El riesgo de que todo valga

En el comportamiento social actual se observa, con frecuencia, que no hay diferencia entre lo bueno y lo malo. Lo bueno es, simplemente, aquello que uno decide hacer.

Ocurre, también, que no hay referentes claros a los que identificar con aquello que está bien o mal. Porque los personajes públicos no destacan, precisamente, por su ascendente ético.

Siguiendo la ley del péndulo se ha pasado de una sociedad muy autoritaria a otra en la que se tolera cualquier cosa. Y, mientras no le afecte a uno, todo parece aceptable.

Aquella sociedad repleta de trabas y tabúes era asfixiante. Pero la solución no es el “todo vale”. Porque la autoridad ni puede ser una imposición ni dejar de existir sino que debe ser una guía de actuación.

Al cambio social ha contribuido un modelo educativo que ha devaluado la autoridad y ha menospreciado valores como el respeto, el orden, el trabajo bien hecho o el rigor. Un modelo que no fomenta el espíritu de abnegación, de responsabilidad, de disciplina y unas reglas de convivencia claras y llevadas a la convivencia diaria.

Y ha contribuido, también, el entorno familiar, que es donde la persona se socializa. Resulta que, con frecuencia, los padres dan a los hijos todos los caprichos que piden para compensar su falta de dedicación. Y se produce una falta de autoridad a la que el niño se habitúa.

Soluciones?

Educación en valores. Destacar la importancia de la educación en el bien y en la búsqueda del bien. Describir qué es y defender su implantación tanto en nuestra vida personal como en la vida social.

Y !predicar con el ejemplo!
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