La dialéctica de lo humano Eclipse de Dios, eclipse de lo humano
La siempre dialéctica alternativa que nos recuerda a un Sísifo agotado sobre sí mismo, a ese loco que huye porque ha matado a dios y la sombra le cae encima sin horizonte de salida, en su propia realidad cerrada y ultimada. Volver a lo humano es camino de conversión por el atajo de la ecología integral.
De vueltas con la dialéctica de lo humano
La alternativa viene de lejos, ya el evangelio la planteaba abiertamente: “no se puede servir a dos señores, o a Dios o al dinero”. La alternativa no admite ambigüedades. Recuerdo a finales del siglo pasado a mi profesor Ruíz de la Peña, en la cátedra sencilla de la pontificia en Salamanca, presentando el pensamiento antropológico cristiano en diálogo con nuevas antropologías, defendía el aserto del “eclipse de Dios, eclipse de lo humano”.
Desde el pensamiento y la praxis humana analizaba cómo lo que fue una cuestión tensional sobre Dios y la naturaleza, el hombre optó por la naturaleza. Pero la tecnología y su progreso sin límites, propuso el mercado como horizonte de lo humano y entregó lo natural al deseo de posesión y poder. Aventuraba él que la próxima dialéctica sería entre el ser y el tener, entre lo humano y la riqueza.
El falleció años después, pero dejó este avance profético, de que el olvido de Dios nos llevaría al eclipse de lo humano, primero subsumido en la pura naturaleza, entregando la historia a su visión cíclica y eterna en la repetición sin norte ni horizonte.
Más tarde vendría la dialéctica entre la tecnología, la riqueza y natural y lo humano. Aquí estamos plantados ahora en dilemas de elección: eutanasia, vacunas, comunicación… De fondo la nueva versión de Dios –el espíritu, lo trascendente, lo humano- o el dinero. No faltan filósofos con edad en búsqueda de verdad y profetas ancianos que analizan y siguen predicando en el desierto de una sociedad desnortada y desorientada, Adela Cortina, Papa Francisco… Pequeños oasis de lo humano, de lo natural, de lo trascendente, de la vida y su sentido.
Yo me agarro al sentido cristiano y humano de la pascua de resurrección para no perder mi esperanza y mi sueño, que también me lo explicaba el profesor Juan Luis Ruiz de la Peña… “el amor es más fuerte que la muerte… al final la última palabra no la tendrá la muerte sino la vida”. Así sea amén. Vacunas para todos, no me vale que “no hay humanidad sin dinero”.
José Moreno Losada.