Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de los Pobres Francisco pidió “no hacer retórica” frente a los pobres sino poner “manos a la obra” para ayudarlos
Con críticas a la “catástrofe” de la guerra en Ucrania, el Papa publicó su Mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres del 13 de noviembre, denunciando "la directa intervención de una 'superpotencia', que pretende imponer su voluntad contra el principio de autodeterminación de los pueblos"
“Frente a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar en nadie”
"No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído"
"No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído"
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
En un mensaje que enmarcó en la “nueva catástrofe” que significa la guerra en Ucrania para la humanidad, con una “superpotencia que pretende imponer su voluntad contra el principio de autodeterminación de los pueblos”, el papa Francisco hizo un llamado al mundo, y a la dirigencia política en particular, para que se pongan “manos a la obra” en la ayuda a los pobres, que dejen de hacer “retórica” y se dejen de lado los comportamientos “asistencialistas”.
“Frente a los pobres no se hace retórica, sino que se ponen manos a la obra y se practica la fe involucrándose directamente, sin delegar en nadie”, planteó el Papa en el mensaje divulgado hoy por el Vaticano de cara a la Jornada Mundial que tendrá de lema “Jesucristo se hizo pobre por ustedes ”.
“Por lo tanto, no se trata de tener un comportamiento asistencialista hacia los pobres, como suele suceder; es necesario, en cambio, hacer un esfuerzo para que a nadie le falte lo necesario. No es el activismo lo que salva, sino la atención sincera y generosa que permite acercarse a un pobre como a un hermano que tiende la mano para que yo me despierte del letargo en el que he caído”, agregó el pontífice en un mensaje que retoma toda su tradición social de ponderar los cambios “desde abajo” en vez de las ayudas que huelen a maquillaje.
En su texto, el Papa recuerda la reciente pandemia y lamenta que cuando el mundo empezaba a superarla “ha aparecido en el horizonte una nueva catástrofe, destinada a imponer al mundo un escenario diferente”.
La "superpotencia" que atacó Ucrania
Así, en una nueva y firme referencia al conflicto iniciado hace más de 100 días, el Papa sentenció que “la guerra en Ucrania vino a agregarse a las guerras regionales que en estos años están trayendo muerte y destrucción”.
“Pero aquí el cuadro se presenta más complejo por la directa intervención de una “superpotencia”, que pretende imponer su voluntad contra el principio de autodeterminación de los pueblos. Se repiten escenas de trágica memoria y una vez más el chantaje recíproco de algunos poderosos acalla la voz de la humanidad que invoca La Paz”, planteó. No nombró a Rusia, como infantilmente aún le insisten algunos sectores. Pero, queda claro: especialmente en el mensaje de hoy, a buen entendedor, pocas palabras.
“¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles”
“¡Cuántos pobres genera la insensatez de la guerra! Dondequiera que se mire, se constata cómo la violencia afecta a los indefensos y a los más débiles”, sostuvo el Papa, antes de enumerar algunas de las consecuencias concretas: “Deportación de miles de personas, especialmente niños y niñas, para desarraigarlos e imponerles otra identidad”.
"Millones de refugiados de las guerras"
Siempre hombre de esperanza, el Papa reconoció de todos modos los hechos que alumbran algo de humanidad en medio de la guerra: “Pienso en este momento en la disponibilidad que, en los últimos años, ha movido a enteras poblaciones a abrir las puertas para acoger millones de refugiados de las guerras en Oriente Medio, en África central y ahora en Ucrania”, dijo.
Para el Papa, “las familias han abierto de par en par sus casas para hacer espacio a otras familias, y las comunidades han recibido con generosidad tantas mujeres y niños para ofrecerles la debida dignidad. Sin embargo, mientras más dura el conflicto, más se agravan sus consecuencias”.
“A los pueblos que acogen les resulta cada vez más difícil dar continuidad a la ayuda; las familias y las comunidades empiezan a sentir el peso de una situación que va más allá de la emergencia. Este es el momento de no ceder y de renovar la motivación inicial. Lo que hemos comenzado necesita ser llevado a cumplimiento con la misma responsabilidad”, convocó luego.
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