David López Royo Partiendo de un sueño
No debemos olvidar nunca los ciudadanos que somos nosotros los titulares del poder constituyente y que no son los políticos. La soberanía nos pertenece, que no nos la terminen secuestrando
Los momentos históricos que nos están tocando vivir refiriéndome al presente son cuanto menos extraños. Estamos sumidos en un camino complicado; pero no podemos sucumbir a la desesperación, aunque infinidad de personas se hallen en una situación complicada a consecuencia del conflicto bélico en las puertas de Europa. Una Europa que parece que ha vuelto a tener la necesidad de estar más unida y ser más coherente consigo misma. Esperemos que esta energía surgida de una triste constatación, la invasión de Putin de un país libre y soberano no termine siendo al final un espectáculo teatral nocturno en donde hay infinidad de rostros complacientes; pero que, cuando concluye la función, cada cual toma caminos diferentes, cuando lo más deseable sería tomar el camino conjunto de fortalecer una Unión Europea Federada, los Estados de la Unión Europea. Este es nuestro sueño para Europa y para Ucrania.
Hoy, vamos, desde el jueves pasado, en fin, desde hace un mes, viene siendo noticia el Partido Popular; pero son estos últimos cuatro días que los medios de comunicación han dedicado portadas y artículos a un partido político que tiene una gran importancia en nuestra configuración democrática. La propia Constitución Española en su artículo 6 avala la necesidad de que existan partidos políticos democráticos, lo cual significa, que apoya sin medidas -nuestra carta Magna- a los partidos que tienen a la Constitución como parte de su adn. Es muy clara la redacción del mismo “los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deben ser democráticos”.
La existencia de partidos políticos está intrínsecamente en la propia Constitución y, por tanto, son parte de un Estado Social, Democrático y de Derecho.
Que el Partido Popular haya comenzado a enderezar una crisis es bueno para la democracia, como en su día el PSOE también supo reconducir una situación tensa y delicada. La desaparición de estos partidos hubiera supuesto una crisis de gran calado en nuestra realidad política y social.
Lo cual me lleva a que mi sueño se haga realidad, ambos han pasado crisis recientes, ambos son partidos de gobierno, ambos son conscientes de la gran crisis económica que nos puede arrastrar a un precipicio de caída libre, ambos tienen la obligación de ponerse de acuerdo y de llegar a grandes pactos de estado. El adn de la Constitución se lo reclama.
Nuestra Constitución dice claramente en su artículo número uno “España se constituye en un Estado Social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la liberad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”
¿Verdad que es muy clara nuestra Constitución?
Como Estado Social hay que acudir al artículo número diez porque es en éste donde queda muy clara esta dimensión “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respecto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España”.
La relación al Estado Democrático no puede pasar inadvertida, por lo esencial que supone para nuestra convivencia, lo escrito más arriba en referencia al artículo número 1 por cuanto su significación concisa y clara implica la participación de los ciudadanos en el poder. ¡Atención! nuestros representantes políticos son eso, representantes para ejercer sin clientelismos políticos la misión de servir a los demás, no son nuestros jefes a los cuales no podemos cuestionar. Debemos exigirles.
Siempre, siguiendo nuestra Carta Magna, ésta es muy clara al respecto, los artículos número 9.2 y número 23 lo manifiestan con nitidez. “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”. “Los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las leyes”
La dimensión Estado de Derecho se puede decir que es una perla que adorna a la Constitución dándole un valor incalculable, ya que lo que significa es que supone una limitación del poder del Estado por el propio Derecho. Fijémonos, limitación del poder, esto es esencial para que los ciudadanos no terminemos siendo apartados de nuestra libertad. Por esta razón la libertad es connatural al principio democrático.
Es bueno que el Partido Popular salga reforzado del Congreso extraordinario que terminan de celebrar, como bueno fue en su día que saliera reforzado el Partido Socialista Obrero Español.
Y desde luego, que un partido político salga reforzado, supone que quiere salir también, legitimado por sus bases, para alcanzar un día el objetivo de gobernar un país y para defender sin miedos lo que artículo número dos de la Constitución nos dice: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.
Hoy, mi sueño es que existan grandes pactos de Estado entre el PSOE y el Partido Popular; pero si esto no se da o es imposible por la incapacidad democrática de las partes o de alguna de las partes, mi sueño, como ciudadano español, y ateniéndome a la Constitución Española por ser mi carta Magna, es que se celebren elecciones generales y según los resultados se pueda construir un sueño que afiance los valores constitucionales y el camino para lograr que Europa sea más Europa.
Hay que ser conscientes que gobernar es una tarea muy difícil; pero en democracia un político tiene que creer sin engañarse a si mismo lo que la Constitución nos deja muy claro. No estamos en un estado particular, según la visión personal que pueda tener el político, estamos en un Estado social y democrático de Derecho, porque, como muy bien dice el artículo 1, 1)-2) “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado y que la forma política del Estado Español es la Monarquía parlamentaria”.
No estamos para perder el tiempo, no al menos los ciudadanos de este país, debemos exigir que el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español busquen, sin pérdida de tiempo, puntos de encuentro que, desde el entender mayoritario de las personas que formamos parte de esta nación, sí existen.
A estas alturas Pedro Sánchez tiene un gran homólogo en el Partido Popular, una persona con experiencia de gobierno y con grandes éxitos cosechados fruto de una siembra pausada, tranquila, serena, pero bien trabajada que ha sabido arar la tierra para que ésta de buenos frutos.
¿Qué miedo puede tener Sánchez a pactar con alguien que sí entiende de gobernabilidad y de hacer gobierno? ¿no podrían hacer el esfuerzo de labrar una tierra dispuesta a dar lo mejor de sí misma? ¿están estos labradores dispuestos a ello? y más ¿son Pedro y Alberto los labriegos adecuados para roturar la tierra?
Pronto, muy pronto, sabremos si el sueño se puede hacer realidad, porque si uno de los paisanos no desea hacer los surcos que el terreno precisa quedará en evidencia; así que lo que nos tocará a los ciudadanos, amparados en la Constitución, de nuevo, es que volvamos a ejercer nuestro derecho libre e independiente de acudir a las urnas y votar.
No debemos olvidar nunca los ciudadanos que somos nosotros los titulares del poder constituyente y que no son los políticos. La soberanía nos pertenece, que no nos la terminen secuestrando.