Sembrar con esperanza activa
Decía Gomez Caffarena que “no es concebible que nadie poseído mínimamente del espíritu del amor pueda decir un sí tranquilo a nuestro mundo y su estructura social”. Y concluía diciendo que el cristiano debe ser “radicalmente crítico de lo establecido, a la vez que constructivo”.
A los miembros de la Institución Teresiana que van a participar en su próxima Asamblea les animo a arrimar el hombro y a sembrar con espíritu crítico y constructivo. Aunque, a veces, cueste. Pero sabedores de que, como dice el salmo, “los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán”.
Les animo a hacerlo practicando la esperanza activa. Haciendo suyas las palabras de Benjamín González Buelta
Esperaré a que crezca el árbol y me dé sombra.
Pero abonaré la espera con mis hojas secas.
Esperaré a que brote el manantial y me dé agua.
Pero despejaré mi cauce de memorias enlodadas.
Esperaré a que apunte la aurora y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche de sus viejas sombras.
Esperaré a que llegue lo que no sé y me sorprenda
Pero vaciaré mi casa de todo lo enquistado.
Y al abonar el árbol, despejar el cauce, sacudir la noche y vaciar la casa, la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza.