El Pontífice considera a los pobres "el tesoro de la Iglesia" Francisco: "No hay que prestar atención a quien alimenta el miedo del otro y del futuro"
El pontífice celebró la misa por la Jornada Mundial de los Pobres, criticando las tentaciones "de la prisa y del yo"
"La codicia de pocos acrecienta la pobreza de muchos"
| Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano Hernan Reyes Alicade
El papa Francisco aseguró hoy que "no hay que prestar atención a quien alimenta el miedo", al tiempo que, al celebrar en la Basílica de San Pedro la III Jornada Mundial de los Pobres, denunció que "la codicia de pocos acrecienta la pobreza de muchos".
El pontífice centró su homilía en la dvertencia de dos "tentaciones" que hace Jesús, y comenzó desarrollando la "de la prisa, del ahora mismo".
"No hay que prestar atención a quien difunde alarmismos y alimenta el miedo del otro y del futuro, porque el miedo paraliza el corazón y la mente!", sentenció Jorge Bergoglio, en la tercera conmemoración de la Jornada que institutó en 2016, al terminar el Año jubilar de la misericordia.
"!Sin embargo, cuántas veces nos dejamos seducir por la prisa de querer saberlo todo y ahora mismo, por el cosquilleo de la curiosidad, por la última noticia llamativa o escandalosa, por las historias turbias, por los chillidos del que grita más fuerte y más enfadado, por quien dice ahora o nunca. Pero esta prisa, este todo y ahora mismo, no viene de Dios", reclamó.
"En el afán de correr, de conquistarlo todo y rápidamente, el que se queda atrás molesta y se considera como descarte. Cuántos ancianos, niños no nacidos, personas discapacitadas, pobres considerados inútiles. Se va de prisa, sin preocuparse que las distancias aumentan, que la codicia de pocos acrecienta la pobreza de muchos", lamentó el Papa.
Tentación del yo
La segunda tentación sobre la que advirtió el Papa es "la tentación del yo", y planteó que: "El cristiano, como no busca el ahora mismo sino el siempre, no es entonces un discípulo del yo, sino del tú. Es decir, no sigue las sirenas de sus caprichos, sino el reclamo del amor, la voz de Jesús".
¿Cuántas veces, aun al hacer el bien, reina la hipocresía del yo: hago lo correcto, pero para ser considerado bueno; doy, pero para recibir a cambio; ayudo, pero para atraer la amistad de esa persona importante", se preguntó.
"Entonces podemos preguntarnos: ¿Ayudo a alguien de quien no podré recibir? Yo, cristiano, ¿tengo al menos un pobre como amigo?", continuó.
Almuerzo con 1.500 personas en situación de pobreza
Antes de encabezar un almuerzo con 1.500 personas en situación de pobreza a las que invitó al Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa planteó que "los pobres nos facilitan el acceso al cielo; por eso el sentido de la fe del Pueblo de Dios los ha visto como los porteros del cielo".
"Ya desde ahora son nuestro tesoro, el tesoro de la Iglesia, porque nos revelan la riqueza que nunca envejece, la que une tierra y cielo, y por la cual verdaderamente vale la pena vivir: el amor", finalizó.
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