El gobierno español ha comunicado su intención de aumentar los gastos de Defensa en un 80% para el año 2024.
¡Gastar un 80% más en armas y gastos militares!, cuando aumenta la desigualdad.
Más y más dinero para engordar los más de 4.000 millones de dólares que el mundo gasta al día en armas, al tiempo que mueren de hambre miles de personas, muchos de ellos niños menores de cinco años de edad.
Si rastreas la noticia en Internet comprobarás que ésta ha pasado desapercibida y que apenas se ha comentado.
Me duele el silencio de unos medios de comunicación que son y actúan como la voz de su amo.
Me duele que miremos para otro lado, fingiendo que no sabíamos, cuando la verdad es que no queremos saber.
Me duela pensar que un día mis nietas me hagan sentir vergüenza al preguntarme qué hice para evitar que mi país aumentara sus gastos militares al mismo tiempo que ralentizaba su apuesta por las energías alternativas y el desarrollo sostenible.
Lo más impresionante de esta noticia es que no es noticia. Como tampoco lo fue la llamada a la cultura de paz que hizo el Papa Francisco en su discurso del 8 de enero ante los representantes del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede. Lo dijo bien claro: “La promoción de la cultura de la paz para un desarrollo integral requiere esfuerzos perseverantes hacia el desarme y la reducción del uso de la fuerza armada”.
Me duele el silencio complice.