Podemos desarrollar en nuestros hijos la habilidad de ser felices. Lo dice Christine Carter, del Centro de Investigación para el Incremento del Bienestar de la Universidad de California. Lo explica a través de un libro situado en la intersección entre su cerebro y su corazón.

Desde su cerebro muestra las últimas investigaciones al respecto en los campos de la neurología y las ciencias sociales. Desde el corazón habla de su experiencia como madre.

La importancia de este asunto se pone de manifiesto al constatar que sólo la mitad de los padres/madres considera excelente la salud emocional y conductual de sus hijos. Y dos de cada tres temen que sufran de estrés excesivo como adolescentes.

Resumo las recomendaciones de C. Carter:

1. Los niños imitan a sus madres/padres, sobre todo los más pequeños. Procura, pues, ser feliz, si quieres que él lo sea. Y ten en cuenta lo que decía Carl Jung: “Nada ejerce mayor influencia psicológica en los niños que la vida que sus padres no han podido vivir”.

2. Los niños necesitan que se les establezcan reglas, se les cuide y supervise, se les integre en el trabajo doméstico, se les proporcione apoyo y consejo emocional, se les reconozcan los logros.

3. Pide a tu hijo esfuerzo, porque persistiendo en el esfuerzo alcanzará la victoria. En cambio ten cuidado con el perfeccionismo que puede paralizarlo por miedo a cometer errores.

4. Cultiva y refuerza la inteligencia emocional de tu hijo. Ayúdale a desarrollar vínculos de apego; a gestionar adecuadamente los sentimientos; a actuar con empatía; a sonreír.

5. Incúlcale hábitos que contribuyan a su felicidad.

Enséñale a ser generoso. A ser afable y desprendido. Enséñale la grandeza de la gratitud, el perdón y el optimismo. Porque las personas agradecidas son considerablemente más entusiasmas y se sienten más felices. Apuesta por el perdón, en lugar del rencor. Por el optimismo, en lugar del pesimismo.

6. Gestiona adecuadamente las órdenes. Evita el lenguaje autoritario. Déjale ver que tiene elección. Explica las normas. Demuestra empatía. Aplica la disciplina con guante de seda. Y enséñale la autodisciplina.

7. Presta atención a su entorno: la escuela, los amigos, la televisión, las redes sociales…

8. Cena en familia, practicando los pasos anteriores. Con alimentación saludable y con rituales que aporten satisfacción y alegría.

Añado una de mi cosecha: hazle ver que Dios ocupa un lugar muy importante en tu vida.

Es mi deseo para Victor e Irene, en su cuarto aniversario y en estado de "buena esperanza"