La integración propuesta por el Papa Francisco

El Papa Francisco ha lanzado el reto de “actualizar” la idea de una Europa capaz de dar a luz un nuevo humanismo integrador.

Robert Schuman, uno de los padres de la Unión Europea, dijo: “Europa no se hará de una vez, ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen una solidaridad de hecho”.

En este nuestro mundo atormentado y herido el Papa Francisco cree que es necesario volver a aquella solidaridad de hecho, a la misma generosidad concreta que siguió al segundo conflicto mundial.

Apela a la integración convencido de que los reduccionismos (y todos los intentos de uniformar) lejos de generar valor condenan a nuestra gente a una pobreza cruel: la de la exclusión. Y añade: más que aportar grandeza, riqueza y belleza, la exclusión provoca bajeza, pobreza y fealdad; más que dar nobleza de espíritu, les aporta mezquindad.

Precisamente las raíces de Europa se fueron consolidando, en el transcurso de su historia, aprendiendo a integrar las culturas más diversas.

Sabemos, dice, que “el todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas”, por lo que se tendrá siempre que trabajar para “ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos” (Evangelii gaudium, 235).

El Papa Francisco propone promover una integración que encuentra en la solidaridad el modo de hacer las cosas, el modo de construir la historia.

Una solidaridad que nunca puede ser confundida con la limosna, sino como generación de oportunidades para que todos los habitantes de nuestras ciudades —y de muchas otras ciudades— puedan desarrollar su vida con dignidad.

El tiempo nos enseña que no basta solamente la integración geográfica de las personas, sino que el reto es una fuerte integración cultural.

De hecho el rostro de Europa no se distingue por oponerse a los demás, sino por llevar impresas las características de diversas culturas y la belleza de vencer todo encerramiento.
Volver arriba