, se nos sugiere el misterio del Buda eterno, que existe desde siempre y por siempre, sin forma, sin ser visible ni tangible, la gran energía que todo lo vivifica, el hontanar de luz y vida, rostro último de la realidad. Se hace visible en el Buda histórico que nos encamina hacia él y nos hace despertar a la realidad de su presencia en nuestro interior vivificándonos continuamente.
M. No puedo evitar traducir lo que usted dice en términos cristianos de Padre, Hijo y Espíritu Santo, es decir, Hontanar de Vida, Manifestación de la Vida y Fuerza que nos hace vivificarnos mutuamente. Pero me parece que estoy yendo demasiado lejos.
S. Cuando me presentó usted el libro de Teresa Forcades sobre la Trinidad, me emocionó mucho. Me recordaba nuestra enseñanza sobre los tres cuerpos de Buda.
M. Si el cristianismo se hubiese expandido por Extremo Oriente sín el lastre de Nicea y Calcedonia, ahora estaríamos hablando de la Trinidad en otros términos más parecidos a los suyos.
S. Ese es un tema para diálogos más complicados que estas sencillas conversaciones nuestras.
(Del libro en prensa "El Dharma y el Espíritu", PPC, 2008).