El cine a través de los ojos de la Teología Si todos los cristianos siguieran a Jesús con la misma determinación que Enzo Ferrari, todos seríamos santos

Ferrari
Ferrari

Tal vez "Ferrari" no haya sido la mejor película que ha llegado a los cines españoles en enero, pero desde luego es la más vibrante y la que estoy seguro que ganará un estatus de 'culto' cinéfilo con el tiempo

Una escalofriante y conmovedora ópera biográfica que, con su conciso arco narrativo, se convierte en una obra brillante e intoxicante

Desde el punto de vista de la teología, hay una certeza: esta película, con su brutal honestidad, es la vida tal como es, con o sin Dios

Tal vez “Ferrari” no haya sido la mejor película que ha llegado a los cines españoles en enero (me reservaría eso para “Sala de profesores”), pero desde luego es la más vibrante y la que estoy seguro que ganará un estatus de “culto” cinéfilo con el tiempo.

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Un rojo vigoroso y denso recorre este “Ferrari”; y lo hace de muchas maneras impresionantes en una escalofriante y conmovedora ópera biográfica que, con su conciso arco narrativo, se convierte en una obra brillante e intoxicante. La emoción, incluso la estoicamente oculta, es turbulenta en los hilos del suspense doméstico y de la cruda competición, y los detalles son exquisitos, ayudando suavemente a que lo que volcánicamente sucede bajo la estimulante superficie sea el oscuro motor de una historia activa, visceral, épica e íntima que, en ciertos momentos, nos hace suspirar, cerrar los ojos y lagrimear.

Adam Driver insulta a un espectador que pregunta sobre la película 'Ferrari'  | Auto Bild España

Driver es solemne, vivaz y convincente en su calculado maquiavelismo caliente y frío dentro y fuera de la esfera profesional; Wooley decepciona; Dempsey es deliciosamente socarrón; pero Penélope Cruz es eléctrica y domina todo a su alrededor cuando aparece con amargura, pasión, malicia, ira y tristeza patente o, sobre todo, latente. La ingeniosa fotografía se centra en los escenarios italianos y en el clasicismo; las cámaras son austeras mientras gravitan, acercándose y alejándose; por último, el deslumbrante montaje lo une todo con gusto.

"Penélope Cruz es eléctrica y domina todo a su alrededor cuando aparece con amargura, pasión, malicia, ira y tristeza patente o, sobre todo, latente"

Desde el punto de vista de la teología, hay una certeza: esta película, con su brutal honestidad, es la vida tal como es, con o sin Dios. Es un choque entre dos vectores que se mueven en direcciones opuestas: la inclemencia, la contradicción y la frialdad, y la bondad, la compasión y el amor. Caos (de la supervivencia como resultado del instinto) y orden (de la Supervivencia como efecto de vivir en una gracia tierna que da sentido a este choque).

Si todos los cristianos siguieran a Jesús con la misma determinación que Enzo Ferrari lo hizo en el automovilismo, todos seríamossantos. Pero no lo somos. Somos desconfiados en nuestra fe; resignados en nuestra alegría; melancólicos en nuestra esperanza y mediocres en nuestro amor. En resumen: somos incapaces de articular la vida en el Señor con la vida ordinaria por miedo al precio de la felicidad que se expande (incesantemente y por tanto hacia lo desconocido) en el aludido amor. Esto es un gran sinsentido. Pero sí: ¿dónde está nuestra determinación; la aceptación de que la libertad para la misión tiene un precio; y que la vida es un drama divino-humano?

Ferrari (2023) - Filmaffinity

"Desde el punto de vista de la teología, hay una certeza: esta película, con su brutal honestidad, es la vida tal como es, con o sin Dios"

¿Ya nos hemos dado cuenta de que la felicidad no viene de satisfacer nuestras propias necesidades (pero hagámoslo por los que no pueden por si mismos), sino de ser necesitados? ¿Y de ser necesitados sobre todo por Dios? Sí: Dios quiere necesitarnos, para que amemos lo que Él ama; para que nos liberemos de las ataduras del “ego” y, de una vez por todas, cambiemos nuestras imágenes caricaturescas de Él por las que nos ha dado Aquel que resucitó en el Calvario por el afán de amor que Le hizo llevar el mundo a hombros de su corazón (como parece hacer Enzo en esta obra). Sí: vamos a caer y a salir heridos en ese camino. ¿Y después qué? Mientras crezcamos...

El amor de Dios en nosotros no nos impide pecar, pero garantizo que lo hará doloroso para quien no tenga un corazón de metal, por muy cromado que esté. Para ello, no debemos correr de frente contra el mal, sino cultivar el bien que ahoga las causas egoístas de ese mal. Hacer esto no es permanecer inmóviles y mudos; es entrar en el Silencio que es la fuente de la verdadera Palabra, pronunciada sublimemente en la Hermosa Liturgia. Sin embargo, a veces pienso que las formas habituales de rezar se han convertido en el cementerio (yermo y deshabitado) donde se está enterrando (obsesiva y trágicamente) la auténtica oración cristiana.

(EE.UU., Reino Unido, Italia y China; 2023; dirigido por Michael Mann; con Adam Driver, Patrick Dempsey, Shailene Woodley, Penélope Cruz e Tommaso Basili)

Ferrari: Race to Immortality | Fueradeserie/cultura | EXPANSION.com

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