Un pueblo sin líderes morales
Son palabras dirigidas por Manuel Valls a un grupo de personas influyentes de Cataluña.
Un prestigioso empresario catalán había invitado a cenar a Valls para que explicara su proyecto a otros destacados personajes de la sociedad catalana. Un economista influyente, un ex vicepresidente del Gobierno, un notario, el presidente de uno de los principales bufetes de abogados y el director de un importante periódico.
Cuenta Salvador Sostres que los asistentes se quejaban, permanentemente, de los independentistas y de la supuesta falta de capacidad de diálogo del Gobierno.
Os quejáis de todo pero no habéis hecho nada. Sois la burguesía catalana, la élite del país, y no habéis hecho nada. Una burguesía que no lidera, que no guía, no es una burguesía sino un club de petulantes y de ricos, les dijo Valls.
La burguesía catalana no intentó influir en unos ni en otros. En lugar de hacer nada se limitó a lloriquear y dejar hacer.
Dejó que la antigua Convergencia se deshiciera en añicos al cargarse de corrupción y renunciar a la centralidad política.
Dejó que Cataluña se rebelara contra España, sin hacer nada por impedirlo ni apoyar ninguna alternativa constructiva.
Dejó que el populismo llenara la vida de las calles mientras ellos miraban para otro lado.
Unas personas influyentes que aman a su pueblo, y que quieren ayudarle a desarrollarse no pueden quedarse al margen de los problemas que surgen. Y si lo hacen pierden el respeto y la autoridad moral que debería caracterizar a un líder.
“Os merecéis la CUP y los CDR. “Todo esto es culpa vuestra. No habéis hecho nada”, les dice Salvador Sostres.
Se merecen lo que está ocurriendo, aunque no es para alegrase de ello. Se lo merecen porque cuando los líderes de un pueblo dejan de serlo condenan a su pueblo al caos. El caos que ahora hay en Cataluña. Y se condenan a sí mismos a las cloacas por no haber hecho nada por evitar el caos.
Hizo bien Manuel Valls en levantarse y marcharse de aquella reunión.
Hará bien quien tenga altura moral para ayudar a ese pueblo a salir del caos en el que está enfangado.