"Esto es mi cuerpo que lo entrego por vosotros" El amor hecho carne: cuerpo partido y entregado para Juliana

El amor hecho carne:  cuerpo partido y entregado para Juliana
El amor hecho carne: cuerpo partido y entregado para Juliana

A vueltas con el milagro.  Hemos terminado la eucaristía celebrada en la mayor intimidad, con la familia de Juliana, y en ese mismo momento su tía Carolina ha recibido una llamada de ella, muy emocionada desde la UVI. La niña ha querido hablar tambien con su hermano Alejandro que tiene diez años; ha sido un momento de tabor, entre el dolor llorado y el abrazo glorioso. Se han saludado y han llorado juntos, Juliana desde su cama de hospital,tras recibir un trasplante de higado,  y Ale desde el altar de la parroquia en la que hemos orado a Dios Padre desde lo que estaba viviendo la familia  de esta niña querida.

Eucaristía y trasplante hepático

Juliana nació con un problema que tenía que ver con el hígado pero que no se le ha manifestado hasta hace poco más de un año. Parecía preocupante su carácter, sus modos de reaccionar, llegando incluso a tratamientos psiquiátrico y con dosis de medicina fuertes. La analítica al tomar estos fármacos mostró datos de transaminasas muy alto y al buscar la causa se detectan tumores en el hígado, que parecen producidos por una malformación congénita. Se empieza a entender que lo que había estado viviendo tenía su razón en esta causa biológica. Inmediatamente comienza la lucha por vencer esta dificultad y liberarla de esta situación de enfermedad y angustia vital, que le hace sufrir tanto y que tiene tan tristes a los que le rodean. Se buscan respuestas sanitarias, pero la que se ve posible y efectiva es la de un trasplante de hígado. Pasa a lista de espera, aunque no cero porque la situación está controlada y puede aguardarse un órgano que corresponda bien a su tipo y a sus necesidades.

Sociedad, profesionales y familia

Ayer tarde estaba ella tan tranquila en un club deportivo en tono de vacaciones, ocupando su tiempo y es buscada por su familia, porque se ha recibido esa llamada tan querida y esperada, en la que le comunican que hay un órgano de un joven que responde a las características de ella y que podrá ser trasplantada con urgencia. El órgano está dispuesto para ir hacia Madrid y ella ha de ponerse en camino. Imagino los sentimientos y emociones de ella y los suyos a partir de ese mensaje tan liberador y esperanzador. En Badajoz reciben con alegría la noticia de lo que está ocurriendo.

En la noche, a las doce, ya estaba preparándose para entrar en quirófano. El milagro se estaba produciendo con todo a favor. Hasta la coincidencia de estar dos grandes profesionales médicos Paco y Anne para la intervención, uno porque llegaba de vacaciones y la otra porque aún no se había marchado, los dos podrían intervenir juntos con su equipo especializado. Todo a favor, había que hacer ese trasplante, desde esa donación generosa de la familia de un joven, para esta adolescente que tanto desea vivir y sentirse libre en su cuerpo y en su mente.

Cuando vence la vida

Sus familiares adultos que están de vacaciones en tierra extremeña no duermen, están en vela, recibiendo continuamente mensajes que van comunicando las incidencias y los pasos que están ocurriendo en el hospital de Madrid. Los corazones laten al unísono sintiendo y queriendo lo mismo, vida en abundancia para esta niña querida y amada.  Contentos a la vez que muy nerviosos y en tensión. A las nueve de la mañana se recibe el mensaje más esperado. La intervención ha terminado, todo ha ido muy bien. Ella pasará sedada a la UVI y a esperar el proceso.  Se lo comunican a su hermano, ella habló ayer tarde con él un rato, pero sin decirle que la iban a intervenir, él se emociona como lo que es un niño y después se serena con sus tíos y primos. La llamada de esta tarde les vuelve a emocionar a los dos, pero ahora ella ya está trasplantada.

Celebrar, reconocer y agradecer

Los mayores se emocionan y agradecen lo que está ocurriendo. Hemos estado celebrando la eucaristía con la intención de unirnos a Juliana en estos momentos en la presencia de Dios. Hemos puesto en el altar todo lo que estaba sucediendo y las personas que estaban interviniendo: médicos, donantes, el joven del que ha extraído el hígado, familia. Hemos dado gracias a Dios por todo lo que hay de fraternidad en este hecho de vida tan fuerte y directo, tan cercano a ellos. Parecía extraordinario que, al recibir la bendición de la eucaristía, que había sido tan íntima como participativa, Carolina escuchara el tintineo de su móvil viendo que le estaba llamando Juliana con su móvil nuevo. Oír su voz, su deseo de irse a Gijón, sus emociones, el querer hablar con su hermano… todo parece sencillo, a la vez que extraordinario y misterioso.

Yo también me he sentido interpelado por este hecho de vida, por conocer a la niña y a su familia, por saber de su proceso y de todo lo que ha sufrido en este tiempo de enfermedad, que estaba solapada desde su nacimiento. Pero sobre todo por las estructuras humanas, políticas, profesionales, económicas, solidarias y generosas, que hacen posible estos milagros verdaderos de lo humano. Al consagrar y después partir el pan consagrado, no podía no sentir, que ese gesto hoy ha sido realidad en el quirófano madrileño con esta chica adolescente que comulgaba en su cuerpo con la donación de un hígado de un joven anónimo, que, a través de su familia, lo han hecho posible. “Partir” un cuerpo para dar la vida a otra persona en su cuerpo. Misterio de amor y de comunión para la eternidad. Reflejo de la eucaristía celebrada.

Tesoro y resurrección

La llamada de Juliana sin duda nos sabía a resurrección, a donación plena, a esperanza en lo humano y, desde ella, vislumbramos glorioso al joven del que donaron su cuerpo. Creo que no ha sido fácil introducir el órgano en el cuerpo de la joven, porque era más grande de tamaño que el suyo propio que le han extraído. Pensaba yo en la demasía del amor de Dios que le gusta hacer las cosas a lo grande.

El evangelio de hoy hablaba del tesoro del reino y de la perla preciosa. Hoy en el hospital una vez más alguien ha encontrado el tesoro para su vida y ha contemplado la perla preciosa del amor hecho carne y vida, sacando lo mejor de lo más duro. La eucaristía nos invitaba a vivir muy agradecidos por cada día, por cada instante y por cada gesto que es de ternura y de cuidado para los otros. Gracias Padre, por este misterio y esta eucaristía tan viva y llena de señales y emociones. Me reafirmo: trama divina, hilvanes humanos.

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