la fe, la familia y los principios... pensar según Dios “Joven estudiante, sin papeles, pero con principios”
Échate atrás, maligno... tu piensas como los hombres no como Dios. Hoy en el contexto de una invitación en el tiempo de la creación para que fluyan la justicia y la paz como un río caudaloso, yo he bebido en sentir, el pensar y el actuar de un joven estudiante que ha llegado hasta nosotros. Lo que voy conociendo de él, me muestra ese nosotros universal y fraternal al que estamos llamados como ciudadanos cristianos en el mundo. Dejarnos hacer por estos testigo de vida, que piensan de otro de modo y viven con principios. No es mal camino para la verdadera ecología integral.
| Jose Moreno Losada
Arturo, Dios, la familia y sus principios
Junto a la comunidad parroquial hoy ha participado el joven Arturo, natural de Colombia que lleva casi dos años en España. Ha pasado por Cáceres, Fuentesaúco, Valencia y ahora ha venido a nuestra ciudad con deseo de permanecer. Llegó con diecisiete años, ya diecinueve, buscando avanzar como persona en nuestra sociedad. En soledad ha ido organizando su vida y va sobreviviendo, aunque aún no ha logrado la inserción legal en condiciones. Quiere estudiar, formarse. Su familia le apoya, desde su pequeñez, para mantenerse y él debe luchar para conseguir todo lo demás, le ha movido a desplazarse hasta aquí, tanto la economía, la vida se alcanza mejor en Badajoz, como la red de conocidos que tiene y que pueden darle cobertura de comunidad y cercanía familiar. Su entronque ha sido desde el movimiento de la Juventud estudiante católica. En la eucaristía ha sido él quien ha puesto voz a la oración de los fieles, su acento nos ha hecho más universales y más ecológicos en lo humano al recibirle y darle su lugar en la mesa de los hermanos. Junto a él deseamos que la casa común esté llena de caudales de justicia y de paz, de comunión universal.
Después hemos compartido la mesa, él y yo, momento de conversación alegre, fraterna y profundo. Él piensa y habla con facilidad y fundamento, ya tiene una novela publicada y tres cuentos, a la vez que ha tenido experiencia de trabajar como peón albañil algunos meses en la oscuridad de la economía y en la dureza del trabajo. Espera que sea muy pronto su regulación legal. Me admira su formación y su experiencia vital en tan pocos años, el peso de un proyecto de vida tan cuidado y tan abierto a lo nuevo, en el riesgo y en el compromiso. A lo largo de la comida ha soltado perlas de reino y de sentido de la vida de una altura colosal. Os traigo alguna.
Al comentarle que cómo se había sentido en la celebración y que yo lo había visto muy inmerso en ella, me comenta que para él la fe está siendo configuradora de su vida. Con ello es fiel también a una promesa que su madre le arrancó antes de alzar en el vuelo en una aventura tan arriesgada, le hizo prometer que nunca, pasara lo que pasara, se apartaría de su Dios. Me imagino ese momento trascendente y orante materno-filial. Ahora vuelvo a recordar sus gestos y posturas junto al altar y entiendo como en el credo, al proclamarlo, mantenía su mano derecha alzada y firme, como sello de compromiso creyente de su identidad con la verdad de Dios en las afirmaciones fundamentales de la fe.
El gesto me había interpelado en medio de la asamblea. Me comenta que él siempre ha creído y practicado con sencillez, pero que desde aquí está teniendo una profundidad que nunca tuvo allí, siente la presencia de Dios y la busca siempre, se da cuenta cuando se aleja y retoma el camino con decisión. Cuando llegó a Cáceres lo primero que hizo fue buscar un grupo cristiano de jóvenes en una parroquia.
Más adelante hablando de sus sueños y de lo que estaba descubriendo en el tiempo vivido en nuestro país me compartía como el primer sueño de lograr el éxito, el bienestar, la riqueza para él y su familia, se ha ido transformando y en el proceso, tiene claro que no está dispuesto a deshacerse de su personalidad, su interior, su pensar y sentir por el puro dinero o la economía. Me dice que no sería feliz, y me argumenta con la formación adquirida junto a su padre. Desde pequeño su papá, que viene de la dificultad y del dolor, le enseñó una clave que para él se convierte en estaca firme de sus decisiones y sus planteamientos: “Solo se ha de dar la vida por tres valores fundamentales: Dios, la familia y los principios de la persona”. Ahí está él por esa lucha con ideas claras, cerca del Señor, cuidando su fe, atento a su familia con la que conecta diariamente, digitalmente, para discernir y caminar juntos, y sus principios que los va manteniendo y conquistando, no sin lucha y esfuerzo como me explica por las muchas situaciones que hay ido pasando. Incluso sabe poner nombre a las tentaciones y luchas que le han ido surgiendo.
Entiendo que estos fundamentos de raíz y estructura le vienen de unos padres, que como él dice, han sido muy cuidadosos y temerosos cuando era pequeño, pero una vez ha ido madurando le dieron vuelo y le apoyaron para abrirse horizontes y cielos, sin miedo, pero con verdad y con fundamento en libertad conquistada. Me encanta escucharle cómo desde este modo de pensar y sentir, su personalidad, establece relaciones vivas y verdaderas con muchos jóvenes y está dispuesto a caminar y luchar con ellos por cosas que merezcan la pena. Viene con el deseo de ser activo y comprometido con los grupos de jóvenes estudiantes, mañana irá con acompañantes a mirar la posibilidad de insertarse en un módulo en algún instituto, Dios quiera que lo consiga y se inserte con paz en nuestra ciudad y en nuestra iglesia. Un grupo de jóvenes y de adultos, desde Cáritas parroquial y el movimiento estudiantil, estamos con él y deseamos ser comunidad viva para que pueda seguir viviendo junto al Señor, muy ligado a su familia y ejerciendo sus valores y principios en este ambiente juvenil, estudiantil y creyente.
Agradezco a Dios que hoy me ha hecho, junto a él, discípulo de la vida y me guardo sus lecciones en mi corazón, para seguir caminando. Lo usaré mañana cuando me suba al tren camino de Madrid para esta etapa de formación y profundización en mi ser y quehacer ministerial y sacerdotal. Así son los caminos de ida y de vuelta al Emaús de la vida y la historia.