Adiós a las pesetas Las pesetas y los ajos... al hilo de Manos Unidas
Ahora o nunca...Ha llegado el momento, enterremos las pesetas con corazón. No estaría mal que las últimas pesetas que andan perdidas por ahí, y que no son pocas, acabaran dando vida a los que menos vida tienen, a los más pobres del mundo. Así lo quiere hacer Manos Unidas en una campaña que acaban de sacar a la luz para recoger las últimas pesetas en pro de proyectos contra el hambre en el mundo.
| José Moreno Losada
Ha llegado el momento, enterremos las pesetas con corazón. No estaría mal que las últimas pesetas que andan perdidas por ahí, y que no son pocas, acabaran dando vida a los que menos vida tienen, a los más pobres del mundo. Así lo quiere hacer Manos Unidas en una campaña que acaban de sacar a la luz para recoger las últimas pesetas en pro de proyectos contra el hambre en el mundo. Unir nuestras pesetas perdidas para que salven y encuentren a los desheredados de este mundo. No está mal acabar así con una moneda que tanta historia ha tenido en nuestro pueblo, cargada de sueños, éxitos, fracasos, alegría y tristeza, riqueza y pobreza...
Nuestra parroquia de Guadalupe en Badajoz, nos ponemos en colaboración con esta ONG católica para intentar llevar a buen puerto esta campaña. Los niños y adolescentes de nuestros procesos catecumenales se pondrán a la caza de la pesetas perdidas instando a padres y abuelos, a hacer una búsqueda precisa en esos lugares olvidados y escondidos, donde se pueden hallar restos de lo que fue nuestra riqueza y nuestro ahorro. Lo hacemos al hilo de la reflexión de qué son los pobres del mundo, de qué adolecen, porqué sufren y dónde están las causas de esa pobreza. A la vez que reflexionamos sobre la abundancia y los defectos de una riqueza mal digerida por lo que estamos en los más altos lugares de la economía. No quedará lejos la reflexión de que el dinero pasa y se funde con la nada, también tiene contados sus días y su valor, también es mortal. Como lo somos todos nosotros, que no nos llevaremos nada en esa frontera inexcusable.
La invitación una vez más será a tomar conciencia de la necesidad de cuidarnos y compartir unos con otros la vida y los bienes, sabiendo que en la fraternidad universal está el horizonte que hace posible nuestra paz y nuestra verdadera seguridad. Los niños lo tomarán como una aventura, ojalá los mayores estemos atentos y salgamos de nuestra comodidad, para una cosa tan simple y sencilla como buscar unas pesetas y entregarlas con la conciencia de que son, como nosotros, como la hierba y la flor del campo, que hoy es y mañana deja de serlo.