#LectioDivinaFeminista EL BAUTISMO DE JESÚS
ENERO 12/01/25 : Lc 3, 15-16.21-22
| Yolanda Olivera Alberca
El Evangelio de hoy nos recrea el Bautismo de Jesús de Nazaret y su misión expresada en el cántico de Isaías. Jesús se colocó en la fila junto a los pecadores y pecadoras, con este gesto expresa su necesidad de ser bautizado como todos los demás. Él no buscó un lugar de reconocimiento o visibilidad, pues tenía las condiciones para hacerlo. Sin embargo, lo encontramos junto al pueblo, buscando ser bautizado. Con su estilo de vida, buscó crear comunión, solidaridad e igualdad entre hombres y mujeres. Nos podemos imaginar ¿Cuántas mujeres estarían en la fila para ser bautizadas y así poder liberar sus dolores interiores y emocionales? Para que, después del bautismo puedan sentirse bendecidas, acogidas e hijas de Dios.
Juan dice: “Yo los bautizo con agua; pero viene él que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Juan evidencia públicamente su humildad y busca visibilizar la persona y la misión de Jesús de Nazaret. Él coloca a Jesús en el centro y expresa que el bautismo de Jesús será con el Espíritu Santo y el Fuego. Símbolos que acompañan nuestra Fe. ¿Dejamos que la Ruah Divina oriente, geste y caliente nuestros procesos de discernimiento y toma de decisiones?
En este texto encontramos la “teofanía trinitaria”, la proclamación oficial de Jesús de Nazareth como Mesías enviado de Dios. Es decir, el ungido, presenta su misión divina. Manifestado a través de “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”.
MODO Y ESTILO DE ACTUAR DEL SIERVO Y DE JESÚS DE NAZARET
En el cántico de Isaías 42 se “resume” la misión del Siervo, quien debe promover la justicia, el diálogo, el encuentro, la acogida, la compasión, la comprensión y la misericordia. Es decir “...no gritará, no clamará, no voceará por las calles… la mecha vacilante no la apagará, manifestará la justicia con la verdad”. Un camino y una misión, a la cual todos y todas estamos invitados/as, a ser hombres y mujeres de bien, erradicando y denunciando todos tipo de violencia y abusos presentes en nuestras relaciones.
Hoy en día ser misioneros/as de espacios seguros, de relaciones sanas es todo un desafío, porque requiere de un trabajo y de una conversión personal. Isaías, nos recuerda que Jesús de Narazert nos ha llamado y nos toma de la mano, con él tenemos que seguir haciendo alianzas de fidelidad para convertirnos en testigos de su amor.“Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas” . Seguro que varios de nosotros y nosotras tenemos hermosas experiencias, referente a lo lo que el profeta Isaías nos menciona. Nuestra misión es liberar, ser luz para los que están en la oscuridad. Ser un lugar seguro para los/as que están pasando por situaciones de riesgo.
En el Evangelio encontramos que el cántico de Isaías se ha cumplido en la persona de Jesús de Nazaret. Él no apagó las llamas vacilantes, ni acabó de quebrarlo lo que estaba roto, sino que se arriesgo a cuidar, proteger y reparar al que estaba perdido/a. Su estilo se relacionarse no fue el del grito, ni de la imposición o el de la violencia, sino el de la misericordia, la compasión y la hospitalidad. ¿Cuál es nuestro estilo de liderar, acompañar nuestras actividades pastorales, sociales, laborales e institucionales?
En varios textos del Evangelio encontramos que nos dice que “Jesús pasó haciendo el bien”. Siempre tuvo tiempo para los sujetos emergentes (los pobres), los excluidos, los niños, las niñas, los enfermos, las prostitutas. De él sí que podemos decir con verdad que fue constituido “alianza para su pueblo y luz para las naciones” y que abrió los ojos al ciego e hizo caminar a los paralíticos y hizo escuchar a los sordos. ¿Dedicamos tiempo a los fragilizados y vulnerables o calculamos nuestra hora cuando estamos con ellos y ellas?
hoy estamos llamados/as a reflexionar, sí estamos actuando al modo de Jesús. Sí somos capaces de arriesgarnos hasta entregar la vida promoviendo la justicia, el diálogo, la paz, siendo personas de alianzas y de comunión. Promoviendo relaciones sanas y seguras, erradicando cualquier conducta agresiva. Sí cuando vemos a una persona caída, rota, herida, víctima de cualquier injusticia, NO terminamos de quebrarla, SINO que buscamos protegerla y cuidarla. Sí cuando alguien que está a nuestro lado a punto de apagarse, por el dolor que vive como un pábilo vacilante, NO soplamos para que se acabe de apagar, SINO que hacemos lo posible por sostener, cobijar, abrazar desde las entrañas para que se pueda recuperar e integrar a la comunidad. Como bautizados/as, estamos invitados/as a ser testigos vivientes de la vida de Jesús de Nazaret.
Cerrar este tiempo de Navidad, nos recuerda que somos hijos e hijas vulnerables, necesitados/as de aprender a caminar juntos/as, a sostenernos a y dejarnos cuestionar por las situaciones de desigualdad que experimentamos todos los días. Jesús de Nazaret nos sigue llamando para ser Luz, puente, encuentro donde persiste el odio, la envidia y el egoísmo.
Yolanda Olivera Alberca -FMMDP